‘Black Mirror’ 3x01 Review: ¿me das un 5 después de leerme?

PorDavid MarañónDavid Marañón

Si fuera la protagonista del primer capítulo de ‘Black Mirror’ bien podría decirte esto para poder conseguir mis 4,5 puntos y así ser aceptada socialmente, tener una vida ejemplar y conseguir una casa que puede ser la de mis sueños – o los sueños del resto del mundo al ser todos iguales -. Por desgracia, se trata de una realidad que no se diferencia demasiado de la nuestra, y ahí es donde radica el éxito de esta serie, en lo poco que nos cuesta imaginarnos que lo que nos están mostrando en pantalla antes o después acabará pasando. Pero este capítulo, en concreto, es de los que más se acercan a la realidad que actualmente estamos viviendo. Yo mismo me vi identificado en muchas ocasiones – la escena de la cocina donde coloca todo perfectamente para que parezca lo más delicioso y elegante posible es una manía existente de Instagram que la mayoría hemos hecho – y sentí repulsión por todo lo que conllevaba moralmente este capítulo.

La falta de escrúpulos que tienen a la hora de mentir sobre sus vidas hace que la duda se siembre en nuestras cabezas: ¿hasta qué punto las RRSS pueden ser tan enfermizas como para llevar una doble vida sin ni si quiera ser conscientes de ello? Y es que la protagonista del primer episodio - excelentemente interpretada por Bryce Dallas Howard, todo hay que decirlo – se cree su propia mentira hasta el punto de que la boda donde va a ser Dama de Honor para ella es el evento más importante del mundo, cuando ni si quiera la que se supone que es su amiga le importaba, hasta que reapareció en su vida. Maneja todo con una frialdad que choca con el sentimiento que le pone después a todo el viaje hacia la isla donde se casa la que es su amiga de la infancia. ¿Pero existe el mismo sentimiento en la ejecución del capítulo?

La premisa se hace querer, o al menos en mi caso, no porque me guste, sino por la nostalgia que me ha invadido al recordar los MeowMeowBeenz de ‘Community’. Pero hasta ahí, es el inicio de temporada de los tres que ha habido más flojo hasta la fecha. Siempre se quedan a medio camino durante todo el episodio. Donde podría haber una bofetada moral a las que ‘Black Mirror’ nos tiene acostumbrados, hay una vuelta a lo mismo que hemos visto diez minutos atrás. A veces, el capítulo roza la comedia por lo irreverente de las situaciones que le tocan vivir a la protagonista, pero la intención no es esa ni mucho menos – o eso espero, si no, he entendido mal el capítulo -. El personaje no evoluciona hasta los dos últimos minutos finales, cuando ni si quiera tiene motivos para ello. Parece que va a estallar, pero siempre termina por calmarse. Y eso se nota en lo metido con calzador que está ese final que desahoga, relaja, pero no termina de convencer al espectador de lo mala que es la dependencia a las Redes Sociales.

Aun así, y ya lo iré comentando en el resto de capítulos de la temporada, el matrimonio Netflix – ‘Black Mirror’ es de lo mejor que le podía pasar al panorama seriéfilo actual. Que no sea el mejor inicio de temporada no quita que siga siendo un capítulo de un nivel muy por encima de la media de series de actualidad, y eso, con una fórmula que parece de fácil desgaste, es muy complicado.

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