'The Bastard Executioner' 1x05 Review: un villano necesario

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Pasamos el ecuador de 'The Bastard Executioner' y las sensaciones son más o menos las que ya teníamos antes. Que, más allá de algunos secundarios como Isabel, Piers Gaveston o Edwin Pryce, solo la baronesa Ventris y su chambelán, Milus Corbett, podrían salvar el show.

No sería un problema si no fuera porque el protagonista absoluto de la ficción y su historia no terminan de encajar. Sabemos lo que mueve a Wilkin Brattle porque nos lo han contado pero a la hora de construirlo la serie falla ostentosamente.

También lo hace Annora. Que me perdone Katey Sagal pero su trama, hasta que se demuestre lo contrario, no está funcionando todo lo bien que debería.

Mientras tanto la maquinaria de tramas, manipulaciones, suspicacias e intrigas continúa rodando. ¿Comentamos lo que ha pasado en este episodio?

¡CUIDADO SPOILERS!

El primer encuentro entre Annora y la baronesa

El quinto capítulo de 'The Bastard Executioner' gira en torno a la visita inesperada de Piers Gaveston a Ventris para hacerle una prueba de embarazo a Lady Love quien, como sabemos, no está en realidad en estado de gracia.

Si en algo no falla la serie es precisamente a la hora de definir a sus villanos. El consejero del rey Eduardo II consigue además sacar lo peor de los demás, aunque eso, en el caso de la adorable baronesa, no sea mucho.

Por lo pronto su presencia ha empujado a nuestra lady en una dirección que desde el primer episodio la ficción nos señalaba. Esto es, a los brazos de su verdugo. Ambos, acorralados, son las piezas con las que todos juegan en este tablero.

También la propia Annora, consciente probablemente del destino que pende sobre ellos. Y es que la visita de sir Gaveston además ha propiciado el primer encuentro entre la baronesa y la mística, a quien acude de la mano de aquel en búsqueda desesperada de ayuda por su falso embarazo.

Duelo de villanos

En realidad, la existencia de Piers Gaveston (más allá de que se base, aunque de aquella otra manera, en un personaje histórico real) se me antoja necesaria, casi imprescindible, para la serie y los cimientos de Ventris que, poco a poco, a lo mejor demasiado poco a poco, empiezan a agitarse.

De ahí su enfrentamiento con el chambelán del condado, probablemente de lo mejor de todo el episodio. Imagino que ambos en estas situaciones se crecen. Sea como sea, este intercambio entre los dos evidencia sus respectivas debilidades.

La de Milus Corbett, su orientación sexual, que acaba desquitándose después salvajemente con su criado. La de Lord Gaveston, su obsesivo interés por apropiarse de un lugar menor como Ventris y poder huir así no se sabe aún de qué.

Con todo, tener un objetivo común, ha conseguido que tanto la baronesa como el chambelán disfruten también de su pequeño momento de complicidad en pantalla. Tal vez sean solo sensaciones mías pero incluso me ha parecido ver en Corbett, más allá de las sorpresas por su supuesto o no embarazo, un sincero aprecio por lady Love, aunque se produjera este de una manera un tanto fugaz.

El plan de Milus Corbett y su brazo ejecutor

Mientras tanto, al margen de todo esto, el propio chambelán -del que a veces me pareciera ver un fondo menos deshoneto para con Ventris-, tiene otros asuntos que atender. Y con el subterfugio de acabar con unas reliquias sagradas que buscan asegurarse el favor del rey por parte del barón Pryce, amenaza al falso Gawain Maddox y a su cómplice Toran Prichard con el destino de sus amigos, aún presos en el calabozo.

Las órdenes son sencillas: destruir la reliquia, acabar con los guardias y prender fuego al carruaje. Lo que Wilkin no se espera es que en su interior viaje nada más y nada menos que la propia baronesa Trula, la esposa enferma de lord Pryce que interfiere con los intereses de Milus Corbett de organizar un matrimonio de alianzas entre ambos condados.

Así las cosas, cada vez más atrapado y cuestionado por sus propios amigos, incluso por su conciencia, lo que nos trae un nuevo (e innecesario) viaje por su subconsciente -más habitado ahora que además de Petra, Trula se ha hecho un hueco-, Wilkin no podía haber elegido un peor momento para protagonizar su acercamiento con la baronesa.

Dos son las personas que lo presencian. La primera Toran Prichard, que empieza a dudar de las lealtades de su compañero de venganza. La segunda su supuesta mujer, Jessamy que, como bien aventura Annora, no parece estar muy bien de la cabeza. En realidad, no hacía falta mucho para intuirlo.

¿Se unirá la señora Maddox a su particular harén de la conciencia?

Os dejo la promo del próximo capítulo:

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