'Castle' 7x21 Review: un vuelo Oceanic, Elsa Pataky y serpientes amarillas

Por María HernangómezMaría Hernangómez

Volvemos a ver un vuelo de Oceanic, pero esta vez en ‘Castle’, que ha querido rendir su particular homenaje a ‘Lost’, y cambiando el vuelo 815 era el 57, otro número que los seguidores de ‘Perdidos’ recordarán. Pero no, no vamos a ver a Jack gritando “We have to go back!”, sino a Castle, con su hija Alexis, intentando averiguar si su avión se estrellará como ocurrió con los supervivientes más famosos… ¡comenzamos!

Las turbulencias sin sonrisas, son preocupantes

Ya sabemos algo más cuando volemos: si hay turbulencias y el personal de vuelo no sonríe, malas noticias. A esa conclusión llega Castle cuando el vuelo que les lleva a Londres empieza con turbulencias y el personal de vuelo mira con preocupación. Aunque en un principio, el escritor está más molesto porque su hija no le quiere acompañar a la Sociedad de Sherlock Holmes que por los movimientos del avión.

¿Y qué se hace cuando viajas en primera clase y eres Castle? Ir a hablar con el personal de vuelo y que te cuenten que ha desaparecido el agente federal que viaja en el avión, Kyle Ford. Sí, ha desaparecido en un avión y no le encuentran por ningún lado, por lo que la piloto le pone al mando de la investigación y ella se encierra en la cabina por protocolo antiterrorista.

¿Serpientes en el avión?

Además de todos los guiños que vemos en este capítulo de ‘Castle’ a ‘Perdidos’, también parece que han querido recordar a... ¡Elsa Pataky y sus ‘Serpientes en el avión’! El escritor baja a mirar a la bodega y se encuentra de frente con una serpiente amarilla y acaba descubriendo que varias maletas están abiertas y que… el agente Ford está encerrado en una caja de equipaje, por supuesto, muerto.

Lo más preocupante del caso es que el protagonista no tiene su arma reglamentaria. Por ello llaman a Becket para pedirle consejo gracias al maravilloso wifi del avión (es lo que tiene viajar con una compañía como Oceanic, te puedes estrellar, pero tienes wifi).

No podía faltar la amenaza terrorista (aunque sea falsa)

Gracias a unos encantadores recién casados (que no paran de hacerse selfies), descubren que el agente Ford estuvo mirando en la maleta de alguien sentado al final del avión, no en primera clase como él. Se fijan en el pasajero que va sentado cerca del compartimento: ¿se trata de Isadore Baldon o no? Gracias a la ayuda de Becket descubren que el verdadero está en Nueva York y que le robaron el pasaporte días atrás.

Ya tenemos caso.

No hay que olvidar que gracias al capítulo de la semana pasada, hemos descubierto (y él también) que Castle ha trabajado para la CIA. Así que no es de extrañar que sepa sacar huellas de un vaso del presunto culpable que -como no podía ser de otra manera- se trata de un ciudadano sirio, Aiman Haddad, que estudia en Nueva York pero que no puede viajar al estar afiliado al ISIS y su compañero de habitación dice que es extremadamente religioso.

“Lo saben y todo acabará pronto”

Pero si además, cuando se acercan a ti sales corriendo, te encierras en el baño y llamas a alguien para decirle: “Lo saben y todo acabará pronto”, no es que parezcas de lo más inocente. Pues lo es, porque resulta que tras registrar su equipaje -donde no hay nada- e interrogarle, llegan a la conclusión de que sólo quería viajar a Siria porque su madre se está muriendo.

Por otro lado y gracias a su declaración, descubren que el agente Ford estaba mandando mensajes pero no desde su móvil oficial, sino desde otro. ¿Cómo lo encuentran? Gracias al maravilloso wifi del avión de Oceanic. Lo activan por control remoto, encontrando mensajes un poco subidos de tono, pero que después empiezan a volverse peligrosos, al amenazarle con derribar el avión. Cortinilla con la música de ‘Lost’ y…

¿Todo por celos o venganza?

Anteriormente, Alexis había descubierto, con la ayuda de Lanie y el wifi del avión, que el asesino era zurdo. Así que deciden pasar el formulario de inmigración para ver quién lo es. Mientras tanto, Becket no se separa de la pantalla del ordenador para ir siguiendo el vuelo hasta que se entera que el teléfono desde el que se mandaban los mensajes era prepago. Se compró por internet y se recogió en el aeropuerto antes del vuelo. Tienen el nombre de la tarjeta de crédito y pertenece a Marilyn Singer, ex ejecutiva de Oceanic que fue despedida y ha perdido el juicio que interpuso. Nadie mejor para querer derribar un avión por venganza, ¿verdad?

Ninguno de nosotros volvería a coger un avión de la compañía que nos ha echado de malas maneras, pero si sospechas que tu novio te es infiel, lo haces. Y además con peluca y gafas de sol. Resulta que era la novia del agente Ford, lo que la hace más sospechosa. Además dice que ella ni compró el teléfono ni mandó los mensajes para provocar a su pareja… Castle la cree, pero tiene que demostrarlo.

Ni Perdidos ni nada, todo por un reloj

Gracias a la ayuda de Esposito y Ryan (qué poco considerados están) descubren que el agente Ford recibió una transferencia de 9.950$ antes del vuelo y que ningún compañero le había cambiado el servicio. El dinero se lo ha transferido Victor Kristoph Dietrich, un empresario alemán al que Becket interroga y que acaba confesando que había sido por seguridad.

¿Qué seguridad? La de un reloj de 13.3 millones de dólares que lleva en la muñeca y que iba a ser subastado. Así que ni terrorismo ni nada. Solo una cuestión: para cambiar los asientos, coger la tarjeta de crédito y comprar el teléfono, debía ser alguien de dentro, ¿quién? La azafata Debbie, quien lleva 30 años en Oceanic y a quien quieren jubilar sin pensión. Ella para dar un escarmiento al becario, que cada semana chuleaba del reloj que llevaba, lo durmió, se lo robó y lo cambió por otro. Gracias a Alexis, acaba entregando el arma con el que les estaba apuntando.

Final feliz, con Castle contento porque su hija va a anular sus planes para estar con él, y nosotros enterándonos que la indemnización que dieron a los personajes de ‘Perdidos’ ha hecho que los recortes en Oceanic lleven a sus empleados a complicar así un vuelo…

Otro capítulo autoconclusivo y divertido, sobre todo para los amantes de ‘Perdidos’. Al parecer todas las historias de esta temporada está finiquitadas, ¿con qué nos sorprenderán en la season finale? ¿Habrá renovado ya Stana Katic su contrato? Aunque el capítulo de la semana que viene no nos va a responder a estas preguntas, sí volveremos a recordar otra serie: ‘Cosas de casa’, con Steve Urkel en plena acción.

Aquí os dejo la promo del próximo capítulo, que ya es el 22 y va quedando menos para el fin de fiesta.

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