Crítica Vertele

'Hierro' convierte una historia convencional en un ejercicio ejemplar de buena televisión

Hierro - Candela Peña en la serie de Movistar

Pedro Zárate

La historia de Hierro no es la de una serie cualquiera. Su viaje comienza en el año 2015 con laSexta como protagonista inesperada. Por aquel entonces la segunda cadena de Atresmedia aún no había estrenado Refugiados, su fallida coproducción con la BBC y, a la postre, su última apuesta por la ficción original. Sin embargo, los planes de laSexta a corto pasaban por producir series propias para emitir en su parrilla. De ahí que echara el lazo a Hierro a principios de ese año.

En aquellos tiempos, la serie que aquí nos ocupa no era más que un boceto, una idea plasmada en pocas líneas que bastó para llamar la atención Atresmedia, que decidió apostar por ella. Al menos hasta junio del año siguiente, cuando paralizó el proyecto antes incluso de que comenzara la escritura del guion. laSexta ya había cancelado su línea de ficción y la cantidad de thrillers que Antena 3 estaba emitiendo o había emitido recientemente -Mar de plástico, Vis a vis y Bajo sospecha, entre otros- llevaron a Atresmedia a desechar Hierro en favor de otras producciones.

La serie entró así en un impasse que se alargó hasta abril de 2017, cuando Movistar se hizo definitivamente con ella como parte de su nueva estrategia de producción original. El tesón de los hermanos Pepe y Jorge Coira -creador y director de Hierro, respectivamente- y de Portocabo -productora junto a ARTE France y Atlantique Produtions- se vio premiado y el proyecto echó a andar hasta hoy, cuando sus ocho capítulos han visto la luz en la plataforma.

'Hierro' no es revolucionaria, pero sí una serie ejemplar

Expuesta la intrahistoria, lo único que cabe preguntarse es quién salió ganando de todo este proceso, si Atresmedia renunciando a Hierro o Movistar sacándola del cajón. Responder a toro pasado siempre resulta ventajista e injusto, pero lo cierto es que ambas compañías tienen motivos para estar satisfechas. Atresmedia porque, aun sin Hierro, ha sabido sacarle más brillo que nunca a su sello Series Atresmedia con producciones como Velvet, Mar de plástico, Vis a vis o La casa de papel. Todas ellas éxitos a diferentes escalas.

Y Movistar porque, visto el resultado, ha sumado a su catálogo un producto de alta calidad. No el más ambicioso ni el más revolucionario, pero sí uno que tiene todo lo que se debe exigir a una buena serie de televisión. Ya lo expuso con acierto Domingo Corral, jefe de ficción de Movistar, en una reciente entrevista con Vertele: “Hierro no tiene un gran concepto, porque no deja de ser una buena serie sobre un asesinato que sucede en una isla y empieza una investigación, pero están tan bien trabajados los personajes y la conexión de la historia con el lugar que va a enganchar a la gente”.

Y así es. Hierro no tiene unas premisas especialmente novedosas. De hecho, las dos principales están vistas hasta la saciedad: la del pez fuera del agua que debe resolver un crimen mientras se adapta a su nuevo hogar, y la del sospechoso que lucha contra los elementos para demostrar su inocencia. Sin embargo, ambas forman parte de un universo tan bien construido que la sensación de estar viendo más de lo mismo se difumina con el paso de los minutos.

Un arranque pausado y una segunda mitad que va a más

Así, Hierro arranca con la llegada a la isla de Candela Montes (Candela Peña), una jueza de carácter y fuertes convicciones a la que sus superiores mandan al lugar más remoto posible para que deje de 'molestar'. Un territorio en el que casi nunca ocurre nada y donde ella, a priori, tendrá poco trabajo. Sin embargo, nada más pisar suelo canario se encuentra con el asesinato de Fran, un joven que ese mismo día iba a casarse con Pilar (Kimberley Tell), la hija de Antonio Díaz (Darío Grandinetti), el hombre más temido y poderoso de la isla.

Como nueva jueza de El Hierro, Candela debe resolver el crimen, pero no le será fácil. Sus métodos de trabajo chocan con los de las autoridades locales, acostumbradas a la tranquilidad da una zona que no ha vivido un asesinato en más de 4 años. Un lugar pequeño donde todo el mundo se conoce y que señala a Díaz como autor del crimen. Al fin y al cabo, todas las pruebas apuntan a él. Un testigo le vio cerca del lugar del crimen, su animadversión hacia la víctima era de sobra conocida y, por si fuera poco, ya fue encarcelado en el pasado por otro asesinato.

Sin embargo, Díaz cree que todo es una trampa y que alguien está detrás de su presunta culpabilidad. Y por eso decide investigar el caso por su cuenta mientras ve cómo la relación con su mujer y su hija se tambalea. Así, Hierro se apoya en su línea de investigación y en la de Candela para construir una historia contada con la máxima naturalidad y en la que todo ocurre cuando tiene que ocurrir. Un guion verosímil y sin florituras que tiene como inconveniente el pausado ritmo con el que arranca la serie, pues no es hasta el final del cuarto capítulo cuando la trama despega definitivamente y se convierte en una ficción completamente distinta. Una de mayor ritmo, pero que evita recurrir a los fuegos artificiales para seguir manteniendo intacto el tono construido en sus primeros compases.

Hasta entonces, Hierro se toma su tiempo para introducir las falsas pistas de todo thriller y, sobre todo, exponer el carácter y las relaciones de unos personajes que, eso sí, marcan la diferencia. Y es que el principal mérito de Hierro no es su historia, sino cómo y a través de quién la cuenta. Dos factores que se elevan a partir del quinto capítulo, cuando todo coge un par de marchas más y la historia se dirige con decisión hasta su desenlace.

Un reparto impecable que potencia la sensación de realismo

Una serie de dos ritmos que implica, por ejemplo, que la actuación de Candela Peña vaya a más hasta regalar una actuación sobresaliente. Un crecimiento que no vemos en Darío Grandinetti. Básicamente, porque el argentino está siempre en lo alto gracias a las exigencias de su personaje, el más rico en matices al mezclar una apariencia oscura con una vocación 'detectivesca' y, a su vez, generar empatía en el espectador.

Juntos o por separado, la catalana y el rosarino hacen honor a su buena fama interpretativa, pero quedarse solo con ellos sería injusto para el resto del elenco. Porque en Hierro todo el reparto funciona como un bloque y rema en la misma dirección. Todos saben cuál es su rol y cómo deben defenderlo, tengan un papel grande o uno más pequeño como el de Antonia San Juan, espléndida en la piel de una narcotraficante. Además, casi todos los intérpretes son canarios y desconocidos para el gran público, lo que potencia la sensación de realismo y ayuda a sumergirse en la historia que aquí se nos plantea.

Algo que también hace posible la dirección de Jorge Coira, que sabe dónde poner la cámara para explotar visualmente El Hierro. Tanto para hacer bueno aquello de que “el lugar es un personaje más” como para reflejar la belleza de la zona con planos que, a buen seguro, recordarán a más de uno a La isla mínima o a los mejores thrillers escandinavos. Referentes para una serie que, en definitiva, convierte una historia convencional en un ejercicio ejemplar de buena televisión.

Tráiler de 'Hierro', con Candela Peña como jueza "aislada en busca de la verdad" 360
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