Y el Oscar al Mejor Top 10 es para: momentos únicos en la entrega de premios

Ya está todo dispuesto en el Dolby Theatre de Los Angeles. Los sobres lacrados aguardan a que los grandes nombres del cine anglosajón revelen su contenido. Estamos ante la octogésimo quinta edición (85ª, por si las moscas) de los Premios de la Academia de Hollywood, una de las más competidas de los últimos años.

Argo, Lincoln, La noche más oscura, Django desencadenado, Amour, El lado bueno de las cosas, Los Miserables, Bestias del Sur Salvaje y La vida de Pi se reparten nominaciones y probabilidades. Opciones tampoco le faltan al representante español de esta edición, el figurinista lanzaroteño Paco Delgado aspira a ganar el premio al Mejor Vestuario por Los Miserables. Y no perdamos de vista a Naomi Watts, nominada por su sufrido papel en Lo Imposible.

Seth MacFarlane, creador de Padre de Familia o Ted, tiene encomendada la tarea de convertir la gala en un auténtico espectáculo. El sucesor del eterno Billy Crystal (presentador del año pasado) bien podría echarle un vistazo a este Top Ten, en el que repasamos algunos de los muchos momentos para el recuerdo que los Oscar han dado a la televisión. Para evitar que nuestro Top 10 se convierta en un Top 1000, hemos acotado nuestro campo de acción a los últimos veinte años. Es decir, de 1993 a la actualidad.

¿Qué momentos serán merecedores de entrar en este ránking el año que viene? Eso queda a elección de los espectadores, que podrán disfrutar de la alfombra roja en abierto en Canal 24 Horas, y de la entrega de premios en Canal +. Sin más, ¡comenzamos!

1. Empezando fuerte con Hugh Jackman

Para empezar este Top Ten por todo lo alto, recurrimos al más espectacular maestro de ceremonias que han tenido en los últimos años. No, no hablamos de los incorrectos Chris Rock o Jon Stewart, ni los más clásicos Whoopi Goldberg, Steve Martin y Alec Baldwin, ni el clásico, Billy Crystal. Y de James Franco, mejor ni nos acordamos (no creemos que él se acuerde). Sobran las palabras ante el numerito que protagonizó el “miserable” “lobezno” del cine Hugh Jackman, en la 81ª edición, la de 2009. Así que, simplemente, ¡disfruten!

2. Patinazo a la gloria: errores y leyendas urbanas en los Oscar

Mucho se ha hablado del desagradable error vivido en la edición de los Goyas 2013 con el cabezón a la Mejor Canción Original, con Adriana Ugarte y Carlos Santos de protagonistas y Pablo Cervantes Gutiérrez, Pablo José Fernández Brenes y Víctor M. Peinado de desafortunados secundarios en esta historia. Patinazos como este se dan el las mejores familias. Y si no, que se lo digan a Sharon Stone en 1996, que tuvo que entregar un Oscar... Sin tener el sobre.

Todo tiene una explicación: la actriz de Instinto Básico y el músico Quincy Jones subieron a anunciar dos premios consecutivos. Al salir del escenario, el primer galardonado se llevó, por error, el sobre de la siguiente estatuilla que se iba a anunciar, organizando una verdadera zapatiesta en el escenario. La tensión se podía cortar con un cuchillo (mejor, con un punzón de hielo): la Stone salió como pudo del embrollo improvisando hasta que Jones -que había salido por patas a buscar al notario- le pudo chivar la identidad del ganador.

A todo esto, el Oscar del sobre perdido era el de Mejor Música Original, y fue a parar a El Cartero. Paradójico, cuando menos.

No obstante, el fallo más recordado en las últimas veinte ediciones es uno que nunca sabremos si era tal. En 1993, el inconmensurable Jack Palance otorgó el premio de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto a una principiante Marisa Tomei, que se impuso a las veteranas Joan Plowright, Vanessa Redgrave, Judy Davis y Miranda Richardson. Mucho se ha dicho del asunto: que si Palance se había equivocado (por sus vicios etílicos o por la edad), que si se lo había inventado... Tomei, una actriz fantástica, tardaría en quitarse el sambenito y obtener el reconocimiento que verdaderamente merecía.

3. Ben Stiller, el Mortadelo de Hollywood

Para el bueno de Ben Stiller, cada edición de los Oscar es un Carnaval: al menos, eso parece a juzgar por los múltiples (y muy punteros) disfraces con los que se ha subido a la tarima. En 2002, se puso tolkienano (o enano, a secas) presentando el premio al Mejor Maquillaje vestido de Gimli. Y en 2006, entregaría la estatuilla a los Mejor Efectos Visuales envuelto en un croma verde que hubiera hecho las delicias de David Hasselhoff.

