'The Magicians' 1x11 Review: emociones embotelladas

Por Sabrina RodríguezSabrina Rodríguez

Esta semana 'The Magicians' ha ido a saco avanzando la historia. Muchas cosas han pasado y no es de extrañar, porque nos quedan sólo dos capítulos para terminar esta primera temporada y todavía hay mucho que contar. ¿Llegaremos al final del primer libro? ¿Cómo lo concluirán con todos los cambios que han añadido?

Hasta ahora habían estado desarrollando los personajes y diferentes historias que, como el cauce de varios ríos, por fin se acercan a desembocar en el mar. Todo empieza a entremezclarse y las situaciones y personajes que nuestros protagonistas han conocido, son las lecciones que les llevarán al momento final. ¿Tendrán que enfrentarse a la Bestia?

Controlemos las emociones y pasemos a los SPOILERS.

La batalla se acerca

El capítulo comienza sin introducciones, directamente a la historia. La semana pasada, aquella bibliotecaria le había fotocopiado a Penny unas cuantas páginas del libro de Martin. Resulta que dan información sobre un cuchillo que puede matar hasta a un dios. Vendría muy bien de cara a luchar contra la Bestia. Quentin quiere ir a Fillory a por el cuchillo, pero los demás no están de acuerdo en arriesgar y buscar pelear en la guarida del lobo. No olvidemos que es en Fillory donde el villano está.

Así que, queriendo saber sus posibilidades, nuestro chicos utilizan un hechizo de probabilidades, uno de los mejores usos de magia que he visto en una ficción. Todas las otras opciones, sin ir a Fillory, son fatales. La Bestia vendría en una semana y acabaría con todos. Más les vale aprender un poco de magia de batalla para poder sobrevivir.

El problema es que no es tan fácil controlar la magia de batalla. Para ello necesitas mucho entrenamiento y concentración, y el tiempo se les echa encima. Curiosamente la persona que les explica cómo funciona es Kady. Los chicos irán a hacerle una visita al piso de Julia en Brooklyn, mientras ella no está allí. Kady y Quentin muestran que sí les importa cómo están Penny y Julia, respectivamente. No creo que nadie lo dudase.

Y hablando de Penny, él tiene su propia batalla que luchar, pero en este caso en su mente. Una voz, la Bestia, está torturando y amenazando a los viajeros psíquicos. ¿El resultado? Muchos de ellos se suicidan, como el amante de los padres de Alice o el tutor de Penny, que lo hará con él presente, dejándolo desamparado. Desesperado por distraer su mente acabará con sobredosis.

La verdadera ayuda viene de la mano de la profesora Sunderland, un personaje que debería aparecer más en pantalla. No sólo le aconseja y no le habla con condescendencia, sino que también le da un parche que le podrá ayudar momentáneamente a no volverse loco escuchando voces que no quiere oír.

Distancia generacional

Me sigue alucinando que no se les ocurra buscar ayuda en sus profesores o en magos más expertos. ¿Para qué se supone que están en una escuela de magia? Vale que el decano le dijo a Quentin, hace un par de episodios, que están todos perdidos y no sabe qué hacer; pero ese discurso fatalista no implica que no vayan a hacer nada. Prefieren recurrir a magia ilegal y otras alternativas. Penny es el único que busca ayuda de su tutor, aunque los resultados, como he dicho, no sean los esperados.

Es curioso como en las historias de jóvenes no se suelen introducir personajes de otras generaciones, sobretodo mayores, a la trama principal. ¿Es un tema de distancia generacional? ¿Se cree que los jóvenes han de aprender por sí mismos a salir de las situaciones para así pasar a la madurez? ¿O es que se piensa que el público joven no aceptaría a gente mayor en sus historias? El grupo de Julia es más inclusivo en ese sentido, aunque sigue sin haber gente demasiado mayor.

Cuando vemos a adultos ayudando a jóvenes, normalmente es el caso de un mentor solitario, que pasa su sabiduría al protagonista. Se trata de un relevo generacional. Lo hemos visto sobretodo en películas en las que se toca el tema de las artes marciales, como puede ser 'Karate Kid'. Los ejemplos de ficciones con grupos de personajes de diferentes generaciones trabajando codo con codo, por un mismo objetivo, son escasos. Así, a bote pronto, se me ocurre 'Mad Max: Furia en la carretera', donde jóvenes, adultos y ancianas luchan juntos, aportando cada uno lo que puede dentro de sus posibilidades.

Emociones embotelladas

Hasta ahora habíamos aprendido que la magia viene de las emociones y del dolor, así que sería fácil para los protagonistas enfrentarse a la lucha contra la Bestia. Pero nada es lo que parece en esta serie y, como les dice Kady, la magia de batalla funciona de otra manera. Control de las emociones, meditación... Ninguno está para poder hacerlo.

