‘Tyrant’ 3x06 Review: ¿Es Bassam peor que Jamal?

PorBetty M. MartínezBetty M. Martínez

Esta semana tengo que dar las gracias a los guionistas porque por fin nos han dado un respiro. Es cierto que han pasado algunas cosas interesantes, pero han pisado el freno en cuanto a sorpresas, disgustos y emociones. Sigo viendo la serie pegada a mi taza de tila, pero ya puedo ir espaciando los sorbos. De todas formas, sí hemos tenido algún que otro sobresalto inesperado ¿o no?

¡CUIDADO SPOILERS!!

Es la historia de un amor

Lo han vuelto a hacer. Señores guionistas, ¿me pueden explicar, por favor, a qué se debe esa manía suya de no retomar los cliffhangers justo cuando arranca el capítulo? ¿Acaso no son conscientes de que los espectadores nos pasamos toda una semana preocupados por el destino de los personajes y necesitamos respuestas lo antes posible?

En el capítulo anterior nos tuvieron un buen rato con la intriga de saber qué había pasado con Molly y esta semana hemos tardado aproximadamente ocho minutos en comprobar que la relación entre Bassam y Daliyah va viento en popa y a toda vela. ¡Lo que les ha costado llegar a este punto! En algunos momentos ya había perdido la esperanza de que culminaran su historia.

Está clarísimo que Daliyah suspira por Bassam desde el primer minuto en el que lo vio medio muerto cuando ella aún era una mujer casada y él un prófugo cualquiera. Y es evidente que Daliyah es más que importante para Bassam. Lo comprobamos con su preocupación tras el atentado en la Comisión. Pero no podemos olvidar un detalle fundamental en esta historia. Bassam sigue siendo un hombre casado. Es el marido de Molly. Por mucho que entre el matrimonio la distancia haya crecido abismalmente en los últimos tiempos, siguen casados.

Reconozco que estoy en una disyuntiva en este punto. Por un lado, la actitud de Bassam es absolutamente deleznable. Molly está intentado superar la muerte de su hija con tratamiento psicológico y él enfrenta la situación en la cama con Daliyah. Por otro lado, también comprendo los sentimientos de Bassam y su necesidad de encontrar un oasis en medio de la pesadilla que es su vida. Bassam, creo que es el momento de que comprendas que no puedes estar en misa y repicando. No puedes ser el marido de Molly y el amante de Daliyah. No es justo para ninguna de las dos. No se lo merecen. Tienes que tomar una decisión y hacerlo ya.

Fauzi da un paso al frente

Por si el triángulo Molly – Bassam – Daliyah no fuera suficiente, se añade un nuevo ángulo. Fauzi. La verdad es que no nos ha sorprendido porque era lo esperado desde que conoció a Daliyah, aunque no pensé que fuera a ser tan directo. ¿A qué me refiero? Obviamente a la proposición de matrimonio que le hace a Daliyah. Confieso que casi se me cae la taza de la mano y que mi reacción fue la misma que la de ella. ¿Perdón?, exclamé. Lo dicho. Era previsible, pero no tan pronto.

Después del shock inicial, Fauzi me ha dado un poco de pena porque está enamorado. Quiere sinceramente a Daliyah. Quiere un futuro con ella. Pero no tiene ni la más remota idea de por qué ella ha estado tan ocupada últimamente. No quiero ni imaginar lo que pasará cuando descubra la verdad. Fauzi pudo perdonar a Bassam la muerte de su hija, pero ¿cómo reaccionará al saber que la mujer que ama está enamorada de su mejor amigo?

Eso sí, ha habido algunas situaciones un tanto cómicas. Fauzi le ofrece a Daliyah formar un equipo. Ella ya forma parte del TeamBassam. Fauzi le ofrece ser la mujer más importante del país. Daliyah ya es esa mujer. Tal vez a los ojos del mundo no sea la Primera Dama, tal vez no vaya del brazo del señor presidente en los actos oficiales, pero ella es la mujer a la que Bassam consulta prácticamente todas las decisiones. Ella está en el centro del poder de Abuddin. Y para rematar, Fauzi le dice a Bassam algo así como que él también se enamoraría de Daliyah si no fuera un hombre casado. Pobre Fauzi, no tiene ni idea de lo que está pasando.

Y, a todo esto, ¿soy la única a la que le dio la impresión de que Bassam palidecía cuando su amigo le confesaba sus sentimientos por Daliyah? Hubiera dado lo que fuera por poder escuchar sus pensamientos. ¿Qué estaría sintiendo? ¿Miedo a perder a la mujer que ama? ¿Enfado por el “atrevimiento” de su amigo? ¿Culpabilidad por no poder ofrecerle un futuro a Daliyah? ¿Dudas sobre si confesarle la verdad de su relación con la mujer a la que acaba de proponer matrimonio?

Por ahora, Bassam juega con ventaja. Daliyah lo quiere, pero no creo que Fauzi se rinda. Y, como espectadora, confío en que no lo haga porque ya me he acostumbrado a los momentos “intensos” y este nuevo triángulo puede darnos grandes emociones.

