Ellos, 'Acorralados', los animales, 'acojonados'

Mismo plató, mismo dúo conductor (JJ-Sánchez Silva/¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?), mismo registro. 'Acorralados' es un intento descarado por explotar el experimento de corporativizar los realities para rellenar la parrilla de Telecirco hasta próxima entrega de 'Gran Hermano'. Obviamente, entre Honduras y Asturias hay pequeñas diferencias. Pero todo sigue un mismo patrón: en lugar de isla, hay casona; en vez de pescar tienen que “cazar” gallinas; el establo hace las veces de palapa y la entrada triunfal se produjo en carromato en lugar de en helicóptero. Pero por encima de las diferencias, un supuesto objetivo -la supervivencia- como cortina de humo para vendernos tres meses de grescas, polémicas y autoflagelaciones públicas de una serie de personajes dispuestos a la degradación y la autohumillación todo con tal de asegurarse una 'Noria' o un puesto de portera en 'Sálvame'. Por lo demás, no hay paisajes idílicos ni cuerpos en bañador.

Pocilga, estiércol, letrina. Son términos que aparecían en una de las ráfagas, anunciándonos las situaciones a las que los concursantes deberán enfrentarán en las próximas semanas. Pero bien podrían valer para calificar el programa. El número de las plumas y las duchas fue realmente revelador, profético. Ni 'El Castillo de las Mentes Prodigiosas', ni 'Hotel Glam', ni 'Confianza Ciega'. 'Acorralados' tiene todos los números para convertirse en lo más casposo que ha parido la televisión. Empezando por sus participantes... ¿quién es toda esa gente?

Los vídeos de presentación que, como dice un amigo mío muy docto en cuestiones catódicas, deberían ser admitidos como nuevo género televisivo, se hicieron más necesarios que nunca. La cantera de 'Mujeres, Hombres y Viceversa' no para de producir nuevos cracks del género freak, como ese tal Reche y su incomprensible táctica de “soy irresistible”. Bastante cuestionable la carrera de actor de Raúl Hidalgo, de quien sólo sabemos que era un pelma. Literalmente. Blanca de Borbón, afirma ser familia del Rey (no de Bárbara, del otro, del Campechano). Pero yo creo que es Pocholo con un blusón, que se les ha colado en la casona. Bárbara Rey es multitarea: lo mismo te hace una revista, como compromete la seguridad nacional con un vídeo como que le planta cara a la madre de Aída con su técnica de koala, como narraba JJ. ¿Acróbata Vaginal? El clásico empresario ya no tiene cabida en los realities. Ahora se llevan los trabajos de riesgo, como aquel, o ladrón de furgones blindados. De Leticia con c no hablo hoy, porque tengo en mente un post solo para ella, la inmensidad de su persona, vida, obra y milagros y su melena. Sólo quiero decir que me pareció lo más grande que la voz en off de JJ de su vídeo de presentación dijera: “se la conoce por seducir a niños” y ella tan pancha, poniendo carazas. A decir verdad, todo su vídeo fue increible.

Queda por ver si además le podría a suponer un problema a Telecinco y acabe por empeorar aún más su imagen como medio de comunicación. Porque, ¿cuánto van a tardar en freirles a denuncias las asociaciones protectoras de animales? De hecho, Los Verdes-Grupo Verde de Asturias ya están mirando el programa con lupa. Y seguro que después de ver el estreno ayer, se movilizarán para salvar al gallo Jasper, que, en manos de la madre de Aída, parecía el clásico gato blanco del malo, que acaricia mientras trama planes para dominar el mundo. También deberían explicarle que los gallos tienen dos patas, y no cuatro, ya que ella aseguró que con los cuadrúpedos, señalando a Jasper, se llevaba muy bien.

Aún así, el nuevo reality fue el triunfador de la noche, con un 20.3%, según publica vertele! Y por supuesto seguirá triunfando, ya se ocuparán de ello la plataforma de programas que se alimentarán de sus polémicas de aquí hasta que acabe. Lo único bueno de verlo fue escuchar los comentarios de JJ. Desde ya, deberían sustituir a esas risas enlatadas tan fastidiosas. Podrían empezar con 'Cheers'... Alomejor así consiguen recibir, al menos, una buena crítica. Lo mejor de la noche, recuperar a Carolina (GH), sus gracietas y su flequillo.

Lo peor: tener que volver a ver la cara de Aída llenando un plano. Los pelos como escarpias. Por no hablar de la mirada de mala malísima de la madre que la parió y su gallo-gato Jasper.

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