‘Un camino hacia el destino’ Final Review: 6 claves de una telenovela de toda la vida

Por Betty M. Martínez

Hace unos días le hemos dicho adiós en Nova a ‘Un camino hacia el destino’, una de las telenovelas más convencionales que hemos visto en los últimos tiempos. Todo lo que se supone que debería pasar en una telenovela ha pasado en ‘Un camino hacia el destino’.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

De joven colegiala a exitosa concertista

Comencemos por Luisa Fernanda, la protagonista femenina de esta historia y, además, el personaje que ha recorrido el camino más largo. La conocimos como una joven colegiala y la despedimos como madre de familia y exitosa concertista de violín. ¿Y en medio?

Pues en medio le ha pasado absolutamente de todo. Una relación de muchas sombras y algunas luces con su madre. Descubrió que el jardinero del que se sentía tan orgullosa no era su verdadero padre. Se enamoró de un joven y apuesto millonario. Se peleó con su mejor amiga por él. Se quedó embarazada e hizo creer al padre que el niño era de otro hombre. Conoció a su abuelo, que la había repudiado antes de nacer y que ahora casi ni la recuerda. Fue a la cárcel por un delito que no cometió. Averiguó que su peor enemigo era en realidad su padre. Vamos, lo que se dice una vida intensa y seguro que me dejo algo olvidado porque entre tantas idas y venidas creo que me he perdido algún detalle.

Eso sí, hay algo que reprocharle. Después de todo esto, cuando todo se acomoda y las espectadoras ya estamos eligiendo zapatos para irnos de boda, resulta que la novia se nos va ¡¡seis meses!! Que me parece muy bien que se quiera desarrollar profesionalmente, pero con lo que sacrificó para estar junto a su hijo, ¿ahora se va? Sí, lo deja con su padre y sus abuelos, pero ha sido algo que, por muchas vueltas que le doy, sigo sin entender. ¿No hubiera sido más lógico que se fueran todos juntos?

Hay que reconocer que este personaje ha sido una gran oportunidad para Paulina Goto. La hemos visto reír a carcajadas y llorar a mares. Ha sido generosa hasta límites inverosímiles, pero a veces (no demasiadas) también ha mostrado algo de carácter. Nos la hemos creído como una ingenua estudiante llena de ilusiones y también como madre afligida. En resumen, que puede que Paulina Goto se quede mucho tiempo por nuestras pantallas. Eso sí, por favor, la próxima vez, que haga un papel un poco más realista. Que hemos querido mucho a Fernanda, pero tanta perfección, bondad, amor al prójimo y capacidad de perdón por momentos resultan un tanto excesivos.

Un galán con madera

Y donde hay una protagonista de manual, tiene que haber un galán de libro. Y ese ha sido Carlos. Enamorado desde el minuto uno, se ha mantenido leal a su “bella colegiala” hasta el final. Y todo a pesar de las tentaciones que le han rondado.

Ya sabemos que Isabela tiene problemas de audición porque le ha costado tropecientos capítulos entender que Carlos no quiere nada con ella. Él se ha cansado de decirlo, pero tampoco es que haya hecho demasiado por apartarla de su vida, aun siendo uno de los principales motivos de sus discusiones con Fernanda. Carlos, sé que tú tenías las ideas claras y más aún tus sentimientos, pero deberías haber puesto más de tu parte para alejar a Isabela. ¿De qué sirve que digas que no quieres nada con ella si ella está todos los días y a todas horas a tu lado?

En fin, si como novio habría que disculparle algunos detalles, a quien no se le puede reprochar nada es al Carlos hijo. Lo suyo con Marisa ha sido auténtica devoción. La ha cuidado y protegido incluso de sí misma. Y ya no hablemos de su papel como padre. Con Pedrito ha tenido poco tiempo, pero con Paquito han formado una de las parejas más divertidas y tiernas de toda la telenovela. Lo digo siempre, siento repetirme, pero a los hechos me remito. Qué buenos castings de niños hacen en Televisa.

En cuanto a Horacio Pancheri, ha sido muy evidente que es su primer papel protagonista y se ha notado que le falta experiencia. Sin embargo, se ha esforzado (no me quiero ni imaginar su lucha con el acento) y de su química con Paulina Goto se ha escrito ya suficiente. En resumen, tiene madera para ser un buen galán, pero le faltan tablas. Nada que el tiempo y el trabajo no puedan solucionar.

Un matrimonio de ida y vuelta

Fernanda y Carlos eran los protagonistas, pero la estrella ha sido Pedro. Mi mayor aplauso es, sin duda, para Jorge Aravena. No sé si ha sido mérito de su actuación, de los matices del personaje o de la combinación de ambos, pero en muchas ocasiones las aventuras y desventuras de Pedro han sido mucho más interesantes que las de la pareja protagonista. Ha rozado la perfección en casi todas sus facetas: un padre ejemplar, un hacendoso jardinero, un marido enamorado (a pesar de las circunstancias), un amigo leal…

Pero, y aquí está lo mejor, también se ha equivocado. Su actitud con Carlos era injusta, pero él se mantenía intransigente. Lo mismo que su afán en que Fernanda no tratara a su familia materna. Él decía que quería proteger a su hija, pero, en cierta medida, era una actitud egoísta porque buscaba retenerla a su lado sin que nadie se inmiscuyera. O quizá era miedo a perder lo que más quería. Eso sí, hay que reconocer que ha sido el hombre que más ha querido a Fernanda, el que más la ha protegido y el que siempre ha estado a su lado. Es más, casi me atrevería a decir que la verdadera historia de amor de ‘Un camino hacia el destino’ ha sido la de Pedro y Fernanda.

