‘Jane the Virgin’ 1x15: Citas, compromiso, boda, bebé...

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

Después de 15 largos días 'Jane the Virgin' ha vuelto a nuestras vidas. Aunque dudo que alguien haya olvidado dónde nos quedamos, voy a asumir momentáneamente el rol de narrador para intentar ponernos en situación. Aviso de que no soy tan buena haciendo resúmenes como nuestra voz en off así que me voy a limitar a indicar los dos aspectos que nos tienen más preocupados.

¡¡Cuidado Spoilers!!

Por un lado, todavía no sabemos cuáles son los resultados de la amniocentesis y, por otro lado, nuestros queridísimos guionistas tuvieron la brillante ocurrencia de dejarnos dos semanas esperando para saber qué respondía Jane a la trascendental pregunta de Rafael. La recordáis, ¿no? Aquello de vivir juntos… ¿Qué habrá respondido Jane?

Test de compatibilidad

Creo que hay que darles las gracias a los guionistas. Después de tres semanas ya nos han dicho que el bebé está bien, pero la verdad es que podrían habernos regalado una escena un poco más trabajada. Después de todo el drama que vivimos en aquel capítulo, ahora solucionan la cuestión con una simple llamada telefónica. ¿En serio? Es cierto que Gina Rodríguez borda su interpretación (memorable también la escena del masaje a Angelique), pero yo esperaba algo más. Será que esta serie me tiene mal acostumbrada.

Pero, sigamos. Solucionada una duda, tocaba la segunda y aquí regresa la Jane que nos cautivó. La Jane reflexiva, analítica y, sobre todo, la Jane organizada, la que cree que las cosas deben seguir un orden y que siempre ha tenido claro que su vida tenía que seguir un plan trazado previamente. Si planificó su formación, ¿cómo no iba a planificar su vida sentimental? Y la verdad es que lo tenía bastante claro: citas, compromiso, boda y bebé. Vamos, lo tópico y típico en cualquier heroína de telenovela. O de novela romántica.

Me ha gustado mucho el guiño a las novelas rosas con el personaje de Angelique Harper porque no hay nada que se parezca más a una telenovela que un libro de Corín Tellado o Danielle Steel. Además les pasa lo mismo. Todos hemos leído alguna de esas novelas románticas, pero nadie lo reconoce. Justo igual que las telenovelas. Los datos de audiencia dicen lo que dicen, pero curiosamente a nadie le gustan. Perdón, que pierdo el hilo.

Reconozcámoslo. La lectura dramatizada del “libro” de Angelique será una de las escenas que siempre recordaremos de ‘Jane The Virgin’. Yo confieso que me enderecé cuando vi entrar a Rafael, que me emocioné cuando lo vi ponerse de rodillas y que le chillé a la pantalla “di que sí, di que sí” cuando nuestro galán hizo la gran pregunta. Ya estaba a punto de ponerme de pie de la emoción cuando Jane suelta un “¿podemos hablar en privado?”. Lo siguiente que recuerdo es mi voz diciendo “no me lo puedo creer”.

Ya sé que no estamos en una telenovela. Ya sé que hay que darle emoción a la trama. Ya sé que Jane es una mujer de ideas fijas y sus planes son sus planes. Ya sé que la boda va casi siempre al final de la historia. Ya sé que en esta serie nunca pasa lo que esperas que pase. Pero, es que la escena era tan bonita que el sí de una novia emocionada, un beso apasionado de la pareja protagonista y las invitadas aplaudiendo llorosas de emoción (y envidia) era el colofón ideal. Perdón, se me ha ido la mano con lo cursi en la frase anterior. Será la influencia de Angelique Harper.

Pero la realidad es la que es. Pasó lo que pasó y la verdad es que se pudieron ahorrar todas las secuencias posteriores con los test de compatibilidad, las pruebas, las charlas familiares, los recuerdos con el ex, etc. Estaba más que cantado lo que iba a pasar. Ya lo dijo Jane al principio, las cosas tienen que seguir un orden. Recordemos: citas, compromiso, boda y bebé. Que su historia con Rafael haya empezado por el final no implica que haya que cambiar el orden de todos los demás elementos. Es curioso que para una persona tan lógica como Jane el orden de los factores sí altere el producto.

Además, una heroína atípica como es nuestra Jane no puede comportarse como lo haría una Juana tradicional y caer rendida en los brazos del galán a la primera ocasión.

