'Juego de Tronos' 5x10 Season Finale: castigos merecidos y finales injustos

Por Diego HidalgoDiego Hidalgo

(¡Cuidado SPOILERS!)

Hay una frase que le formula Jaime Lannister a Mycella de camino a casa que define formidablemente el alma de este último episodio: “Siempre amamos a la mujer equivocada”. O a un hombre, claro está. Por otro lado, lo que destaca por encima de esta idea, y que está presente en todo episodio, son los castigos que reciben los protagonistas por algunos de sus hechos. Algunos castigos merecidos. Otros injustos. Todo depende quien juzgue.

Vamos allá con la review del último episodio de la quinta temporada de 'Juego de tronos'. Forma parte ya de esos capítulos trágicos y dolorosos donde, incrédulo, ves morir a uno de los personajes principales (y queridos) de la serie.

Stannis Baratheon jugó con fuego y se quemó

Veníamos de un capítulo marcado por la horrible muerte de la Princesa Shireen por culpa de la fe de su padre, el Rey Stannis Baratehon, a la magia negra de Melisandre. Pero su predicción falló. El día del ataque previsto a Invernalia la mitad de sus hombres (los mercenarios) han decidido desertar, por lo que sus opciones de victoria son más que mínimas. A este hecho se le une el primer acontecimiento impactante del episodio: la mujer de Stannis, Selyse, no fue capaz de aceptar el sacrificio de su hija y la encuentran ahorcada en un árbol.

Entonces, la artífice de que Stannis llegara hasta tan lejos, Melisandre, en un acto de cobardía y de no saber afrontar la realidad, se esfuma con rostro serio y algo triste al ver como su visión no está concordando con lo ocurrido. ¿Es posible que todo haya sido un plan de Melisandre? Viendo su cara de temor y su silencio al regresar al Castillo Negro, parece que nada ha salido como ella quería.

Stannis, sólo y sin nadie en quien apoyarse, obtiene su castigo (muchos lo deseabais) cuando su tropa es incapaz de combatir contra el numeroso ejército de los Bolton con un engreído Ramsay al frente. Batalla que por cierto, es omitida llevándonos al grano, a lo que importa.

El sacrificio de su única hija al Señor de la Luz no le ha servido para nada a Stannis (amó a la mujer equivocada) y éste lo paga de la mejor forma posible para otro de los personajes olvidados en esta quinta temporada: Brienne. Ésta logra vengar a su querido Renly Baratheon asesinando al propio Stannis, cuyo rostro poseía la sombra que mató a Renly. ¡Y ya va otra muerte!... ¿seguro? No nos muestran el acto mortal (algo raro y sospechoso en una serie con tanta muerte y violencia), lo que me permite cuestionar si realmente Brienne ha terminado el trabajo o al final ha tenido algo de compasión con Stannis. Veremos.

Theon hace lo correcto

La servidumbre de Hediondo llega a su fin (¡por fin!) en este episodio. Y todo “gracias” a Sansa y al enemigo común que comparten. Digo “gracias” porque todo lo que ha tenido que sufrir Sansa no está escrito.

La hermana mayor de los Stark, aprovechando la incertidumbre de la batalla, decide escapar de su opresión, pero se topa con el arco de Myranda, la querida de Ramsay. Tras varias amenazas de ésta hacia Sansa, Theon vuelve en sí y la empuja desde lo alto de la muralla en una muerte más que segura. Sansa y Theon deciden entonces escapar de allí, de su ¿injusto? castigo. Su única salida es saltar desde lo alto de la muralla, pero hacia el exterior, donde la nieve suavizará su caída. Al contrario que Myranda.

Muchos rostros

Siguiendo con las hermanas Stark, al otro lado del mapa, Arya recibe su castigo por “arrebatar la vida equivocada”. Llevamos viendo a la pequeña recitar su lista personal de venganza y por fin se le ha presentado la ocasión de acabar con el primero que anotó en ella. Sin embargo, esta oportunidad le llega en el peor momento ya que tiene que olvidar su pasado. Esto no detiene a Arya y tras una dura y sangrienta escena (donde utiliza su primer cambio de rostro), acaba brutalmente con la vida de Meryn Trant recordándonos que ella “es Arya Stark”.

En la Casa de Blanco y Negro todos conocen lo sucedido. El Dios, con apariencia de Jaqen H'ghar, le reprocha a Arya lo que acaba de hacer: “la vida de ese hombre no era tuya para arrebatarla. Sólo la muerte paga por la vida”. El Dios necesita una vida, y todo hace indicar que la vida va a ser la de Arya, pero no. El propio Jaqen se toma el veneno cayendo fulminado al suelo. Arya llora dicha pérdida (¿amó al hombre equivocado?), sin embargo todo es un juego de engaños en la Casa de Blanco y Negro. Otro Jaqen está detrás de Arya. Claro, muchos rostros. Arya, perpleja, descubre la máscara del hombre fallecido por el veneno, sin embargo, esta marioneta posee infinidad de rostros. Incluso el de la propia Arya, cuyo rostro verdadero se ve afectado por la ceguera (¿Como castigo?).

La identidad, bueno, la pérdida de ésta, es algo clave en el futuro de Arya y lo sucedido en este episodio le servirá como lección y como reprimenda por no haber dejado atrás su pasado cuando debía haberlo hecho.