En 2009, Stiller se sumó a la fiebre por Avatar sin necesidad de capture motion, para entregar el eunuco al Mejor Maquillaje. Y un año después, aprovechó el falso-pero-no-pero-sí descenso a los infiernos de Joaquin Phoenix para parodiarlo: ahí le teníamos, junto a Natalie Portman, con el pelo revuelto, barba espeluchada, gafas de sol y rictus de no querer estar allí (entendiendo allí por el universo entero), en este francamente divertido fragmento.

4. Reyes de la risa: Blake Edwards, sin frenos a por el Oscar, y Jim Carrey en su salsa

Como tantos otros legendarios miembros de la estirpe hollywoodiense, Blake Edwards (1922-2010) solo pudo subir a recoger su Oscar a título honorífico, en 2004. Pero, desde luego, el director de clásicos como Desayuno con diamantes, Días de vino y rosas, La pantera rosa o (ya paramos, en serio) El guateque quiso hacer de su entrada al escenario algo inolvidable.

Con la inestimable ayuda de Jim Carrey, Edwards entró como alma que lleva el diablo a llevarse la estatuilla: montando en una silla de ruedas sin frenos que parecía programada por el mismísimo Hrundi V. Bakshi. Tras estamparse y destrozar el decorado, Edwards solo estaba interesado en una cosa, que nadie le quitara su Oscar. Demasiado le había costado.

Y, aprovechando la tesitura, aquí tenemos de nuevo a Jim Carrey entregando otro galardón. Aquí, la gracia no está en quién lo recibe, sino en cómo lo da. Un espectáculo de tres pistas condensado en una cara ante la que solo podemos decir: “¡Viva El Salvador!”

5. Will Ferrel y Jack Black vs el mundo: “Te machacaré con mi premio Nickelodeon”

Antes dábamos bola (y nos daba risa) Jim Carrey, pero lo cierto es que Will Ferrel y Jack Black tampoco se quedan atrás. En 2007, protagonizaron un grandioso número musical en el que se quejaban con amargura de la ausencia de actores cómicos en las nominaciones a los Oscar. La música va in crescendo y los intérpretes se crecen y amenazan con repartir guantazos a diestro y siniestro.

Tuvo que entrar en escena John C. Reilly para mediar: tal vez Ferrel, Black y tantos otros, deberían hacer más dramas de vez en cuando. Y no le faltaba razón... Aunque a nosotros a Ferrel le hubiéramos dado hasta el Pulitzer por El reportero, la leyenda de Ron Burgundi.

6. “La red social” de Ellen DeGeneres: etiquentando a las celebridades

¿Se acuerdan de aquellos tiempos felices en los que Myspace era lo último de lo último para comunicarnos por la red? Tiempo antes de que el trinar de los tuiteros silenciara a esta red social (allá por 2006), Ellen DeGeneres, presentadora de la gala, la utilizó como excusa para, en plena ceremonia, pedirle a Clint Eastwood que se hiciera una foto con ella. No solo eso: Steven Spielberg aceptó gustoso la tarea de captar la instantánea, no sin antes recibir un consejito de la televisiva: “Asegúrate de que los dos salgamos en la foto”.

7. Mini-Elijah Wood contra los dinosaurios

Antes de que le saliera pelo en ciertas partes (en los pies, se entiende) y cruzara la Tierra Media de la mano de Peter Jackson, Elijah Wood ya había encontrado un huequecito en Hollywood. Es más, antes de enfrentarse a Gollum, hubo de lidiar con otros monstruos del celuloide (y no hablamos de Macaulay Culkin de El buen hijo): en los Oscar de 1994, el intérprete se encargó de entregar un galardón con una compañía inesperada, un Tiranosaurio Rex recién salido de la Isla Sorna de Jurassic Park. A Wood no le tembló el pulso (bueno, solo un poquito) para coger el sobre con el ganador, que el dinosaurio estaba utilizando como mondadientes. ¿La categoría del premio? Mejores efectos visuales.

8. Los Oscar también son reivindicativos

Vamos a olvidar por un momento que la estatuilla a la Mejor Interpretación Masculina de la 81ª edición de los Oscar tendría que estar ahora en casa de Mickey Rourke sirviendo como juguete para sus chihuahuas, y hablemos de Sean Penn, el que se llevó el gato al agua. El intérprete ganó su segundo eunuco dorado por Mi nombre es Harvey Milk, y aprovechó su discurso de aceptación para hacer gala de su carácter reivindicativo, en este caso a favor de los derechos de los gais y lesbianas.

Desde luego, no es la reivindicación más furibunda... En el recuerdo está la peleona Vanessa Redgrave (Oscar a la Mejor Actriz de Reparto en 1978) con su ¡zasca! a los “mafiosos sionistas” de Israel... Pero sirva para demostrar que en Hollywood tampoco se achantan cuando creen que es hora de protestar.

9. Oscarizados extasiados: de los saltos de Cuba Gooding Jr. al 'besucón' Adrien Brody

Ganar un Oscar puede hacer que un intérprete pierda los papeles. No, no nos referimos a la (inmerecida) mala suerte de Mira Sorvino, olvidada por Hollywood tras hacerse con el premio dorado por Poderosa Afrodita, sino a todos esos ganadores a los que la estatuilla les hizo subir la bilirrubina.

