'The Walking Dead' 6x04 Review: capítulo especial para un personaje enigmático

Por Miriam OrtizMiriam Ortiz

Esta semana hemos tenido capítulo especial en 'The walking dead'. Especial porque tenía una duración mayor, y centraba su historia en un único personaje, el tío la vara. Vale, se llama Morgan, pero reconozcamos que para la mayoría es el gacho del palo.

Este enigmático personaje ha regresado esta temporada para convertirse en factor clave de la historia (o eso creemos), al menos en lo que a evolución psicológica representa. Morgan apareció en el capítulo piloto, ayudando a Rick a poner los pies en la tierra, en este nuevo mundo surgido, para él, de repente y sin esperarlo. Luego nos topamos de nuevo brevemente con él, bastante perdido y enloquecido, aunque poco pudimos saber de él.

En el último capítulo de la anterior temporada le veíamos aparecer de nuevo, muy cambiado. Como a todos, el tiempo y las circunstancias le han hecho mella. Ahora es un experto en artes marciales, pero ¿cómo llego a eso? Pues precisamente a esa y otras respuestas, como dónde ha estado y qué le ha pasado en este tiempo, se dan respuesta en este episodio.

Para algunos esencial, pero para mi, personalmente, me parece de relleno, ya que se me hace eterno. Que sí, que para ver su cambio psicológico es necesario tiempo, pero si pierdo la atención de lo que estoy viendo, es que no me hace vibrar.

(Cuidado con los spoilers, están en todas partes)

Minutos extra para un capitulo que se hace soporífero, sobre todo tras el ritmo que esta temporada ha llevado hasta el momento. Si antes digo que al fin no hay capítulo malo, zas ¡en toda la boca!. Para algunos no será malo, pero ponerlo justo en este momento y alargarlo de esta manera, hace que sea un mal capítulo.

Generalmente los capítulos suelen mezclar diferentes tramas, cuando una trama se disgrega y se va contando junto a otra de diferente índole hace que el capítulo en sí sea redondo (aunque no siempre). Esta temporada hemos visto varios capítulos que sólo se centran en una única historia. Este es uno de los casos, y llega en el peor momento, cuando todo el mundo espera ver qué pasa en la trama actual, con Glenn muerto-no muerto, y Rick acorralado.

Los actos de Morgan pueden influir mucho en el trascurso de la trama, ya lo han hecho, y retrotraernos a un flasback peñazo no hace sino influir en la opinión que el público pueda tener de este personaje.

“Here's Not Here”

En este episodio vemos al tío la vara con el síndrome de Don Limpio, necesita limpiar, limpiar, limpiar. Y es que se ha quedado solo, su familia ha muerto, y solo vale para cargarse todo lo que pilla y quemarlo en la fogata (menos dos humanos a los que mata, a esos no los quema, y luego...).

Se le ha ido la pinza, y escribe tonterías con sangre, es obsesivo compulsivo, claramente. Hasta que un día ve un prado más bonito de lo normal, con florecicas, y una casita de chocolate donde vive una cabra llamada Tabatha. A la cabrita nadie se la ha comido, porque tiene un defensor genial, el cabrero que se pega el día haciendo queso (o intentándolo), y no hablamos del abuelo de Heidi, sino de Eastman.

Un hombre que es todo paz y amor, que practica el milenario arte marcial del aikido. Antes era psiquiatra, por lo que conoce de cerca la mente humana, y la perversión que esconde. Según él casi nadie es malo realmente, así que se rige por una serie de principios entre los que está no hacer daño a otros seres vivos.

Es un tío molón, pese a haber estado tanto tiempo solo, y se permite el lujo de hacer chistes malos:

-¿Cuál es tu nombre?

-¡Mátame!

-Ese es un nombre estúpido, deberías cambiártelo. Es peligroso.

Véis. Un puto crack. Y salva de su oscuridad al tío la vara, que antes era el tío la estaca. Se hacen colegas, pero muy poco a poco, y tras pegarse una de palos (sí, el capitulo va de palos). Morgan, finalmente, conoce el lado espiritual del alma humana. Justo lo que necesitamos todos en un apocalipsis zombie, hacernos pacifistas. Que está muy bien hacer las paces con uno mismo, meditar y sentirse bien. Pero al final más de uno va a morir por tanta paz y tanta hostia.

El hombre le muestra el camino de regreso a la humanidad, a diferencia de Morgan, él entierra a cada zombie, y les hace una cruz con su nombre si llevan encima el D.N.I. Y ni siquiera les roba el reloj, es tan bueno.

¿Todos podemos cambiar?

Eastman también tiene un oscuro pasado, una vez mató a un hombre, más bien le dejó morir de hambre. Y es que ese loco mató a su familia. Aun con todo recondujo su vida, y ahora es feliz en una cabaña con su cabra y su queso. Ahora tiene un propósito, cambiar a Morgan y sacarle de su espiral de autodestrucción. Todo apelando a su humanidad.

Le enseña aikido junto al lago y ambos estrechan sus varas en armonía. Hasta que un día regresan al campamento, o lo que fuese eso, donde Morgan estaba. Y al tío la vara se le vuelve a ir la perola, pero esta vez le dura poco el cabreo.

Al final el tío molón consigue hacer queso de la leche de Tabatha, justo antes de que el chaval al que Morgan mató le muerda porque el tonto a las tres no reacciona. Así que Eastman acaba muriendo, y la cabra también, devorada por un puñetero zombie. Y solo aquí, con la muerte de estos dos personajes, me estremecí un poco en todo el capítulo (sí, la cabra es un personajazo).

Tras recobrar la fuerza, gracias al altruismo de un extraño, Morgan la caga de mala manera y pierde una compañía excepcional que le enseña física y mentalmente a sobrevivir en un mundo tan hostil mediante el uso de la no violencia. Y así, solo, se vuelve a quedar, y emprende su marcha, justo cuando encuentra el camino hacia Terminus...

Y cuando regresamos a la actualidad vemos a Morgan dudando, y al malísimo al que no es capaz de matar decir unas palabras que no llego a comprender ¿ha dicho que él mató a la familia de Eastman? ¿es él el psicópata al que decía que había dejado morir? Lo que está claro es que no va a poder hacer lo que hicieron el tío molón hizo con él, más le vale acabar cuanto antes o al final no quedará ni Dios en Alexandría.

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