Crónica Vertele

'Masters de la reforma' dejó a las puertas de la final a la pareja sevillana, que recibió una oferta de trabajo a cambio

'Masters de la reforma' dejó a las puertas de la final a la pareja sevillana que se recibió una oferta de trabajo a cambio

Paula Hergar

“Parece mentira que seáis andaluces y presentéis este patio andaluz” les dijeron los jueces de Masters de la reforma a Antonio y Elisa antes de expulsarles, para sorpresa de muchos que les veían como claros ganadores. A cambio, Tomás Alía ofreció al concursante un puesto en su estudio que él aceptó.

Todo ello en una gala en la que los nervios y las peleas fueron los protagonistas: con insultos, casi abandonos y lágrimas de impotencia en las dos últimas y definitivas pruebas.

Finalmente, José e Iratxe, Albert e Iván y Álex y Naomi serán los que se jueguen el premio del talent la próxima semana.

Penúltima prueba de habilidad con aplausos a Naomi

Esta semana la competición arrancó en el pueblo de Lozoya (Madrid), donde las parejas tuvieron que demostrar su destreza quitando gotelé. Para ello tuvieron que cubrirlo con una pasta especial que ellos mismos prepararon y aplicaron antes de pintar.

Iratxe y Jose fueron los únicos que no terminaron el trabajo. El resultado de Antonio y Elisa fue calificado de “desastre” por haber dejado la pintura levantada y Albert e Iván tampoco se entendieron con los tiempos y “se dejaron detalles en el tintero”.

Solo Naomi y Álex “fascinaron” al jurado con su “evolución y progreso”, por lo que ella se convirtió en la jefa de la cuadrilla de la siguiente prueba y escogió a Albert para serlo de la otra.

Conflictiva prueba exteriores con insultos entre equipos

Las cuadrillas capitaneadas por Naomi (con Antonio, Elisa y Álex) y Albert (junto a Iván, Jose e Iratxe) se enfrentaron a la prueba “más dura y exigente” de la edición. Se desplazaron hasta la finca de Lorenzo Castillo, uno de los mejores interioristas del mundo, para convertirla en una suite de invitados.

Durante el trabajo, cada uno de ellos recibió la visita de un familiar que le ayudó en su tarea, hasta que se marcharon emocionados por la experiencia. Al despedirlos y volver a quedarse solos, los nervios regresaron y tanto Elisa con su equipo, como Antonio y Albert se enzarzaron en una bronca monumental. Ella volvió a amenazar con marcharse, y los dos siguientes se llamaron “embustero” y “payaso”. Hasta que se pidieron perdón.

Cuando el tiempo se acabó, los jueces pasaron para valorar el trabajo de cada equipo: el de Naomi logró diferenciar los muebles buenos de los malos, empapelaron bien el interior pero no lograron acabar el baño: “Os habéis esforzado muchísimo, el trabajo interior era muy difícil pero no lo habéis terminado, habéis presentado un baño sin acabar. Por eso merecéis ir a la prueba de expulsión”, sentenció el jurado.

Mientras que el equipo de Albert logró un resultado “impecable” aunque fueron los más conflictivos: “Vuestro comportamiento como equipo ha dejado mucho que desear, gemelos lo han dado todo, pero Albert no ha hecho una capitanía acertada porque estaba más pendiente de su trabajo que del de los demás”. Aún así, fueron los gemelos los que pasaron a la final mientras que Iratxe y Jose se sumaron a la prueba de eliminación.

Prueba de expulsión y las tres parejas finalistas

En la prueba de expulsión, Antonio y Elisa, José e Iratxe y Álex y Naomi trabajaron duro para estar en la final, diseñando tres espacios con distinta personalidad: una terraza urbana, un porche de campo y un patio andaluz.

Álex y Naomi se encargaron del porche de campo y destacaron sobre el resto de compañeros por la evolución que mostraron al “fundir el exterior con el interior, acertar en la elección de los materiales y apostar por un jardín vertical”.

José e Iratxe fueron los que más sufrieron al ver cómo, a falta de diez minutos de acabarse el tiempo, se demostaban su terraza parisina. Él se derrumbó y no pudo reprimir las lágrimas. Al acabar, el jurado criticó la falta de sopresa en su trabajo y la mala actitud del peón a la hora de recibir las críticas de los expertos.

Pero los que menos convencieron fueron Antonio y Elisa con su patio andaluz, sobre todo porque al ser sevillanos “parecía mentira que su propuesta no tuviera gracia, ni color, ni arte”.

Por ello, ésta fue la pareja que se quedó a las puertas de la final, sorprendiendo hasta a sus compañeros que les veían como ganadores. Aún así, al despedirse, ambos se dedicaron bonitas palabras: “Quiero dar las gracias a mi churri porque me he dado cuenta de que es la persona con la que quiero estar”, decía ella a lo que él respondía: “Yo vine aquí con ella porque si podíamos ganar éramos los dos juntos”.

Un momento emotivo que redondeó el juez Tomás al ofrecer un puesto de trabajo a Antonio: “Me parece que tienes muchísimo talento, solo te falta aplicar los conocimientos y te ofrezco desde hoy que formes parte de mi estudio y que te incorpores como arquitecto”.

Él aceptó entusiarmado: “Tengo ese sueño desde que tenía chupete”, confesó.

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