El beso de la serpiente

Myrcella Baratheon (Lannister, entre nosotros) y Trystane Martell ponen rumbo a Desembarco del Rey con una cariñosa y sospechosa despedida por parte de Ellaria. Obviamente todo es un plan, nunca se ha dudado.

En el barco, Jaime mantiene una emotiva charla con Myrcella donde confiesa que él es su padre. Bueno, realmente le cuesta confesarlo y Myrcella, que siempre se lo ha sospechado, saca las palabras que tanto le constaban decir a Jaime. Ella se lo toma bien, más que bien, y se funde en un cariñoso abrazo con su, ya, padre.

No obstante, una vez más, el afecto se ve enturbiado por la crueldad al ver que Myrcella sangra por la nariz y cae desplomada al suelo como consecuencia del veneno de los labios de Ellaria en su beso de despedida. Toda una serpiente, vaya.

En esta escena cabe destacar también la tensión sexual no resuelta y el coqueteo que llevan desde hace varios episodios Bronn y Tyene Arena. ¿Se volverán a reencontrar? Esperemos, porque las chispas saltan.

Los nuevos líderes de Meereen

No sabemos cómo escaparon de la emboscada de los Hijos de la Arpía, pero en el Palacio de Meereen se encuentran decaídos Tyrion, Jorah y Daario Naharis preguntándose dónde habrá volado su Reina. Tyrion, que en seguida capta lo que le rodea, les pregunta: “la aman, ¿no es así?”. De nuevo, otros que aman a la mujer equivocada.

A estos tres se les une Missandei y un lisiado Gusano Gris, quien se sorprende ante la presencia de Sir Jorah. En consenso deciden que Tyrion, Missandei y Gusano Gris (cada uno con sus motivos) se queden gobernando en Meereen, y que Jorah y Daario Naharis partan en busca de Daenerys. Tyrion, por cierto, recibe la visita de Varys, quien ha llegado hasta él gracias a sus pajarillos.

Una nueva aventura Dothraki para Daenerys

La Madre de Dragones tras su triunfal despedida a lomos de Drogon aterriza en una ladera desconocida. Daenerys, muy desaliñada, no deja de insistirle a su dragón en volver a Meereen, pero éste está muy herido y se niega a volar. Después de tanto insistir, Daenerys decide dar un paseo por las inmediaciones. Pero, ¡error! En el valle la rodea un grupo de jinetes, supuestamente Dothraki, sin saber qué sucederá con ella hasta la temporada que viene. Eso sí, antes de que se acerquen a ella la Khaleesi deja caer al suelo su anillo de compromiso.

El camino de la vergüenza de Cersei

Cersei Lannister no puede con tanto sufrimiento en su celda y no le queda otra que confesar ante el Gorrión Supremo. Pero confesar qué. Tan sólo revela su relación con su primo Lancel ante la insistencia del Gorrión (“¿otros hombres?”), el cual parece haber tomado definitivamente el poder del pueblo llano de Desembarco del Rey.

A cambio de la libertad, Cersei debe ir hasta la Fortaleza Roja bajo el peso de la vergüenza ante ella. Es decir, con el pelo corto, desnuda, con un “¡vergüenza!” constante y ante los insultos del pueblo. El precio que debe pagar es brutal (¿justo castigo?) y Cersei lo soporta como la dura mujer que es. Siempre lo ha demostrado.

Esta escena es una de las más crueles y visualmente potentes que hemos visto en ‘Juego de Tronos’, y eso que su protagonista no es precisamente el personaje más querido de la serie. Pero todos hemos sufrido algo durante la procesión, reconozcámoslo. Por cierto, ¿y Margaery Tyrell y Olenna, su abuela? Seguro que hubiesen disfrutado de tal espectáculo.

Cabe destacar también la presencia de La Montaña en el recibimiento de la Guardia Real a Cersei con ese rostro zombi escondido bajo el casco. Miedo.

Un inesperado y doloroso final

Parecía que el episodio iba a finalizar con el impactante camino de la vergüenza de Cersei. Parecía que la trama de Jon se terminaba con la despedida entre éste y Sam, quien decide marcharse con Gilly y su bebé para poder convertirse en un gran Maestre. Pero no. Tenían que dejarnos con un acontecimiento doloroso para la gran mayoría y que todo el mundo pueda comentar al día siguiente en el trabajo o en su grupo de amigos.

Ya lo anunciaba Jon al principio del episodio: “Soy el primer Lord Comandante que sacrificó la vida de sus hermanos para salvar la vida de los salvajes”. Y que sacrificó también la suya, le faltaría añadir. Injusto o no, es un castigo que tiene que pagar por aquellos Guardias de la Noche que han visto caer a sus hermanos (y aliarse con los salvajes) por culpa de Jon y su heroico temperamento. En parte por amar a la mujer equivocada, Ygritte.

La trampa para acabar con Jon empieza con el señuelo del joven Olly, el cual le dice que han avistado a su tío Benjen Stark Más allá del Muro. Olley conduce a Jon a un lugar sin escapatoria donde algunos Guardias de la Noche, liderados por Alliser Thorne, apuñalan a Jon al son de “¡Por la Guardia!”. La estocada final se la da Olley, quien tanto sufrió por culpa de los salvajes, y que cierra el círculo que empezó cuando mató a Ygritte en plena batalla.

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