‘La Caza’ 3x05 Review: El último gran movimiento de Stella Gibson

‘La Caza’ 3x05 Review: El último gran movimiento de Stella Gibson

Redacción

Por Jesús López Reina

Estamos en la recta final de ‘La Caza’ y a dos episodios del desenlace era lógico que se empezaran a atar ya algunos cabos sueltos. La infancia de Spector, los posibles motivos que despertaron su sadismo y, lo que es más importante, la verdad sobre su supuesta amnesia.

Como si Paul Spector fuera a dar un gran salto al vacío, en el capítulo titulado ‘Wounds of deadly hate’, el psicópata se encuentra al borde del abismo, del que precisamente se despierta en mitad de una pesadilla. Del ‘enganche’ que nos tiene acostumbrados esta ficción de la BBC nos lleva ahora a una tensión derivada del posible último resquicio del que se podía servir la comisaria Gibson para hacer justicia.

¡Spoilers!

Spector narra al Doctor Larson su terrible infancia, que vendría a poder ser el motivo por el que Peter Baldwin –él mismo- despertó sus sentidos más siniestros. Un padre que nunca dio señales de vida, una madre que optó por el suicidio, el paso por diferentes centros de acogida y graves abusos sexuales en uno de ellos, tal vez sean los detonantes que lo han convertido en un perturbado.

Ahora conocemos más sobre el psicópata y también sobre su vínculo con el violento crimen de una mujer ocurrido en 2002 en Londres, cuyo supuesto asesino, David Alvarez, está en prisión cumpliendo condena. Es la última baza de Stella Gibson para desenmascarar a Paul Spector. La policía averigua que Alvarez compartió centro de cogida con el psicópata cuando tan sólo eran unos chiquillos, precisamente en la casa de los horrores en la que los menores eran obligados a masturbarse ante la presencia del resto de niños y trabajadores del centro, dirigido por un monstruo que elegía a un ‘preferido’ con el que los abusos iban mucho más allá. Y ese era el ‘guapito’ de Spector.

Deuda de gratitud

Sin embargo, cuando aquel niño llamado Peter Baldwin abandonó el centro, el pedófilo le obligó a elegir a su relevo ‘preferido’. Todas las papeletas las tenía Alvarez, pero su compañero optó por otro de los internados, mostrando en este caso un atisbo de sensibilidad a la que no nos tiene muy acostumbrados, salvo cuando se encuentra con sus hijos. Ese gesto marcó una deuda de gratitud que el verdadero asesino se cobró en 2002, cuando Spector y Alvarez volvieron a coincidir y cuyos movimientos fueron grabados por una cámara de seguridad, donde Alvarez acompañaba por la calle a la mujer víctima del crimen, seguidos por un joven cuya fisonomía no deja lugar a dudas.

Sin embargo Alvarez, desconocedor del posterior crimen, fue detenido por el asesinato y, tras su sospecha del posible autor, decidió asumir la culpa por esa deuda de gratitud, sin embargo los detalles del crimen estaban en el diario de Spector hallado por la policía en el garaje alquilado. Una auto inculpación que ahora ha decidido romper tras las investigaciones de la policía, por lo que la comisaria Gibson se ha visto de nuevo, pero fugazmente, frente a frente con Paul Spector, al que deja la autoría del crimen en 2002, año fuera del periodo de tiempo en el que la supuesta amnesia afecta a Spector. Se queda sin coartada de memoria.

Sin duda estamos ante un jaque mate que tiene muy satisfecha a la encargada del caso, aunque no sabemos si el psicópata aún pueda guardar algún as bajo la manga y nos deje en el próximo y último capítulo de la serie igual de descolocados que a Gillian Anderson, un episodio que a priori se prevé apoteósico. Desenlace final de la trama y de los propios personajes: ¿Qué ocurrirá con la esposa de Spector? ¿Katie seguirá obsesionada de su amor platónico de por vida? ¿Acabará Peter Baldwin entre rejas? ¿Qué condena tendrá el asesino? ¿Habrá un diálogo revelación entre Stella y Paul?

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