'Mr. Robot' 2x10 Review: Una despedida anticipada

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Hoy me siento un poco como Angela. Como si nada de lo que hiciéramos, en términos de la ficción, importara realmente. Apuesto a que vosotros también habéis tenido días, o capítulos, así. Tal vez, como dice Elliot, las guerras no estén hechas para ganarse después de todo, sino para continuarlas.

Al menos por el momento lo que continuará es ‘Mr. Robot’ con un doble capítulo final del que esperamos algunas respuestas. Y es que cada vez que la ficción abre una puerta, y nos muestra lo que había al otro lado, nos topamos con una nueva pared. O quizás, con muchos interrogantes. “¿No es eso de lo que va la historia? –se pregunta Phillip Price, en un momento dado, aunque suene un poco a Sam Esmail– ¿de líneas imaginarias que se borran y se reescriben una y otra vez?”. Pues sí, precisamente en eso consiste. Después, lo que queda es este capítulo. Un episodio trepidante donde la emoción va creciendo hasta su final en putos suspensivos, con un trasfondo algo desolador. ¿Lo comentamos?

¡CUIDADO SPOILERS!

Todos perdemos

Es ‘Mr. Robot’ una serie con demasiadas carencias afectivas. Protagonizada por un personaje que huye del contacto humano, al resto del reparto, a menudo, también se les siente demasiado desamparados y solitarios desde este otro lado de la pantalla. Aquí no hay distinciones. Todos, en términos bélicos, hacen la guerra por su cuenta. Y pierden. Pierden constantemente. En eso tiene algo de razón Angela que, después de reconsiderar la oferta de la agente DiPierro y antes de ser abordada por dos desconocidos en el metro, se despide de nosotros con un emotivo abrazo que se funde en un todavía más emotivo beso, mientras que la voz en off de nuestro mayor confidente nos susurra que no quiere dejarla ir. Nosotros tampoco, Elliot.

El momento es importante por lo atípico. Porque cada abrazo en la ficción cuenta, como ya sucediera esta temporada con el de Darlene o, algo más atrás, con el del señor Alderson. Su despedida, además, se siente por demasiado tiempo. La conversación es corta, apenas unas pocas paradas que dejan entrever dos importantes advertencias. La primera, hacia Mr. Robot. Las amenazas siempre dejan de parecerlo cuando uno se acostumbra a su presencia. La segunda es más bien una sospecha. La duda, siempre presente por otra parte, de que en la cabeza de Elliot podría esconderse otro alter ego.

El gran interrogante

Esto, de algún modo, me lleva a la siguiente cuestión. Si a veces, como Angela, me siento un poco derrotada, otras, como Elliot, me encuentro bastante más confusa. Es en medio de esta extrañeza cuando, a ratos, puedo plantearme cosas como si Tyrell no sería, en realidad, otra personalidad de nuestro protagonista. Incluso, por qué no, Joanna. Pensamiento lateral, lo llaman.

Desde la lógica me parece evidentemente imposible. En términos argumentales sería una locura plantear que el informático de Allsafe es a la vez el aspirante a director general de Ecorp, o la pareja embarazada de este, y que nadie se hubiera dado cuenta hasta ahora. Pero no me digáis que no encajaría, de algún modo retorcido, con esos momentos tan maravillosos en que el joven siente que la señora Wellick, que de pobre esposa afligida tiene poco, es capaz de escucharnos e, incluso, de hurgar en su cabeza hasta dar con un asustadizo Mr. Robot.

Así las cosas, paranoias aparte, solo hay una pregunta que me puedo permitir formular a estas alturas. Algo ocurrió en este último episodio, aún trato de averiguar el qué, que por primera vez me hizo abandonar todo tipo de esperanzas. ¿Y si realmente Tyrell Wellick estuviera muerto? Ya sabéis, la navaja de Ockham, a veces la explicación más sencilla es la más probable. No obstante, imagino que Sam Esmail no nos torturará mucho más al respecto y, al menos en el final de la temporada, podremos cerrar este interrogante.

Mientras tanto, a quien corroe también la duda es a Joanna, esa mujer a la que, imagino, es imposible decirle que no. Ella, al contrario que yo, no parece haber perdido aún la ilusión. Está bien así. Mientras una de las dos la mantenga tal vez podría haber razones para creer. Ahora bien, ¿quién la llama por teléfono y desde que lugar imposible lo hace? La respuesta, me temo, está relacionada con la ausencia de Mr. Robot en pantalla. Hay algo que hemos pasado por alto, algo que nos oculta y que teme que averigüemos. La solución podría estar en el apartamento de Elliot, si bien es cierto que yo no he dado aún con ella, en uno de esos ejercicios perfectos que asume la ficción al saltarse, romper o triturar, la cuarta pared y preguntarnos. ¿Alguna idea?

Una cuenta atrás

Por su parte, tampoco parece que vayan a ganar ni Dom, por muy eficaz que resulte, ni mucho menos Darlene. A la agente del FBI le ocurre un poco como a nosotros, cada vez que atraviesa una puerta se choca con una pared. O con esa forma tan peculiar de borrarse y eliminar el disco duro. La escena de su tiroteo es, en realidad, una cuenta atrás –literalmente, de hecho–, que empieza cuando el semáforo llega a cero. Un baño de balas, muy al estilo del Ejército Oscuro, que seguro se cobrará alguna víctima.

Lo obvio sería que fuera Cisco. Lo no tan obvio, que fuera también Darlene. Eso cerraría, al menos, muchas de las tramas de la temporada. Especialmente las relacionadas con el FBI. Las consecuencias, por supuesto, serían devastadoras para Elliot. Él es, en parte, la razón de ser de su hermana ahora que, no por primera vez, fantasea con su vida en otra parte. Al parecer la pequeña de los Alderson si tenía alma después de todo. ¿Será demasiado tarde?

Con todo, a un pequeño paso del final de temporada, es inevitable que todos nos planteemos si acaso tanto mereció la pena. A juzgar por el resultado, parece que no. Y es que mientras E-Corp, como todos los grandes conglomerados, ha cambiado las reglas a su medida y beneficios, Elliot y Fsociety han estado colaborando todo este tiempo sin saberlo con el propietario de esa planta de Washington Township implicada en el vertido tóxico que mató a su padre entre otros. ¿Se enfadará con nosotros esta vez por habérselo ocultado?

Como siempre, os dejo con el tráiler del último episodio, no sin antes proponer a Donald Trump como próximo villano perfecto para la ficción. ¿Qué no? Hasta Terry Colby, “el hombre más honesto del mundo”, también piensa como yo.

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