Unbreakable Kimmy Schmidt: 5 razones para ver una de las mejores comedias del año

Unbreakable Kimmy Schmidt: 5 razones para ver una de las mejores comedias del año

Por Ángela Pérez

Dicen que lo bueno y breve, dos veces bueno y, siendo francos, en la industria televisiva más de uno debería aplicarse este refrán. Sin embargo, la cuarta temporada de Unbreakable Kimmy Schmidt ha sido espectacular y nos ha sabido a poco. Muy poco.

Primeramente, si has llegado aquí buscando información sobre qué pasa con el resto de los capítulos de Kimmy, lamento decirte que sí, que la temporada cuatro (y última) que se estrenó el pasado 30 de mayo solo ha tenido seis episodios y que, para ver el resto, tendremos que esperar a enero de 2019. Aunque buenas noticias, se está barajando la posibilidad de una película.

Y una vez hablado de lo malo, hay que decir que esta temporada, como sus predecesoras, ha sido espectacular. Vamos a repasar 5 razones por las que se ha convertido en una de las comedias del año.

Kimmy en estado puro

El concepto de Kimmy y su temática es sencillamente brillante. Dar la vuelta a un suceso tan dramático como el secuestro y convertirlo en una comedia que cuestiona y critica muchos aspectos de nuestra sociedad, que emociona y que entretiene, no puede ser otra cosa más que un éxito asegurado.

Es una fórmula que funciona desde la primera temporada y, si hicieran veinte más, seguiría funcionando. Porque Kimmy es una serie de ahora, con personajes y problemas actuales. Si a esto le sumamos un elenco principal brillante con mucho carisma, la participación de estrellas invitadas como Jon Hamm y un humor plagado de referencias culturales de todos los ámbitos, no puede dejar de convertirse en una de las mejores series de comedia del año y de la década.

Más allá de la mujer topo

Durante las tres primeras temporadas, gran parte de la trama trata los problemas de Kimmy para adaptarse al mundo fuera del bunker. Y la verdad, ya se estaba empezando a convertir en un tema un poco pesado.

Sin embargo, en la cuarta vemos una evolución en este sentido, y es que Kimmy comienza a tener los problemas de una chica normal, relacionados con su trabajo, sus amigos y sus relaciones. Ya nos lo avisaban con ese primer capítulo, que empezaba con “Little Girl, Big City”.

Nos hemos tronchado viendo cómo lidia con sus compañeros de trabajo asociales como una auténtica Directora de Recursos Humanos (incluida una denuncia por acoso sexual hacia ella), cómo es víctima de algún que otro conquistador de mujeres y cómo intenta evitar que sus amigos la metan en líos (o al menos un poquito).

El resto de los personajes también han tenido una evolución bastante interesante y divertida. La casera más loca, Lilian, tiene que lidiar con la muerte de su novio millonario y nos regala momentos desternillantes como cuando decide esparcir sus cenizas. Por su parte, Jacqueline decide montar su propia agencia de representantes e intenta por todos los medios una labor imposible: conseguirle un trabajo a Titus. Y es que está más preocupado intentando que Mike vuelva con él, para lo que finge ser la estrella de un show poco conocido y se inventa una grabación falsa. Al final la cosa no le sale del todo mal porque termina consiguiendo un buen trabajo, aunque no estaba para nada dentro de sus planes: se convierte en profesor de interpretación en un instituto.

Himno Feminista

Ligado un poco a lo anterior, en esta temporada hemos podido ver a todo el elenco femeninos más empoderado de que nunca. Las hemos visto decir no a los hombres, decir no a la sociedad y decir no a las tradiciones. De hecho, Kimmy escribe un libro para luchar contra las tradiciones más machistas, Jacqueline renuncia a su papel de esposa aprovechada y tira de principios para ayudar a su exhijastra y Lilian, qué decir de ella, si solo con verla nos queda claro que ella sí que es la verdadera revolución feminista.

Y es que al igual que eso de partir las temporadas en dos, el feminismo también está de moda y ha llegado al género de comedia, que desgraciadamente suele estar fuera de esta tendencia. Pero en esta cuarta temporada Kimmy es más feminista que nunca, ¡y nos encanta!

Técnica y ritmo con personalidad propia

En muy raras ocasiones vemos series cuya técnica no es solo correcta y se sale de lo común. En el caso de Kimmy, tanto el montaje como los efectos visuales y sonoros son un personaje más de la trama con personalidad propia. Y, aunque es algo que ya destacaba de temporadas anteriores, en esta simplemente se han superado.

Han experimentado con otros formatos (espectacular el capítulo a modo de documental), la elección de la música y los efectos se ha hecho aún más evidente y el ritmo del montaje, más que nunca, ha sido un vehículo espectacular para el guion que, a veces, incluso le roba protagonismo.

Y la razón más importante…

No te quepa duda, con Kimmy te lo vas a pasar bien; te vas a reír, te va a hacer pensar y te va a transportar a un mundo de optimismo y buen rollo que te va a durar todo el día.

Solo esperamos que esto no decaiga en el último tramo de temporada que nos queda y podamos despedir a una de las mejores series de comedia actuales con un buen sabor de boca.

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