Lo dicho. Que te quiero mucho, pero no, gracias. Bueno, vale, lo del gracias es cosecha mía, pero fue lo que le faltó decir. Pobre Rafael. Él que preparó la petición de mano ideal con la escritora favorita de su chica como cómplice. Él, que apoya incondicionalmente a Jane en su sueño de ser escritora. Él, que responde a todas las preguntas y pruebas casi sin rechistar. Él, que espera pacientemente a que ella tome una decisión. Él, que recibe un no y ni se inmuta.

Insisto. A este galán le falta un poco de sangre. Por favor, que alguien pruebe a pincharlo un día para ver si sangra. Eso sí, reconozco que me dio una pena horrorosa cuando Jane le dijo que no. Y encima se la encuentra muerta de la risa con Michael. No ha sido un capítulo nada fácil para nuestro galán.

Por cierto, parece que los guionistas empiezan a darse cuenta de que Michael era un personaje un tanto desperdiciado porque en este episodio ya han empezado a insinuarnos que el detective sigue ahí, cerca, acechante, dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad que tenga para recuperar a la chica. Y encima tiene a Xiomara de aliada. Ojalá al final sí tengamos un duelo de altura entre los dos pretendientes de Jane

“Tú lo vales”

Y de una pareja que no pasa por su mejor momento a otra que nos ha dejado grandes momentos en este capítulo. Lo confieso, me hubiera encantado que Xiomara sí estuviera embarazada. Sería de lo más divertido ver a Rogelio de la Vega cambiando pañales y vistiendo al bebé de color… melocotón, por supuesto. Es que todavía estoy viendo su cara cuando Xiomara le dijo que tenía un retraso. Toda la sangre que le falta a Rafael se le subió a Rogelio a la cabeza en esa escena.

Ese sí que es un galán de la cabeza a los pies: se enfada, grita, discute, enfatiza… estoy casi segura que cuando salió de casa de Xiomara dio un portazo. Y al mismo tiempo, también es dulce, tierno y capaz de decir una de las frases más bonitas que se han dicho en esta serie. “Tú lo vales”. Sí, ya sé que es un topicazo pero que una mega – estrella como Rogelio de la Vega diga eso, y no sea a sí mismo, tiene su aquel. Va a ser interesante ver a estos dos viviendo bajo el mismo techo.

Por cierto, señores ejecutivos de Televisa, Telemundo y demás productoras de telenovelas deberían tomar nota de Pasión intergaláctica. Yo aún no he visto ninguna telenovela de astronautas y sería una buena salida a la crisis de creatividad que parecen sufrir con tanto remake que nos ofrecen últimamente. Es más, podrían hasta contratar a Jaime Camil y Keller Wortham, que ya tienen experiencia en grabar sin gravedad. Felicidades al equipo de escenografía por la escena espacial. Eso es ahorrar costes.

Petra suma y sigue

Por otro lado, me voy a acabar convirtiendo en fan de Petra. Yo también quiero tener su suerte porque ocurra que ocurra le pasa como a la banca en el Casino. Siempre gana. Veamos.

Que no puede despedir a Lachlan porque le va a costar una millonada al hotel, pues lo sobrecarga de trabajo para que encuentre él solo la puerta de salida. Que Lachlan se alía con Rafael para chantajearla con una cinta porno, pues ella la filtra primero y encima se hace la víctima. Insisto y siento repetirme tanto. Petra siempre cae de pie.

Por cierto, otra vez en este capítulo se compruebe que no puedes despistarte ni un segundo. En la escena uno Rafael es aliado de Lachlan contra Petra y en la escena dos Rafael es aliado de Petra contra Lachlan. Señores guionistas, por favor, pisen el freno en algún momento que no nos da tiempo a procesar tanta información.

Y para terminar tengo que hablar de Aarón. Por ahora solo puedo decir que es un personaje inquietante. No sé si ponerlo en la lista de los personajes zen a la par de Rafael con eso de que no va a juzgar nada de lo que haga Petra (recordemos, es jainista). O, por el contrario, ponerlo en el apartado de los malos (¿qué ha pasado esta semana con Sin Rostro?). Habrá que ver lo que hay en el pen – drive del collar para averiguarlo, pero, claro, eso será, con suerte, la semana que viene.

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