'Vikings' 3x08 Review: un cambio de aires con consecuencias

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Siempre hay consecuencias. Aunque no es algo en lo que a menudo recaigan nuestros queridos 'Vikings'. Tampoco lo harán en esta ocasión. De hecho, To the Gates! (¡A las puertas! En español) trata mucho más de acciones que de reacciones, si bien no está del todo exento de ellas. Con él, a falta de dos capítulos para acabar la tercera temporada, encaramos una recta final marcada por esos nuevos escenarios y personajes que ya presentaron en el episodio anterior y que en el último apenas han dejado un momento para que echemos de menos lo que hemos dejado atrás. Poco Kattegat y nada de Wessex. Sospecho que volveremos más adelante sobre ellos. Mientras tanto, así lo han querido sus guionistas, aceptemos este cambio de aires, que siempre viene bien, y centremos nuestra atención en los últimos acontecimientos.

(¡Cuidado SPOILERS!)

Y lo último pasa por París, aunque los hombres del norte aún no hayan conseguido poner un pie en tierra firme. No, al menos, dentro de la capital francesa que tanto ansía Ragnar Lothbrok y que al parecer se le resistirá como poco otro episodio más. Y es que después de To the Gates! los vikingos no estarán más cerca de lograr su objetivo. Es posible que tampoco más lejos pero sí lo harán más mermados, con un importante número de bajas.

Por lo pronto esa es la consecuencia más directa de esta no-toma de París, que se ha producido en tres frentes diferentes. Uno por tierra (las puertas y la torre), otro por agua (el río y las murallas) y uno interior, el de la resistencia, dirigido por el conde Odo y liderado por la joven princesa Gisla. Pero vayamos más lentos.

¡A las puertas!

De menos a más, si Lagertha puede ser menos alguna vez, es ella la que comanda la incursión por tierra, acompañada de su inseparable y desleal conde de Hedeby y del hijo del que fuera rey Horik, Erlendur. A la vikinga, que hace algunos episodios que ha dejado ya atrás sus deseos por cultivar las tierras, últimamente solo le interesa una cosa, los títulos. Aunque es posible que lo que más le duela sea la traición.

De hecho, a quien continúo sin ver venir es a Kalf. Imagino que algo parecido le ocurrirá a ella. Es posible que él solo desee lo que cualquier protagonista desearía. Al reino y a la chica. Pero no todos hemos nacido para desarrollar el papel principal de la historia, sobre todo si ella también anhela las mismas cosas. Sea como sea, es él precisamente el que, después de conseguir entrar en el castillo, ariete mediante, sospecha de su supuesta tranquilidad y arrastra a Lagertha, no sin noquearla, fuera de sus murallas justo antes de que sus pasillos se conviertan en una auténtica ratonera.

La relación que ambos deciden iniciar al final de este episodio, bajo la premisa de que ella nunca le perdonará por haberle arrebatado su condado y algún día le matará por ello, resulta, parece obvio decirlo, bastante peligrosa en ambos sentidos. Quiero pensar que ella cumplirá con su promesa. Lagertha es mucho Lagertha y tal vez lo que ni el propio Ragnar entienda es su más que posible necesidad de hacerse un hueco en un mundo dominado por los hombres. Su obstinación es en realidad su lucha. Y es por ahí por donde siempre me gana.

Primer contacto

Mientras tanto, en el otro frente de esta guerra el resto de los vikingos tratan de hacerse con el control de la ciudad a través de sus murallas. Y lo hacen sin ningún éxito, todo hay que decirlo. Neutralizados una y otra vez por los combatientes franceses, son Bjorn y Rollo, al fin ellos dos, los que deciden formar parte de la acción, con suerte algo dispar y algo parecida también.

Ambos, al menos, acaban fracasando. El primero, aunque sobrevivirá, termina gravemente herido sin sospechar que en Kattegat Porunn ha abandonado su hogar y dejado a Siggy en manos de Aslaug. Mientras que el segundo (me encanta ese Rollo capaz de matar a un compañero solo por su cobardía), es arrojado al río después de tener esa especie de momento místico, una conexión, en un intercambio de miradas con la propia princesa Gisla.

Ella es al final la que, speech incluido, con ayuda del estandarte sagrado de Saint Denis, la oriflama, les ha ganado a todos la batalla. En un episodio donde el rey Lothbrok ha permanecido más como un mero espectador de los acontecimientos -de hecho solo interviene al final cuando su propio hijo decide asumir el control, lo que le dará la oportunidad a él de contemplar por primera vez París, a pesar de caer herido-, el que también ha permanecido al margen ha sido el rey francés, aunque más por cobardía, encogido como está en su trono, que por estrategia. Por suerte si algo le sobra a su hija es valor y determinación. Deseosa estoy de ver cómo los dos, incluso el propio conde Odo, resuelven una confrontación mucho más directa, de tú a tú, con los vikingos.

Frentes internos y crisis de fe

Por su parte, Floki, que parece haber heredado lo peor de Athelstan, ha sufrido su primera crisis de fe. Tengo la triste sensación de que hemos perdido a este personaje, seña y símbolo de la serie, y de que, de algún modo, nos están preparando para lo peor, que a este paso será un alivio. El que sí parece estar disfrutando de toda esta situación es el propio Ragnar que, ya lo he dicho, observa en la distancia cómo su hasta hace poco amigo, especialmente delirante, acaba torturado ante la idea de que los dioses no solo no están con él, sino que además le están castigando.

Sirva la no-toma de París, por tanto, como advertencia y lección para Floki, que tal vez creyó en serio que podría salir indemne de su asesinato. Porque toda acción conlleva su reacción. También las de Ragnar, que ha ido demasiado lejos en su intento de escarmentarlo y no sé si no terminará pagando caro su pasividad ante la muerte de sus guerreros. De momento acaba el capítulo herido. Que no es poco. Y con una promesa, su determinación y obligación de conquistar la capital francesa cuyos ocupantes, tal vez ahora después de su pequeña victoria, se confíen en exceso de sus posibilidades. Lo cierto es que no conocen todavía a Lothbrok. Ese hombre capaz de ocultar su ira tras un rostro paciente. Que se prepare Floki. Que se prepare París. Preparémonos nosotros también para su recta final. Nunca antes el rey vikingo había deseado tanto algo. Tampoco una servidora. Va por ti, Athelstan.

Próximamente

Y como siempre, os dejo con el tráiler del próximo capítulo, donde veremos los próximos pasos que se darán a un lado y otro de las murallas y en el que además reaparecerá el reino de Wessex. Por su parte, puede que Ragnar haya sido un poco permisivo en los últimos episodios, pero algo les quedará claro a todos, como vemos en la promo. Y es que el único rey aquí es él. A ver quién es el listo que se lo discute.

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