Entrevista Vertele

Josep Cuní debuta en Mediaset con Trump: “Me lo encargó directamente Vasile”

Josep Cuní / Donald Trump

Cuatro estrena La América de Trump el próximo martes, 23 de enero, con Josep Cuní. El veterano periodista, reconocido con seis premios Ondas a lo largo de su trayectoria, recorre cinco estados norteamericanos para entrevistar a más de una treintena de simpatizantes de Donald Trump.

Su reportaje incluye pequeños empresarios, inmigrantes hispanos, líderes políticos y religiosos locales para entender las razones y motivaciones que les llevaron a votar por el candidato republicano.

¿Comprendía la victoria de Trump antes de hacer este reportaje?

Porque quería comprenderla, y porque estuve cubriendo una parte de la campaña, a mí personalmente no me sorprendió la victoria de Trump. Lo que pasa es que un año después, merece la pena mantener la curiosidad de por qué ganó. Como pregunta uno de los entrevistados, ¿62 millones de estadounidenses que votaron a Trump están equivocados?

A mí como periodista me gusta intentar buscar el porqué de las cosas, y creo que el periodismo del siglo XXI debe basarse más en contar el cómo y el porqué sobre el qué, que te viene por tuits o un titular a través del móvil. Y ahora que me puedo administrar mi tiempo, sin la obligación del programa diario, quería conocer a algunos de esos americanos que le votaron y que me digan por qué, y la base es preguntarles tres cosas: por qué le votó, qué balance hace del primer año, y si le volvería a votar.

Tras hacer el reportaje, ¿ha cambiado su visión y entiende los resultados?

A nivel personal hay dos estadios, el primero es la grabación y el segundo el editaje, el montaje, donde te das cuenta de matices que no habías visto, de testimonios más o menos fuertes de lo que viviste en directo... Lo que sí “descubres” es que hay un argumentario muy homogéneo que se repite en todas partes. Y es un argumento resultado de una reflexión, coincidente en todos ellos: este sistema debe regenerarse, porque está secuestrado por unas élites que lo quieren sólo para sí y nos tienen olvidados.

En Gilette, un pueblo de Wyoming, más del 90% votó por Trump. Había la peculiaridad de que Hillary anunció el cierre de las minas, y en Gilette hay una mina, y hablamos con una de sus mineras que era demócrata de toda la vida y votó a Trump por esto. Y cada uno de los cinco estados tiene sus peculiaridades. Lo que puede sorprender es que no estamos delante del estereotipo y la caricatura que hemos querido entender aquí que son los votantes de Trump. Una caricatura de 62 millones, es complicado.

¿Qué opina del tratamiento mediático que se hizo antes de las elecciones?

Nosotros nos nutrimos bastante de los medios tradicionales de la costa atlántica, que son zonas eminentemente demócratas. Pero luego están las otras realidades, como West Virginia, que está a una hora y media en coche de Washington y es el estado más pobre de Estados Unidos. Siempre ha sido eminentemente demócrata, y se pasó a votar por Trump quedando como el segundo estado que más le votó, porque Trump les prometió revertir la situación y hacer que las empresas no se fueran o volvieran y tuviesen trabajo.

Como en el reportaje me cuenta el presidente de los jóvenes republicanos de Miami, el partido republicano de Trump se está convirtiendo en el partido de la clase trabajadora. Y el demócrata es visto como un partido en manos de unos pijos. Sorprende que se presente a Trump como un anticapitalista, un anti-establishment, pero te dicen: no, es un hombre hecho a sí mismo, que además ya lo tiene todo, no va a medrar políticamente porque no tiene necesidad al ser ya multimillonario, y va a venir e irse.

Seguramente en sus cambios va a destruir bastantes cosas imprescindibles que tendrá que reconstruir quien venga detrás de él, pero ven a Hillary como la representante del establishment. Esa es otra cuestión: la visceralidad anti-Hillary un año después se mantiene intacta, si no ha crecido. Una pregunta sin respuesta es qué habría sido del fenómeno Trump como candidato si delante no hubiera tenido a otro fenómeno más en contra que a favor como Hillary Clinton.

¿Ese mantra de que la “América profunda” hizo ganar a Trump es cierto?

La América profunda es cierto que existe, incluso desde el paisaje. Pero a nivel de votos electorales tiene poco peso respecto a la urbana. Lo que sucede es que en EEUU hay un fenómeno sociológico de que una parte de la América urbana hecha de menos, y cuando puede regresa, a la América rural, porque es su esencia. Y su manera de pensar sigue siendo esa. América puede ser muy profunda, pero toda ella.

