Informe GECA

El empeño por retrasar el prime time en España hace que cada vez los espectadores apaguen la tele antes

Consumo de TV en España

Laura Pérez

Los españoles ven cada vez menos la televisión. Esta es la conclusión principal del primer Informe Geca, un estudio presentado por la consultora audiovisual que arroja luz, y datos, sobre una transformación del consumo televisivo que debería abrir al menos un debate en las principales cadenas.

Históricamente, España es uno de los países en los que se ve más televisión en el mundo, pero su curva de consumo está sufriendo fisuras en los últimos tiempos hasta llegar a un punto susceptible de análisis.

El peor dato de consumo televisivo de la década

En 2018 se ha registrado el peor dato de consumo televisivo de la década, con una media diaria de 3 horas y 48 minutos por espectador. Esto supone 20 minutos menos que en 2012, cuando se alcanzó el récord histórico gracias al aumento de la oferta con la puesta en marcha de la TDT.

Este descenso, no obstante, afecta principalmente al prime time. El horario estelar ha perdido la barrera de los 16 millones de espectadores totales, alcanzando su mínimo de los últimos diez años. En solo 6 años, la franja que concentra las grandes inversiones publicitarias ha perdido más de 1.400.000 espectadores. 604.000 de ellos, casi la mitad, se han 'fugado' entre 2017 y 2018, lo que supone el descenso más pronunciado de la historia.

Además, según datos de Kantar, el apagado de los dispositivos se produce cada vez más temprano, en torno a las 22:45 horas, provocando preocupación en el sector publicitario y suponiendo una oportunidad de oro para las plataformas bajo demanda.

¿Por qué España es diferente al resto del mundo?

El de España es un caso aislado en la televisión mundial, pues las particularidades del modelo de programación de las cadenas nacionales no se encuentran en ningún otro país. Este descenso en el consumo televisivo está propiciado principalmente por la transformación de las parrillas, según determina el citado informe.

  • Retraso sistemático del prime time

La oferta estelar ha ido retrasándose de forma sistemática en España a espaldas de los hábitos de sueño de los espectadores. Actualmente el prime time está fijado a las 22:49 horas, una hora más tarde que cuando surgieron las televisiones privadas a principios de los noventa y 34 minutos después de donde estaba establecido hace apenas diez años.

El debate sobre la hora de inicio y de fin del prime time se ha puesto sobre la mesa en numerosas ocasiones, tanto por parte de medios como de profesionales del sector. También se ha pronunciado sobre ello el sector médico, pidiendo adelantar las ofertas estelares y ajustarse al resto de Europa. Sin embargo, ninguna de las cadenas principales ha querido tomar la iniciativa de manera contundente.

  • El access prime time marca los tiempos

Este retraso sistemático en el prime time time tiene su origen en el access, una franja concebida como antesala de la oferta estelar que actualmente es en la que se concentran los picos de consumo.

Formatos como El Informal, Camera Café, Escenas de matrimonio e incluso El Hormiguero y El Intermedio nacieron con la misión de aguardar a que acabara el informativo líder y ejercer de “sala de espera” para los espectadores antes de la gran emisión de la noche, la de prime time.

Sin embargo, temporada tras temporada estos programas se han hecho fuertes hasta el punto de ser ellos los que marcan los tiempos de la noche. Este es un hecho insólito en la televisión mundial, pues las grandes ofertas (talent shows, concursos, realities y series) dan comienzo casi 15 minutos después de alcanzarse el pico máximo de consumo del día.

Así, vemos como diariamente los minutos de oro se los llevan dos formatos de otras franjas, Pasapalabra y El Hormiguero, y no las ofertas que concentran las máximas inversiones de las cadenas. El concurso que presenta Christian Gálvez ha acumulado el 50% de los minutos más vistos de la temporada 2018/19, mientras que el show de Pablo Motos se ha llevado el 17.1%.

De igual forma, los rankings de programas más vistos del día están acaparados por formatos que arrancan sobre las 22 horas, “penalizando” a las ofertas estelares que dan comienzo casi una hora después.

Por contra, a escala internacional, la lógica televisiva impone que las ofertas estelares arranquen poco antes del pico de consumo, con el objetivo de ser ellas las que aprovechen al máximo esa gran concentración de espectadores.

  • Trasvase de la audiencia a las plataformas bajo demanda

Las plataformas de streaming y contenido bajo demanda están modificando los hábitos de consumo en los principales mercados televisivos del mundo. Sin embargo, a su propio atractivo y empuje se suman las particularidades del mercado español, que brindan una oportunidad de oro para asentarse.

Los tardíos arranques de las ofertas estelares ya mencionados provocan que un número elevado de espectadores opten por cambiar el directo por el diferido, y organizar su propia programación a la carta. Según Kantar, un 26.7% de hogares españoles está abonado a Netflix o HBO, mientras que un 20.6% tienen Movistar+.

Aunque la audimetría todavía no maneja datos precisos sobre los datos de consumo de las plataformas, sí que permite conocer que los que están suscritos a estos servicios consumen menos televisión lineal que el resto de la audiencia. Esto explicaría la notoria pérdida de espectadores del prime time en el último año.

Según el citado estudio, los abonados ven 58 minutos menos de televisión lineal al día que el resto de espectadores. Estos niveles son aún más significativos entre los jóvenes de 13 a 24 años, que no dedican siquiera hora y media a las ofertas tradicionales.

La TV lineal no muere, pero sí se resiente

Este panorama no evidencia la muerte de la televisión lineal ni supone una visión apocalíptica del futuro. La TV sigue teniendo el potencial único de generar eventos de concentraciones muy elevadas de espectadores difícilmente alcanzables por cualquier otro medio.

Sin embargo, sí pone de manifiesto una tendencia descendiente que puede tener solución si se piensa en el espectador y se organizan bloques de programación consensuados y coherentes que no obliguen a la audiencia a aguantar hasta altas horas de la madrugada.

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