Nuestro obituario del mítico actor

Muere Kirk Douglas, la última gran leyenda del Hollywood dorado, a los 103 años

Kirk Douglas, la última gran leyenda de Hollywood dorado, muere a los 103 años

Redacción

Kirk Douglas, uno de los más importantes actores de Hollywood de todos los tiempos, ha fallecido este miércoles 6 de febrero a los 103 años.

Su hijo mayor, Michael Douglas, comunicaba la noticia a través de Instagram: “Mis hermanos y yo anunciamos con gran tristeza que nuestro padre nos ha dejado”. “Para el mundo, era una leyenda, un actor de la edad de oro de las películas que vivió bien en su vida. Años dorados, con un humanitario compromiso con la justicia y las causas en las que creía establecieron un estándar al que todos aspiramos”, continuaba. “Pero para mí y para mis hermanos Joel y Peter era simplemente mi padre; para Catherine [Zeta-Jones], un maravilloso suegro; para sus nietos y bisnietos, su querido abuelo; y para su mujer Anne, un esposo maravilloso”.

La mayor estrella de Hollywood surgida tras acabar la IIGM

Douglas comenzó a actuar a mediados de los años cuarenta, siendo El ídolo de barro de Mark Robson su primer gran papel. Por aquella película recibiría su primera candidatura a la estatuílla. En los diez años siguientes, obtendría otras dos nominaciones en calidad de actor principal, por Cautivos del mal y El loco del pelo rojo, donde encarnó a Vincent Van Gogh. Acaso la mayor estrella de cine surgida tras terminar la II Guerra Mundial, utilizó ese poder para rebelarse contra la caza de brujas del mccarthysmo, al protagonizar y producir Espartaco, inconmensurable obra dirigida por Stanley Kubrick a partir de un guion de Dalton Trumbo, que había pasado la década de los cincuenta en el ostracismo profesional (por no hablar de su periodo en prisión) por su ideología comunista.

Este hecho representa su carácter independiente y su afán por controlar su carrera más allá de los estudios. Con su propia productora, se encargó de sacar adelante proyectos propios y dio una de sus primeras oportunidades precisamente a Kubrick, por quien apostó para Senderos de gloria y luego la citada Espartaco.

A partir de los años setenta, su carrera perdería algo del fuelle de las décadas previas, cediendo el protagonismo a su hijo Michael Douglas, que entre otras cosas logró sacar adelante una de las obras que se le había resistido a su padre durante años: la adaptación de Alguien voló sobre el nido del cuco. Pero aún así siguió mantuvo un perfil siempre interesante, poniéndose a las órdenes de Brian de Palma en La furia y Una familia de locos, en Saturno 3 de Stanley Donen, El final de la cuenta atrás, Óscar, ¡quita las manos! o Los codiciosos. Tendría la oportunidad de trabajar junto a su hijo Michael en la penúltima referencia de su filmografía, Cosas de familia, antes de retirarse definitivamente con Illusion en 2004.

Si bien no obtuvo el Oscar por ninguno de sus trabajos nominados, en 1996 le sería concedido el Oscar honorífico por su contribución al cine. En su palmarés cuenta con tres Globos de Oro y el galardón al mejor actor del Festival Internacional de San Sebastián por Los vikingos en 1958.

Una prolífica carrera también en TV

Aunque Douglas era y será uno de los rostros del Hollywood dorado también trabajó para la televisión.

Su primera incursión fue con 57 años, cuando ya había dejado atrás su mejor época en la gran pantalla, y decidió protagonizar una versión musical de Dr. Jeckyll and Mr. Hyde en la NBC. Un años después, participó en otra película para la pequeña pantalla: Cat and Mouse (1974), dirigida por Daniel Petrie, en la que Douglas dio vida a un fracasado maestro canadiense llamado George Anderson. En cuanto a series, Douglas protagonizó The Moneychangers también para la NBC, hizo un cameo en Victoria junto con Elizabeth Taylor, fichó por HBO para trabajar en el western Draw!, entre otras.

Con el paso de los años, acostumbraría a aparecer en más telefilmes, así como a participar como actor invitado en diversas producciones.

Recibiría a lo largo de su carrera tres nominaciones a los Emmy: a mejor actor de miniserie por Amos en 1986; mejor actor dramático por Historias de la cripta (el capítulo en que intervino era, a su vez, un homenaje a Senderos de gloria) en 1992; y mejor actor invitado de un drama por Tocados por un ángel en el 2000. Esta última ficción supondría su despedida del medio.

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