Relaciones paterno-filiales

Al margen de sus problemas sentimentales, a Bassam se le ha abierto otro frente bastante delicado. Resulta que el profesor “amigo” de Sammy fue llamado a palacio y el joven Al Fayeed entró en cólera al suponer que su padre se estaba inmiscuyendo en su vida privada. ¡Cómo si su padre no tuviera otra cosa que hacer! Al final, resultó que el profesor había ido a dar explicaciones sobre el blog en el que critica al Gobierno, pero en medio de la confusión Bassam descubrió la verdad.

Y lo cierto es que se lo tomó bastante bien. A ver, no le ha hecho gracia. No debe ser plato del gusto de ningún padre que su hijo ande con un potencial enemigo, pero yo me esperaba una reacción bastante peor. Es más, creo que, por una vez, Bassam fue bastante razonable y comedido. Sus explicaciones eran lógicas y propias del sentido común. Sin embargo, Sammy no lo ve así y no duda en reprochar a su padre que no tiene autoridad moral para censurarlo cuando él está con Daliyah mientras Molly está a tratamiento. Touché, debió decir Bassam porque ahí su hijo llevaba toda la razón.

Si bien Bassam fue bastante pausado en su reacción, el profesor no se ha tomado nada bien que el señor presidente conozca el más íntimo de sus secretos. Y, seamos claros, tiene razón en su temor. No creo que Bassam haga nada que perjudique a su hijo, pero, llegado el momento, tampoco dudo que sea capaz de utilizar esa información sobre el profesor para defenestrarlo. Y, sí, es un eufemismo.

Y un apunte para la esperanza en la familia Al Fayeed. Ahmed cada día se aproxima más a Bassam y eso es algo bueno. Habrá que estar pendientes de cómo evoluciona esta relación porque puede ser muy interesante ver si al final se destapa el secreto que Leila cayó durante más de veinte años.

El recuerdo de Jamal

Mientras todo esto pasa en las habitaciones de palacio, en Abuddin el caos sigue reinando. El jeque Al-Qadi se reúne con Ihab. Su intención era buena. Quería actuar de mediador y que el Califato le diese alguna oportunidad de ganar las elecciones. Tal vez fuera un tanto iluso porque Fauzi le lleva una gran ventaja, pero, por lo menos, ha intentado algo distinto a pegar tiros y cercenar derechos y libertades.

El problema es que, al final, como siempre en Abuddin, todo se tuerce. Una foto de Al Qadi saludando a Ihab ha servido para despertar el peor lado de Bassam. El presidente confió en el jeque a pesar de no estar de acuerdo con muchos de sus planteamientos. Le dio un puesto en su Gobierno. Y ahora, ¿le paga reuniéndose con el hombre que quiere destruir Abuddin? Y lo que es peor ¿con el asesino de su hija? El jeque no tiene ninguna oportunidad. Sus explicaciones nunca serán escuchadas. Bassam ya lo ha juzgado y condenado.

Es curioso, cuando Bassam estaba echándole en cara al jeque su traición, yo solo podía recordar la conversación que éste había tenido con Ihab. Al Qadi defendía que Bassam no era como Jamal, que creía en la democracia, que iba a respetar el resultado electoral fuese cual fuese, pero Ihab le dijo una frase que me hizo reflexionar. Bassam es peor que Jamal.

¿Tendrá razón? Jamal era lo que era. No había caretas ni subterfugios. Era un tirano y punto. Sin embargo, Bassam presume de ser un hombre de Estado, de paz, dialogante, conciliador, pero, cómo el mismo reconoce, está en la misma guerra en la que estaba Jamal. Y, lo que es más preocupante, haciendo lo mismo que él hacía. Tal vez las circunstancias lo hayan llevado a la guerra, pero las decisiones que toma son única y exclusivamente responsabilidad suya. Y son esas decisiones las que parecen más propias de un tirano como Jamal que de un demócrata como suponíamos que era Bassam.

Y no hablemos de su vida sentimental porque ahí también se parece cada vez más a su hermano. El marido fiel y ejemplar padre de familia ya no es más que un recuerdo.

Es evidente que Bassam cada día que pasa se asemeja más a Jamal. Será cuestión de tiempo comprobar si la percepción de Ihab es una exageración o una premonición. Yo deseo de verdad que sea lo primero, aunque temo que lo segundo esté ganando demasiados puntos en los últimos tiempos.

A todo esto, una vez más, la persona que mejor ha definido la actitud de Bassam ha sido Leila. No sé si ganará las elecciones. No sé si servirá de algo su dimisión. Pero sí sé que Leila es indiscutiblemente la mujer que mejor conoce a Bassam. Mucho mejor que Molly por mucho que sea su esposa y muchísimo más que Daliyah aunque sea su amante.

Leila comprende que las últimas decisiones de Bassam han venido marcadas por el odio que siente por el asesinato de Emma. No está pensando con el cerebro sino con el corazón y eso le lleva a cometer errores. Y ahí es donde llega la magistral definición de Leila. El rencor hacia Ihab y el Califato, sus ansias de venganza, su sed de sangre, lo convierten en un buen padre, pero en un mal presidente.

¿Quién ganará la batalla final? ¿El padre que quiere vengar la muerte de su hija aunque eso suponga la destrucción de su país en medio de una cruenta guerra o el presidente que soñó un Abuddin democrático aunque eso signifique dejar a un lado su odio hacia el asesino de Emma?

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