El Pianista le otorgó a Adrien Brody el honor por el que muchos actores matarían. No hablamos del Oscar a la Mejor Interpretación Masculina (bueno, también), sino de besar a Halle Berry, la entregadora. Así celebró su triunfo al subir al escenario del Kodak Theatre.

La carrera de Brody no es que esté siendo un camino de rosas, pero desde luego goza de algo más de lustre que la del bueno de Cuba Gooding Jr. El intérprete, galardonado con el Oscar al Mejor Actor de Reparto por Jerry Maguire, acabó repartiendo amor y dando unos brincos al escenario que ni Lebron James.

Y sin dejar los botes, de Cuba a Italia: la celebración de Roberto Benigni por la aplastante victoria de La vida es bella (1999), que a punto estuvo de aplastar alguna cabeza cuando decidió subir al estrado saltando de butaca en butaca.

Y si Benigni saltaba por encima de todo Hollywood, James Cameron se proclamaba “El Rey del Mundo” con el éxito imponderable y casi inalcanzable de Titanic: 11 Oscars, ni más ni menos.

Si hablamos de exaltación, no podemos dejarnos en el tintero a Melissa Leo, quien soltó eso que los anglosajones llaman “la bomba F” al ver reconocido su trabajo en The Fighter.

Cerramos este apartado con un discurso que demuestra lo importante de la contención: Quentin Tarantino y Roger Avary subieron a recoger el Oscar al Mejor Guión Original por Pulp Fiction (en una noche dominada por Forrest Gump): el artífice de Django Desencadenado supo calmar su verborrea explosiva al asomarse al micrófono: “Creo que este es el único premio que voy a ganar esta noche, y estaba pensando en que tal vez debería soltar un montón de cosas... ¡Pero no lo haré! Gracias”. Su por entonces compañero de escritura también se mostró contenido... Tanto como su vejiga le permitió: “De veras que tengo que hacer pis, así que me voy”.

10. Españoles en la cima: Trueba, Almodóvar, Amenabar, Cruz, DDT...

No se nos olvidaba, lo reservábamos para el final: en los últimos veinte años, hasta siete veces han subido artistas españoles a recoger una de estas preciadas estatuillas doradas. A saber: Fernando Trueba, en 1994, por Belle Epoque; Pedro Almodóvar, en 1999 y 2003 (por Todo sobre mi madre y Hable con ella, respectivamente); Alejandro Amenábar, por Mar Adentro en 2005; los maquilladores David Martí y Montse Ribé (DDT) por sus espectaculares creaciones de El laberinto del fauno, en 2007; Javier Bardem fue el Mejor Actor de Reparto en 2008, y Penélope Cruz, su homóloga en categoría femenina un año después. No son pocos, ¿eh?

Rememoramos un par de ellos: Trueba sucedió a José Luis Garci y se colocó como el segundo español en llevarse a casa el premio a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Allí, el cineasta de El artista y la modelo no dudó en dedicárselo a su deidad particular, Billy Wilder.

Y cómo olvidar aquel momento (ya más visto y oído que el tebeo, bien es cierto) en que Penélope anunció, voz en grito, el primer Oscar a Almodóvar. Antonio Banderas, que también estaba por allí, mantuvo un poquito mejor la compostura y la emoción.

Un decenio después, Cruz, ya establecida de pleno derecho en el star system internacional, no pudo evitar los nervios al colocarse frente a la platea del Kodak Theatre de Los Angeles y recibir su propio premio. “¿Se ha desmayado alguien aquí? Porque puede que yo sea la primera”, decía.

BONUS. Homenaje al “Joker”, Heath Ledger

Empezábamos con la gala de 2009 y terminamos con la de ese mismo año.A Heath Ledger la muerte lo encontró antes de tiempo, justo cuando todas las apuestas para el Oscar al Mejor Actor de Reparto llevaban su nombre grabado. Su encarnación del Joker en El caballero oscuro lo alzó definitivamente a los altares y lo convirtió en una nueva leyenda de la meca del cine.

La estatuilla le llegó a título póstumo por unanimidad, y eso que contaba con una férrea competencia: el descacharrante Robert Downey Jr. en Tropic Thunder, el contenido Phillip Seymour Hoffman por La duda, el inquietante Michael Shannon por Revolutionary Road y el traumado Josh Brolin de Mi nombre es Harvey Milk. Kevin Kline dedicó unas sentidas palabras a su interpretación, mientras que la familia recibió el premio en su nombre.

El Top Ten llega a su fin. Ya solo nos queda desear suerte a los nominados, sobre todo al español (y a Christoph Waltz, ejem), y un dulce insomnio a los trasnochadores que dediquen su noche a vislumbrar las estrellas del firmamento hollywoodiense. ¡Ánimo, café y viva el cine!

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