'Tyrant' 2x02 Review: La vida sigue para los Al Fayeed sin Bassam

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

'Tyrant' arrancó hace ya 12 capítulos con el reencuentro de una familia. Después de 20 años la rama americana de los Al Fayeed ponía los pies en Abbudin. Fueron para una boda, pero los acontecimientos se precipitaron de tal manera que el encuentro se convirtió en encontronazo y el cariño fraternal saltó por los aires. En la primera temporada vimos como unos influían en otros y cómo ese intercambio se trasladaba a la otra esfera de la serie: la política.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Vistos dos capítulos de esta segunda temporada, podemos avanzar ya algunas cosas. La primera es que la familia Al Fayeed está completamente dividida. Unos están ya de vuelta en el hogar del que quizá nunca debieron salir en Estados Unidos y los otros siguen reinando en Abbudin, aunque unos y otros comparten algo. Bassam ha desaparecido, pero los problemas no han desaparecido con él.

Hombres, armas, dinero

Jamal ha hecho desaparecer a su hermano traidor, pero eso no ha conseguido que su presidencia sea más fácil. Ihab Rashid sigue peleando por la libertad de Abbudin y no duda en aprovechar la condición de mártir de Bassam para mantener viva la llama de la lucha.

Y eso que sus propios partidarios no están demasiado convencidos. No tienen armas, no tienen dinero, no tienen hombres. El último golpe del general Tariq ha sido demoledor. El viejo militar maneja perfectamente el juego de la guerra y les ha dado donde más les duele. ¿Cómo acometer una lucha armada sin armas? Es imposible. No. Ihab insiste en que solo necesita un hombre y un arma. Claro, y una única víctima. ¿Quién tiene todas las papeletas para ser el elegido? Jamal Al Fayeed, obviamente.

No sabemos si Ihab ha heredado el talento político y diplomático de su padre, pero sí tiene su inteligencia. Es consciente que tiene una oportunidad y va a poner todos los medios a su alcance para que sea un éxito. Punto uno, un hombre. Malik se ofrece voluntario. Es un suicidio y lo sabe, pero quiere hacer algo bueno. Pone los pelos de punta escucharlo hablar tranquilamente sobre lo maravillosa que es toda esta situación. Espeluznante.

Tienen al hombre, consiguen la pistola y los planos del escenario donde tendrá lugar el magnicidio son cortesía del proveedor de baños portátiles. Es tan simple que casi da risa, pero extraña que alguien tan paranoico de la seguridad como Jamal y, sobre todo Tariq, hayan pasado por alto una brecha de este calibre. Pero también es difícil imaginar que Malik tuviera que buscar la pistola donde la buscó. Ingenioso. Y asqueroso.

Un hombre, una pistola

El plan era bueno. Las cosas fueron saliendo bien, pero los insurgentes no tuvieron en cuenta dos elementos. Uno. La cámara de un cajero. Malik era hombre muerto antes ya de disparar. Dos. El sol. Ya lo dijo Ahmed, el sol es de los Al Fayeed y en esta ocasión ha sido, entre otros, el dios protector de Jamal. Le ha salvado la vida, pero la bala que le destrozó el brazo a la mujer del embajador chino le puede costar mucho dinero a Abbudin si el diplomático cumple su amenaza de romper los acuerdos comerciales entre ambos países.

Ante el peligro de que todo salte por los aires, Jamal toma una decisión drástica y va a cobrarle muy caro a Ihab su osadía. El problema es que las consecuencias no las va a pagar solo él. Jamal vació la arena de sus botas y con ese gesto tan simple parece que también borró de él todo recuerdo de los sabios consejos de Bassam para que Abbudin se presentase al mundo como una nación pacífica y amistosa.

Molly no sabe qué hacer

Están a miles de kilómetros de distancia, pero los jóvenes Al Fayeed viven sus pesadillas particulares.

Ahmed es ministro de Desarrollo Energético, pero podría serlo de transporte marítimo o ganadería trashumante porque tiene los mismos conocimientos de todos esos ámbitos. Ninguno.

Y en el otro lado del mundo, Emma no es capaz de enfrentarse al mundo, pero reconoce que su padre tuvo un comportamiento heroico. Otro punto de vista tiene Sammy que cree que Barry cometió una estupidez. ¿Habrá conseguido la llamada de Abdul que cambie de opinión?

En cuanto a Molly, sigue llorando la muerte de Bassam y peleándose con la burocracia para que le entreguen su cadáver. Está tan perdida, como ella misma dice, que regresa a una iglesia después de casi veinte años. ¿Significa esto que está rompiendo definitivamente con todo lo que tenga que ver con Abbudin? Es posible, pero no le va a resultar fácil y menos si no cambia el dinero de su monedero por dólares. Tiene que ser muy duro buscar consuelo en un lugar sagrado y que al abrir el bolso te encuentres con la cara del hombre que ordenó la muerte de tu marido.

Eso sí, esa visita también ha hecho que se reencuentre con un viejo conocido, que ya se ha ofrecido caballerosamente a ser su tabla de salvación o, como él dice, a ayudarle con los papeleos.

En la primera temporada los acontecimientos sucedían a un ritmo vertiginoso. Esta vez, por lo que hemos visto hasta ahora, o, al menos en este capítulo, vamos a tener instantes mucho más introspectivos. Vemos actuar a los personajes, pero también nos transmiten sus emociones, sus sentimientos, sus miedos, sus frustraciones…

Vamos a ser ricos

Y el mejor ejemplo de esto es Bassam. Apenas ha pronunciado un par de palabras en todo el episodio, ha hecho poco más que atravesar el desierto (que ya es suficiente), pero hemos sido capaces de interpretar todos y cada uno de sus estados de ánimo. El llamado a ser salvador de Abbudin está atravesando su particular vía crucis y si el sol salvó a Jamal, en este caso parece querer ponerle las cosas difíciles al pequeño de los Al Fayeed. Su menú del día a base de lagarto sale huyendo. Se desencadena una tempestad, pero no llueve. Ve el rastro de unos camellos, pero una tormenta de arena borra las huellas.

Todo parece estar en contra de Bassam. ¿Será que la naturaleza quiere que pague las consecuencias de sus malos actos? ¿Será una venganza del destino por haber traicionado sus principios matando al jeque?

Todo parece estar en contra, pero no nos podemos quedar sin protagonista tan pronto. ¿Quién le va plantar cara a Jamal?

Parece que los elementos, el karma, Alá, la naturaleza, el destino o como queramos llamarle creen que Bassam ya ha pagado por sus pecados y van a darle una nueva oportunidad.

Unos hombres encuentran a un prisionero fugado en medio del desierto. Vamos a ser ricos, dicen. La recompensa por entregar a un preso huido es alta, creen. ¿Qué pasaría si supieran que el hombre que llevan sobre su camello es el hermano traidor del señor presidente que a ojos del mundo está muerto? ¿Cómo actuarían si supieran que han estado a punto de asesinar a la esperanza de Abbudin? ¿Quién es el hombre que sale de esa pesadilla? ¿Bassam o Barry?

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