'Once Upon a Time' 6x19 Review: ¿Por qué Fiona abandonó a Rumpel?

'Once Upon a Time' 6x19 Review: ¿Por qué Fiona abandonó a Rumpel?

Por Alberto Rodríguez

Preparaos porque vienen curvas. En este capítulo vamos a conocer un gran secreto que nos hará entender el destino fatal de Rumpel y su familia, condenados siempre a que padres e hijos estén separados. Y esto en la semana en que nos hemos enterado de la marcha definitiva de Emma Swan (Jennifer Morrison) de la serie después de seis estupendos años, tal y como recogimos hace unos días aquí. A pesar de la generosa oferta de los productores y la cadena para continuar en una hipotética séptima temporada, la actriz ha decidido cambiar de aires y cerrar esta etapa profesional. Aun con todo, los creadores han indicado que el final de esta temporada tenía prevista cualquier baja. Por tanto no defraudará a nadie ya que no dejará ningún cabo suelto. Pero antes de llegar a ese desenlace –y descubrir si la serie acabará definitivamente– vamos a centrarnos en Rumpelstiltskin y su madre, el Hada Negra.

(Revelamos spoilers de gran importancia)

Despierta el Hada Azul

En la lista de tareas pendientes para derrotar a la rencorosa Hada Negra se encontraba la labor de despertar a Azul. El hada madrina de Pinocho conocía el paradero de la mitad perdida de la varita que Tigrilla entregó a Killian. Y como ésta era el arma definitiva para acabar con su madre y rescatar a su hijo Gideon de sus garras, Gold se puso manos a la obra. El huevo de un dragón que nunca llegó a nacer fue el artífice que consiguió liberar a Azul de su letargo.

Nada más preguntarle por el paradero de la varita, aunque apenas llevaba consciente unos instantes, consiguió articular palabra: la otra mitad se hallaba escondida en el centro de Storybrooke. Tremenda revelación hizo las delicias de Fiona, la cual, hasta ahora había estado camuflada entre ellos con la apariencia de Blanca, y Gideon con la de David. Además de llevarse consigo esa información también decidió llevarse a su portadora. Pero cuando Gideon se disponía a seguirla, Rumpel estuvo ágil y anuló su magia con el brazalete que ya conocemos de otras ocasiones.

Había comenzado una carrera. El Hada Negra por un lado y Emma y los suyos por el otro empezaron a peinar lo que ellos consideraban el centro de Storybrooke. Quien llegara antes al escondite de la varita habría ganado. Sin embargo la cosa no empezó bien para ningún bando. La verdadera Blanca comunicó a Regina que en la torre del reloj –el centro geográfico de la ciudad- no había indicios de magia alguna. Por su parte, Fiona decidió sacarle la información a Azul por medio de la tortura. Así, además de pasarlo bien, pasarían tiempo juntas.

Por suerte para Regina, su intuición le resultó más valiosa que esas malas artes. Y concluyó que el centro al que se estaba refiriendo el hada era el corazón del pueblo, es decir, la cafetería de la abuelita. Y efectivamente, bajo una baldosa falsa oculta por la máquina de discos se encontraba la parte que completó la varita destinada a acabar con el Hada Negra de una vez por todas.

Lástima que ésta llegara –como siempre– para arruinar el momento y arrebatarles las pocas esperanzas que les quedaran. Bajo amenaza de muerte, le dijo a Regina que le entregara el arma. Pero la alcaldesa aceptó retarse con ella con tal de no soltarla. El problema era que la Salvadora no estaba para liberar el poder con esa vara y borrar a Fiona de la faz de la tierra.

La que sí llegó, y además en el momento justo, fue su hermana Zelena. La conductora novel se llevó por delante con su coche al Hada Negra. Minutos antes había estado practicando con Regina y para ser su primera vez al volante se diría que le cogió el tranquillo bastante rápido. Fiona se desvaneció hasta la próxima y la varita se quedó con quien debía estar. Con los buenos.

El pecado original

Mientras esto pasaba, Gold había decidido emprender un paseo con Emma por los sueños de Gideon para descubrir dónde había escondido el Hada Negra su corazón. Si el muchacho no podía confiarle la verdad porque estaba bajo su control, en su subconsciente estaría libre de toda coacción. Pero un error de cálculo les llevó a los sueños de Rumpel, en vez de a los de su vástago.

No hay mal que por bien no venga. Al fin y al cabo, cuando encontraron a Gideon se llevaron el chasco de que el joven desconocía el escondite donde el hada había ocultado su corazón. Sin embargo, gracias a estar en la psique de Gold, pudieron descubrir juntos su pasado y el verdadero motivo por el que fue abandonado por su madre.

Al principio no fue fácil dejarse llevar y abrir la mente para acceder a esa información. A nadie le gusta aceptar el hecho de que su progenitora no le quiera y se desprenda de él como si tal cosa. Pero nada más lejos de la realidad…

Fiona estaba prendada de su hijo. Para ella, él era el niño perfecto. Pero al saber por las hadas de la profecía que pesaba en él, empezó a obsesionarse con su cuidado. Al parecer, su hijo era el salvador destinado a liberar a esa tierra de grandes males. Sin embargo, perdería su batalla final y sería asesinado por un muchacho nacido ese mismo invierno.

