El contracronicOTe de 'Las Lauras'

Gala 3 de 'OT 2020': “Podría ser peor... o no”

Gala 3 de OT 2020: "Podría ser peor... o no"

Laura Pérez / Laura García Higueras

Prometía que iba a ser la gala del cambio... pero no. Y no porque los virus no lo permitieran, si no porque, además de un repertorio “soso”, el jurado consiguió convertirse en el protagonista, para mal, de la Gala 3 de OT 2020. La incoherencia en sus valoraciones no hay por donde pillarla. Salvan a concursantes después de ponerles verdes; y nominan a otros por motivos tan sumamente válidos como que “hace 12 años la ganadora de OT” interpretara el mismo tema con “más garra”. ¿Y?

Pero empecemos por el principio: Besos. Tiene mérito convertir uno de los temas más cañeros de El Canto del Loco en una actuación de fin de curso de Glee. Aun así, la grupal no hace justicia al “mucho amor” presente en la Academia que apunta Roberto Leal. Echamos de menos, eso sí, que se mojen un poco más. Ya que van a mencionar el salseo, lo suyo es que veamos las caras de Bruno y Maialen panicando por si sacan a la luz su cuaderno, la de Flavio viendo a Samantha decir que “si Jennifer Aniston superó a Brad Pitt” ella también saldrá adelante de su ruptura; o lo aún más monos que pueden resultar Gèrard y Anne. Pero no.

A los nominados les toca esperar y es Flavio quien inaugura la velada. Y bueno, pues sí, el muchacho se mueve un poco más, pero tampoco como para que alaben que haya sido capaz de interiorizar cuatro pasos de aquagym. Le siguen Anaju y Hugo, uno de los números que más prometían. Bravo por esa pasión, aunque nos hubiera gustado verla en condiciones. Vale que bajen el tono de la iluminación y que todo se impregne de rojo. Pero ya puestos, que disfrutemos de algo más allá del acercamiento final “hot, hot, hot”. Ya que vamos a subir la temperatura, que luzca.

Ahora sí, los nominados pueden por fin quitarse el drama y los nervios de encima. Empieza Rafa, que la verdad, lo hace muy bien. Le sobra estar rodeado de bailarines vestidos de playa mientras él va en chaqueta. Le sigue Eli, que sorprende alejada de los dos temas de reggaeton con los que le han allanado su camino a la salida. Nos gusta que le acompañe una bailarina -y no un chico-.

Y entonces llega el momento difícil de definir. Bruno y Anne “cantan” por La Casa Azul. Él consigue salir del paso y meterle la energía para salvar la papeleta. Ella no empieza mal pero, para cuando pensábamos que habíamos dejado atrás Las de la intuición con la que Esther y Tania G marcaron la antihistoria de OT, Anne nos hace chillar en el sofá, del espanto. Para más guasa, pronunciando “Podría ser peor”. Te compadecemos. “Nos ha explotado en la cara el cambio de registro”, le dice Portu. Y tanto.

Beret intenta remontar con su Si por mi fuera, y llega el turno de Javy y Jesús, que sigue encasillado en el estilismo de Corrupción en Miami. Vemos imágenes de su amigo con los productores de su tema Qué sabrá Neruda, y esperamos que no se la carguen. Acto seguido, disfrutamos de “su” Frialdad, compungidas por el desamor que transmiten.

“Llevo tres días sin poder hablar”, son las primeras de Nick, apuntando alto y excusándose antes de liarla. Con esta entrada y que Maialen aparece vestida de la Sirenita, pero sin cola, la cosa pinta mal. Ella empieza con cara de espanto al tiempo que trata de afinar mientras da tres pasos. Y él, aunque sonríe, poco puede hacer para cantar sin voz.

Recuperamos la fe en OT -y en la vida- gracias a Nia y Gèrad. Nos irrita la cámara girando alrededor de ambos cuando solo queremos ver sus rostros desgañitándose en La despedida, pero gozamos con su “sacudida”, con su ejecución y sensibilidad. ¡Qué preciosidad!

El broche final lo ponen Eva y Samantha, con Maniac. La purpurina les sienta muy bien, pero nos preguntamos si no hay ropa de la talla de la primera en toda la Academia. Las altas expectativas se convierten en un lastre, porque la pareja mola, consiguen derrochar fuerza y ese puntito de mala leche que les pedía Ivan Labanda. Pero bueno, podría ser mejor.

Cumpliendo los pronósticos, aunque nos quedamos sin saber el porcentaje de votos, Eli es expulsada. Por contra, Hugo es elegido favorito y decide aprovechar su “privilegio” para salvarse a sí mismo.

Y al jurado, ¿quién le va a dar el toque de atención?

Ahora sí, volvemos con el jurado y sus elocuentes nominaciones. Estamos a favor de que no den el veredicto desde su primera frase. Pero lo que no puede ser es que pongas a alguien a parir para, segundos después, sonreír al son de “Cruza la pasarela”. O bueno, lo de Natalia Jiménez. Si España jugara a beber un chupito cada vez que dice “este”, los lunes serían proclamados como Día de Resaca Nacional. Que se lo digan a Maialen, que como explicación a su nominación se tuvo que conformar con “no sé, no sé. Es que no sé, no sé, no sé”.

Rafa se salva, pero antes se come que Portu le suelte “ponte a componer, a crear un lenguaje propio porque a la gente a la que sigues ya lo tiene, y aquí todavía no hemos comprobado que tú lo tengas”. Gracias simpático. Por cierto, que cuando los concursantes son valorados, las lecciones de historia musical sobran. Para eso tienen cada semana una clase de Cultura Musical con Zahara, no necesitamos más.

Al tiempo que esperamos a que -de una vez- sean más de cuatro los nominados, vemos como Javier Llano, aunque sin querer, llama “cardo” a Nick. Nina, por su parte, acaba dando tantas vueltas en sus discursos que la coherencia acaba brillando por su ausencia.

Pero bueno, el gordo se lo lleva Samantha en la nominación más injusta de la noche. “Hace 12 años, una ganadora de OT que se llama Lorena, sacó el Maniac como primer single”, comienza Portu, “me ha dado la sensación de que ella lo hacía con más garra, más intensidad, mejor cantado”. Pero vamos a ver, ¿y a quién le importa? ¿Qué clase de criterio es este para cargarse a alguien? Nos parece hasta insultante, como para poner el mute.

Menos mal que los profesores ponen cordura y la salvan. Los compañeros optan por Anne. Inevitablemente, Maialen y Nick caen al pozo. Todo ello en una noche en la que pensamos que “podría ser peor” salvo el jurado. Necesitamos que se pongan las pilas y que exista conexión entre sus argumentos. En definitiva, que estén a la altura. No puede ser que nos interesen más los comentarios de Manu Guix en Twitter después de cada actuación.

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