Pero existe un atajo, un hechizo que te permite embotellar literalmente tus sentimientos y así conseguir esa paz mental que requiere luchar usando magia. Funciona pero a las tres horas han de beber sus emociones de nuevo de esa botella, causando un efecto rebote que no todos están dispuestos a afrontar. La resaca emocional es terrible y salen a la superficie secretos, miedos y deseos que ninguno querría desvelar.

Es interesante ese opuesto entre la magia que se estudia en Brakebills y la magia de batalla. La magia viene del dolor pero la magia para causar dolor, la de la lucha, viene de la tranquilidad. Es un contraste, un equilibrio, tal vez lo contrario que esperaríamos, pero me gusta el concepto de que si estás enfurecido e iracundo no podrás atacar a nadie usando la magia. Claro que los psicópatas, con su falta de empatía, tal vez lo tengan más fácil.

En el segundo intento Penny y Alice deciden no usar el hechizo y practicar controlando sus sentimientos. Tal vez son ambiciosos, o están más seguros de sí mismos, o no quieren ser una montaña rusa de emociones para poder centrarse en lo que se tienen que centrar. Lo consiguen. El esfuerzo trae recompensas.

Quentin, Eliot y Margo, estando los tres en un estado mucho menos estable, deciden seguir con el hechizo para aprovechar los resultados inmediatos. También lo consiguen pero, como todo en 'The Magicians', tendrá un precio a pagar.

La serie desde el principio nos ha presentado la magia como un poder difícil de controlar. Es adictivo como una droga y en el anterior episodio la metáfora era sexual, con Margo teniendo que tratar con una especie de venérea mágica por hacer rituales sin protección. La magia podría ser una alegoría del poder de ser adulto y crear tu propia vida, algo que cuando eres joven se te puede ir de las manos al no saber aún lo que quieres, cuales son tus límites, o afrontar las cosas con responsabilidad.

La comparación de esta semana es con el alcohol, una droga que puede hacer que pierdas tus inhibiciones y hagas cosas que no recuerdas al día siguiente, o que recuerdas con lagunas de memoria. Eso le pasa a Quentin, que después de una borrachera emocional a causa del hechizo, se despierta desnudo en la cama con Eliot y Margo. Alice le mira desde los pies de la cama decepcionada. ¿Romperá esto su relación? Sería una pena, ya que en el capítulo anterior, justo habían aprendido a hablar de forma sincera.

He conocido a Dios, ella es negra

Eso ponía en una camiseta que vi hace unos años: “I met God, she's black”. Es un chiste dirigido a las religiones monoteístas en las que Dios es un hombre y, para gran parte del mundo judeocristiano occidental, es un hombre blanco. Richard, en su búsqueda de un dios, no se cierra a ningún tipo específico de representación de lo divino, al fin y al cabo, la mayoría de las religiones están basadas en creencias anteriores, reciclando una y otra vez conceptos y fechas señaladas.

Descubrimos en este episodio que Julia es la que ha de buscar a dios porque es la única a la que le ha funcionado aquel hechizo que hizo en rehabilitación. Ella y Kady van en busca de seres mágicos, que viven entre nosotros, para ver si estos les pueden acercar a los seres superiores que están buscando y con los que nadie habla ya desde hace siglos.

Encuentran vampiros y llegan a la guarida de una lamia que intenta engañarlas utilizando la apariencia de la madre de Kady. Por suerte nuestras chicas no tienen un pelo de tontas y no caen en su trampa cruel. La lamia se cree muy lista citando a Nietzsche, pero los dioses no han muerto.

Julia tiene un sueño en el que una mujer negra realiza milagros, le da un mapa y una misión: ir a ver a un hombre que le ha servido durante mil años y llevarle tres regalos. Él la llevará hasta ella.

Curiosamente Julia se fija en la imagen de la Virgen, hasta sostiene una Virgen de Guadalupe mexicana. En algunos lugares de España, como en Cáceres o Fuenterrabía, la Virgen de Guadalupe es negra. Estas vírgenes negras son imágenes de la Virgen María que la representan con la piel oscura.

Durante los primeros siglos del cristianismo se adoptaron iconografías y características de antiguas deidades cuyo culto estaba ya extendido por el Imperio romano. Algunas de ellas eran diosas femeninas de la fertilidad como Cibeles o Isis. Otros aseguran que la piel oscura de estas vírgenes desaparecería si se restaurasen.

¿Quién será la diosa que llama hija a Julia? ¿Cuales serán sus intenciones? La semana que viene es el penúltimo capítulo de esta temporada y ya no sé a quién rezar para que todo salga bien.

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