En el reportaje también hablamos con una predicadora que inventó y creó ella misma una iglesia, y nos explica cómo hace política desde el púlpito. En un país en el que el 70% de la población reconoce ir cada domingo a cumplir con su deber religioso. Hay una acumulación de circunstancias, en las que a nivel personal sumaría la globalización y la crisis económica, que pueden dar una explicación transversal de los motivos. Y eso es lo que también se percibía en el Brexit, en el fenómeno Marine Le Pen en Francia, y en todos los movimientos anti-establishment. La base es decir “basta”, y luego se refleja según las peculiaridades de cada país, o de cada estado en el caso de EEUU.

En clave nacional, en Catalunya también se ha producido un “basta”. ¿Qué futuro cree que le espera a su relación con España?

Yo sé que voy a contracorriente, pero defiendo, como dijo Scalfari, que el periodista es aquella gente que le cuenta a la gente lo que le pasa a la gente. Con lo cual difícilmente podemos ser pronosticadores. No sé lo que va a pasar, lo que sí sé es que ha habido unas elecciones, y sus resultados han demostrado que las cosas no son tan simples como antes de las elecciones algunos las querían montar.

Alguien debería preguntarse por qué la teoría de que a mayor participación, menor independentismo, se ha demostrado falsa. ¿No será porque además de las razones políticas, hay detrás otras que tienen que ver con la identidad, la defensa de la lengua y la cultura, una manera de pensar...? Es evidente que hay una parte del independentismo que no está de acuerdo en cómo los independentistas han hecho las cosas. Pero separemos por un momento a los políticos independentistas de la base social independentista.

¿Cree que todo lo ocurrido ha podido generar una brecha entre los españoles y los catalanes?

Estamos en un momento en el que la simplificación de los bandos hace creer que ayuda a vender, y en la coyuntura es cierto, lo que pasa es que los que plantean esa coyuntura y la potencian no tienen en cuenta que todos los hechos tienen sus consecuencias.

Entonces, las consecuencias pueden aparecer de manera inmediata o tardar tiempo, depende las causas, pero estas siempre llegan. Como estamos también en un mundo de posverdad con una gran facilidad para las fake news, la especulación, para penetrar en la privacidad de los demás, para hacernos trampas al solitario, para evadir la realidad porque nos construimos nuestra propia realidad, quiero estar sano.

Yo mantengo, y así lo he dicho en público en más de una ocasión, que somos la primera generación que está desinformada en exceso. Somos incapaces de asumir todo lo que nos llega. A diferencia de nuestros abuelos, que estaban desinformados por defecto, a nosotros no es que nos sobre, es que nuestra vida es una ventana permanentemente abierta por la que entra el aire a todas horas. Como eso es imposible de asumir, vamos seleccionando. Al ir seleccionando, vamos apartando lo que nos molesta y nos vamos haciendo el mundo a nuestra medida. Nada que objetar, pero eso también tiene una consecuencia: nos vamos aislando, desde nuestro mundo, y al hacerlo nos cuesta y nos costará entender al otro.

¿Qué le parece Tabarnia? Una broma, una provocación, una estrategia de espejo... ¿Y qué opina de cómo la han tratado los medios? ¿No ha sido con demasiada seriedad, lo que puede haber confundido al público?

Por lo general, cuando nos ponemos trascendentes ante cualquier circunstancia de a vida, lo primero que hacemos es ponernos estupendos y, lo segundo, perder el sentido del humor. Entonces hay quien necesita oficializar de manera trascendental algo que es un chiste.

A nivel personal, este reportaje es un especial para Cuatro y ¿quizás sirva de test para otros futuros reportajes, o incluso un programa de ese estilo?

Entre la radio primero y la televisión después, llevo 40 años anclado a una silla delante de un micrófono o de una cámara diariamente. Y entonces esa parte lógica, natural, creo que incluso necesaria de la tarea de todo periodista de poder salir a la calle, organizarse el tiempo de otra manera... todo eso lo estoy descubriendo ahora y es como si hubiera sido una asignatura pendiente.

Me lo he pasado muy bien porque además quería hacer este reportaje. En un encuentro con Paolo Vasile se lo comenté y él me dijo que le interesaba mucho y me lo encargó directamente, cosa que yo no tengo más que palabras de agradecimiento para él.

Finalmente, ¿qué otros temas le gustaría tratar?

Tengo la suerte de que tengo una relación personalmente muy buena con el propio señor Vasile como tengo con otros directivos de otras cadenas a los que realmente les agradezco su interés profesional por mí. Yo soy un profesional del periodismo que ha estado vinculado a unas empresas públicas y privadas con programas de radio y televisión y ahora soy un periodista autónomo que quiere seguir haciendo periodismo y colaboro con quienes crean que les puedo ser útil y además tengo la suerte de que, si en un momento determinado yo tengo un proyecto y lo planteo y les interesa, pues encantado de la vida.

Pero conozco lo suficientemente bien este mundo y cómo funciona este mercado como para no hacer ninguna matización a nada ni hacerle ninguna objeción a nadie.

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