En cuanto a Lisette Morelos, no me convenció en ‘La impostora, pero aquí me fascinó. Y lo más curioso es que me gustó mucho más como doña Quecas que como la tierna madre que acabó siendo. La Amelia del principio rezumaba amargura, tristeza, rencor, pero a pesar de lo mal que trataba a su marido y a su hija, nunca la vimos como una villana. Para Fernanda y Carlos fue buena su transformación, pero para los espectadores no tanto. La Amelia del principio era imprescindible en la evolución de la trama. Al final, si Amelia no aparecía en escena, tampoco la echábamos de menos.

Villanos con distinto destino

Si Pedro es el héroe indiscutible, a Luis le tocó el papel de villano. ¿Se puede ser más vil? Reconozco que en más de una ocasión le he dicho más de un improperio que no puedo reproducir aquí. Han sido tantas sus maldades que soy absolutamente incapaz de recordarlas todas.

Eso sí, tengo muy claro que su peor comportamiento lo vimos al final. A ver, ¿a quién en pleno uso de sus facultades mentales se le puede ocurrir que la mejor forma de conseguir que tu hija te quiera es apartarla de todo cuando ama a base de amenazas y chantajes? Sin olvidar que el desapego de Fernanda estaba más que justificado. Debe ser duro asimilar que la persona que más daño te ha hecho en tu vida es, en realidad, tu padre.

He dicho que Fernanda siente desapego por Luis porque me ha quedado más que claro que este personaje no conoce el significado de palabras como odio o rencor. Yo soy una firme defensora de las segundas oportunidades, pero creo que Fernanda ha sido demasiado generosa con Luis. Aún sigo procesando la última escena en la que aparecen juntos.

Pero al hablar de villanías hay que pensar en Ana Patricia Rojo. En serio, esta mujer sigue sorprendiéndome con su habilidad para amargarle la vida a todo el mundo en todas las telenovelas en las que participa. Yo creo que si hay algún diccionario telenovelero, al lado de villana tiene que salir su foto. Mariana hizo todo lo posible por destrozar a cuantos tenía cerca, pero, al final, la que acabó destrozada fue ella. Lo peor es que por momentos buscó la redención y la hubiera conseguido, pero su orgullo le impidió tener un final feliz. Aunque, desde su punto de vista, sí lo tuvo porque se quedó con lo que siempre quiso. Única y exclusivamente lo que siempre quiso. Insisto. Con villanas así, da gusto ver una telenovela.

Una amalgama de subtramas

Por si todo esto no fuera suficiente para tenernos pegados a la pantalla, a Nathalie Lartilleux incluyó una multitud de subtramas: el profesor Diego y sus “amores”, la caída a los infiernos de Camila, la cleptomanía de Maribel y su relación con Javier, las aspiraciones de la Malquerida…

En teoría las subtramas ayudan a desarrollar la historia principal, pero en esta ocasión se les ha ido la mano porque el ritmo ha sido un tanto extraño. A Lucero y Diego los dejamos felices y enamorados y cuando volvieron a aparecer él era un psicópata. De lo que pasó en medio, ni idea. Con Camila, había días en que era el centro del universo con medio elenco buscándola y, de repente, paraban la búsqueda hasta nuevo aviso. Por no hablar del hecho de que del marido de Clarita nunca más se supo y de que Carlos debió renunciar al hospital porque en la recta final ni por casualidad lo vimos con su bata blanca.

Insisto. Las subtramas suelen funcionar bien, pero en su justa medida. Cuando son demasiadas o no se desarrollan coherentemente, resulta muy complicado seguirles el ritmo porque tienes la sensación de que has perdido el hilo de la historia.

Un final apresurado

Y esos desajustes en el ritmo se notaron mucho al final. No sé si ha sido por la estrategia de Nova de acortar los últimos capítulos, pero hubo momentos importantes que vimos a velocidad de vértigo y aspectos secundarios que se prolongaron hasta el aburrimiento.

Puedo entender que la gira de Fernanda fuera un visto y no visto porque era un auténtico sinsentido, pero me cuesta creer que Televisa no tenga medios para recrear los mejores auditorios sin tener que recurrir a unas fotos de lo más cutres.

Y, desde luego, no les perdono la boda más pobre a la que hemos asistido en una telenovela. Y vuelvo a Diego y Lucero. Allí lo vimos todo y cuando digo todo es todo. En la boda de Carlos y Fernanda, como tuitearas el momento, te la perdías.

La boda casi me la pierdo, pero me ha quedado más que claro que Fernanda logró su sueño de ser concertista de violín. ¿De verdad era necesario recrearse tanto en sus habilidades musicales? Ya sabemos que toca bien, pero el concierto no es que fuera largo, es que se hizo eterno porque tampoco aportaba nada nuevo. Era como prolongar algo que ya se había acabado hacía tiempo. De hecho, yo pensé que iba a pasar algo más. De saber que el concierto era el final, hubiera cambiado antes de canal.

En fin, que Televisa sigue demostrando que lo que sabe hacer lo hace muy bien. ‘Un camino hacia el destino’ ha sido un gran ejemplo de telenovela de toda la vida. Para lo bueno y para lo malo.

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