“Arrow”: solo con abdominales no basta

La serie de superhéroes de CW (emitida en España por Calle 13), tiene poco o nada que ver con el cómic en que está basada. Aunque comienza fuerte, acaba convirtiéndose en un “Dallas” de medio pelo en cuanto deja de lado la trama principal y se centra en unos mediocres secundarios

Desde el primer momento el mensaje fue claro: un poster en las paradas de autobús nos anunciaba un macizo semidesnudo con cuatro flechas a la espalda. Luego te acercabas a leer y no era un anuncio de calzoncillos o perfume, si no la última serie de televisión basada en superhéroes, en concreto en Green Arrow, de DC Comics (publicada en nuestro país por ECC Ediciones).

*Green Arrow en los comics. Publicado en España por ECC Ediciones

En la obra original nos encontrábamos ante un héroe “social”, activista de izquierdas, defensor de los derechos civiles y de los desamparados. En la serie, vemos un justiciero que tiene como única motivación una lista en la que figuran nombres de criminales que han de ser castigados. La noche y el día. En común, tan solo la isla donde forjó su habilidad con el arco.

Sin embargo, los primeros capítulos de la serie cumplieron con creces las expectativas de todos: adrenalina a raudales, peleas dignas de Jason Statham en Transporter, la inclusión de personajes del comic y esos momentos de desnudez gratuita dedicados simplemente a contemplar la portentosa anatomía de su protagonista Stephen Amell. Al acabar cada episodio, esperabas la llegada del siguiente para ver quién sería el próximo de la lista en ser “tachado” y cuántos de sus secuaces caerían abatidos por las flechas del arquero. Porque a diferencia de otros cruzados enmascarados, Green Arrow no tiene problema alguno en matar a sus objetivos, lo que es un tanto a favor, ya que lo convierte en un atractivo antihéroe.

El problema surgió cuando los secundarios comenzaron a tomar protagonismo. Los actores son mediocres e inexpresivos, sobre todo el antiguo amor del encapuchado, una especie de “muñeca hinchable humana” con un solo registro, o el padre de ésta, un ridículo detective con morritos de botox. Sus tramas son aún peores y sin interés alguno, convirtiéndose en eternos períodos de espera entre cada misión del justiciero. La serie se va transformando en unos capítulos, de comic visual a una especie de Dallas de medio pelo. Ya ni la salvan las habituales sesiones de gimnasia del protagonista que, por estar tan metidas con calzador, adquieren ciertos tintes de ridiculez.

Lo más incomprensible es cómo se han ido eliminando progresivamente los elementos superheróicos, ya que está plenamente demostrado que funcionan en la actualidad, con películas de recaudaciones multimillonarias como Los Vengadores o en proyecto, como La Liga de la Justicia (comic del supergrupo del que forma parte el arquero). Aunque según parece, estos aspectos volverán en el último tramo de la temporada con la inclusión de personajes como Speedy (el escudero de Green Arrow).

Así que por favor: más peleas, más disfraces y más villanos. Arrow ha de ser esa serie que simplemente nos provea de entretenimiento puro, que no nos haga pensar mucho y que consiga que nos olvidemos, al menos por un rato, de dramas sociales, sobresueldos políticos y duques mangantes.

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