La idea de que muriera en esas trágicas consecuencias volvió egoísta a Fiona, que empezó a recopilar conocimientos de magia que el hada Tigrilla –sí, sí, como lo oís, en este universo la muchacha india de Nunca Jamás tiene un pasado de hada– le proporcionaba con libros de la biblioteca de las hadas. Mas sus ansias de poder fueron creciendo y gracias a lo que había aprendido consiguió convertirse en un hada más.

Impacientada por el fracaso de su empresa –Tigrilla y ella se recorrieron cada palmo del Bosque Encantado buscando al niño destinado a matar a Rumpel–, Fiona decidió pedir ayuda a su compañera para que la introdujera en la bóveda de las hadas. Allí encontraría lo que necesitaba para elaborar un nuevo hechizo de su confección que impediría que su hijo muriera. Y Tigrilla, conmovida por la causa, se dejó convencer.

Pero una vez allí descubrió que su amiga pretendía realizar una maldición. La misma que Rumpel le dio a Regina para crear Storybrooke. La idea de Fiona era mandar al potencial asesino de su hijo a una tierra sin magia. El problema asociado era que, como no conocía al culpable, había decidido mandar a todos los niños lejos de sus padres. Semejante atrocidad hizo que Tigrilla la enfrentara pero Fiona le arrancó su corazón, y cuando estaba a punto de estrujarlo se transformó de golpe en el Hada Negra. En ese instante, Tigrilla comprendió que no era un niño sino un mal nacido en ese invierno lo que amenazaba la vida de Rumpel. La marca de media luna en la muñeca de Fiona lo evidenciaba como parte de la profecía. Fiona y su hijo estaban destinados a destruirse el uno al otro.

Entonces el Hada Azul entró en escena para recuperar el corazón de Tigrilla. No obstante quedaba el asunto de la profecía. ¿Cómo evitarla? A Tigrilla se le ocurrió la manera: con las tijeras doradas que Rumpel usó con su hijo Gideon ¿recordáis?, Fiona podía deshacerse de sus poderes y al dejar de ser el Hada Negra nunca se interpondría en el camino de su hijo.

Pero por mucho que quisiera a su muchacho parecía que el aprecio por la magia era más fuerte para la mujer. Un sentimiento que experimentaría su hijo cuando fuera adulto. Y en un último acto de cobardía, usó las tijeras con Rumpel para que él dejara de ser el Salvador.

Ante esa elección, Azul abrió un portal que encerró a Fiona en el mundo en el que había estado recluida todos estos años. Esta escena es similar a la vivida por Rumpel y su hijo Baelfire cuando el muchacho es tragado por el agujero hacia el mundo real y su padre, aferrado a la magia oscura, decide no ir con él porque no quiere perder sus poderes. Y lo que es más importante: cuando Fiona cortó con las tijeras el destino de Rumpel, lo condenó a una vida de cobardía que ya sabemos todos los sinsabores que le deparó.

Pero además, cuando las hadas devolvieron a Rumpel a su padre –que acabaría convirtiéndose en Peter Pan– éste culpó a su hijo de la muerte de su madre, y en ese momento fue cuando se corrompió su corazón y se dio a la bebida. El resto de la espiral de destrucción ya la conocemos. Y como fruto de ese fatal desencuentro, bautizó a su retoño con un nombre formado a medias: Rumpelstilskin.

La entrevista final

Si resultaba que Rumpel era el Salvador, le tocaba a él y no a Emma encarar a su madre. Así que con la varita en la mano se encontró con ella en el parque por la noche. Allí conversaron como nunca antes lo habían hecho, sentados en un banco y analizando las trayectorias paralelas de sus pecados. Precisamente, apelando a esa empatía que le hacía comprender que a pesar de haber tomado una decisión egoísta también existía un cariño por él, Fiona le propuso a su hijo empezar de nuevo como una familia. ¿Sería capaz de perdonarla?

Aparentemente sí. Ya que lo que siguió fue un engaño protagonizado por Rumpel en el que les hizo creer a todos que había acabado con su madre. Incluso le devolvió el corazón robado a su hijo. Pero una vez acabada la ronda de visitas, se reunió con ella secretamente en un callejón.

Complacida con la decisión que había tomado su descendiente, y tras preguntarle si había puesto a buen recaudo a su nuera y a su nieto, le informó de que lo que se avecinaba era un final feliz para su familia. Pero, ¿qué culpa tienen Emma y los demás de sus males?

Pues ya sabéis. Se avecina ‘lo más grande’ y precisamente el día de la boda de Emma y Killian. Que hasta tienen padrino y todo: Henry, no podía ser de otra manera. ¿Tendrán agallas para arruinarle el día a la Salvadora? ¿Correrá la pobre Emma la misma suerte que su madre, Blanca, y le interrumpirán la ceremonia en el punto álgido? La respuesta se encuentra en el próximo capítulo que, por cierto, ¡es el capítulo musical que llevábamos tanto tiempo esperando! En breve descubriremos cuál de versátiles son los artistas del Bosque Encantado.

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