Crítica Vertele

'The Society', entretenido cóctel juvenil de suspense, anarquía y hormonas

Póster 'The Society'

Juan Ignacio Rodríguez

Netflix esta dispuesta a ser la plataforma de cabecera del público adolescente. Series como 'Por 13 razones', 'The End of the F***ing World', la española 'Élite' o la alabada 'Sex Education' son algunos de los títulos destinados a este target en el catálogo del gigante del streaming.

Aunque difieren entre ellas en calidad, sobre todo en términos narrativos y actorales, todas tienen una característica común: el tratamiento de temas que unifican y afectan a los adolescentes, independientemente de su clase o condición, como la amistad, las relaciones amorosas, el sexo... todos ellos aderezados por la inestabilidad emocional que caracteriza a esta etapa de la vida.

Para continuar con está línea, Netflix ha lanzado 'The Society', creada por Christopher Keiser, que cuenta la historia de un grupo de jóvenes que, tras volver de una excursión fallida, se dan cuenta de que están completamente solos en West Ham, un pueblo de Connecticut. Está basada en el libro 'El señor de las moscas' de William Golding, que fue llevado al cine por Harry Hook en 1990.

La ausencia de padres, y en consecuencia de autoridad moral y civil, desemboca en un un vacío donde es necesario que nazca un nuevo orden en el que adolescentes de diferentes creencias y posiciones económicas tienen que ponerse de acuerdo, o por lo menos intentarlo...

Riqueza de personajes

Lo primero que llama la atención de 'The Society' es la gran variedad de personajes que participan en la acción. De la mezcla de perfiles tan dispares nacen un sinfín de interacciones que, poco a poco, van revelando la personalidad de cada uno.

Conforme avanza la historia, cada uno de los jóvenes que habitan este pueblo acaba asumiendo, en mayor o menor medida, un rol en la incipiente comunidad que van formando. En cierta manera, su imagen ante el resto de moradores viene precedida por su papel en el instituto, recurriendo al manido binomio de popular-empollón que muestran todas las series americanas ambientadas en centros educativos.

Sin embargo, estos prejuicios y habladurías se deconstruyen cuando toca organizarse y construir un gobierno en un pueblo completamente aislado del resto del mundo por kilómetros de bosque y espesura. La elocuencia y la inteligencia comienzan a cobrar mayor importancia, mientras que la riqueza material y el estatus quedan rezagados a un plano insustancial al haber perdido todo su valor en esta nueva realidad.

Labor técnica correcta, pero que no sorprende

'The Society' no tiene nada que envidiar a otras series de la plataforma en términos de imagen. Los planos están correctamente compuestos, la iluminación es adecuada y no hay nada que chirríe en montaje ni en edición.

Como recurso expresivo, llama la atención el uso de la cámara en mano en determinados momentos para dinamizar la acción e intensificar la tensión de algunas escenas. También ayuda a aportar cierta sensación de cercanía y a introducir al espectador en escena, como una especie de voyeur que observa desde dentro los dramas adolescentes y los conflictos por el control del poder.

Otras series de Netflix recurren a una dirección de fotografía muy artística, incluso poética, que convierte cada episodio en una pequeña delicia lumínica y visual. Eso no sucede con 'The Society', aunque quizás su sobriedad puede entenderse como una forma de potenciar la acción dramática e intensificar la verosimilitud.

Trama de poder y subtramas de emoción

El relato principal narra la historia de dos bandos. El primero el encabezado por Cassandra (Rachel Keller) y su hermana Allie (Kathryn Newton). Otros personajes como Will (Jacques Colimon), Becca (Gideon Adlon), Geordie (José Julián) o Sam (Sean Berdy) también siguen su estela. Ellos serán los encargados de abogar por el consenso, la democracia y la gestión de los recursos, recurriendo a medidas como el racionamiento o los turnos de trabajo que generarán cierta crispación.

En el lado opuesto, Harry (Alex Fitzalan) es un joven acomodado que hace de némesis de Cassandra y Allie. Él defiende que, con la ausencia de autoridad, cada uno debe quedarse con sus pertenencias y que la comida debe consumirse con libertad. Sus propuestas, en principio aplaudidas, no tardan en desmoronarse cuando la cruda realidad se cierne sobre él.

Conforme avanzan las interacciones entre los personajes de ambos bandos, y con el resto de personajes que fluctúan en su posición durante la historia, surgen amores, amistades, odios y envidias. Estos roces sentimentales explotan en la intimidad para acabar sacudiendo un frágil gobierno sujeto con alfileres.

Como único punto negativo, este conglomerado de interacciones puede resultar algo confuso algunas veces. Aparte de las relaciones de amistad y amor, algunos personajes también guardan relaciones familiares que influencian sus decisiones, por lo que es necesario prestar especial atención para comprender el por qué de algunos sucesos.

La actualidad, a debate

'The Society' trata diversos temas de índole social muy controvertidos en la actualidad. Lo hace a través de personajes que representan ideas o conceptos y con la toma de decisiones que realizan los habitantes del pueblo en una iglesia reconvertida en asamblea popular.

Hellen (Natasha Liu Bordizzo) es el perfecto ejemplo de ello. Se trata de una joven profundamente cristiana que, conforme avanza la trama, va convirtiéndose en una especie de autoridad moral. A pesar de no tener ningún poder al principio, siempre cuestiona las decisiones de los gobernantes, buscando, como ella misma afirma, “no repetir los errores del pasado”. Para el resto de adolescentes, se convierte en una especie de guía espiritual que refleja la necesidad del ser humano de aferrarse a creencias sobrenaturales recurriendo al pensamiento mágico.

En la misma línea, Elle (Olivia DeJonge) muestra el rostro más amargo de las relaciones de pareja. Su novio Campbell (Toby Wallace), la maltrata y la tiene completamente sometida a través del miedo. Ella, temerosa de las represalias, se convierte en una de las tantas mujeres que no se atreven a denunciar la pesadilla en la que viven, intentando ocultarlo ante el resto de sus compañeros.

Campbell, por el contrario, es el retrato del perfecto maltratador. Manipulador, cobarde, carente de emociones, empatía o cualquier atisbo de humanidad. Su psicopatía le convierte en una amenaza para los que le rodean, siendo Elle su víctima principal.

Por otro lado, Sam es sordomudo y tiene dificultades para relacionarse. Es hermano de Campbell, que siempre intenta humillarlo. Además es homosexual e intenta encontrar pareja en un ecosistema cerrado donde todos los hombres se perfilan, aparentemente, como heterosexuales. Sam es el encargado de representar la represión social, al verse obligado a vivir furtivamente sus posibles romances y al no poder comunicarse con normalidad con el resto de habitantes.

En cuanto a las decisiones, este grupo de jóvenes decide casi de forma unánime restringir el uso de armas, uno de los problemas sociales que más han dado que hablar en la historia de los Estados Unidos. Otros asuntos que también se someten a debate son el racionamiento, el valor del dinero, el feminismo o las estructuras de poder.

Atractiva, pero no transgresora

Para los espectadores más exigentes, que quizás requieran de cierta profundidad conceptual y de tramas emocionalmente más complejas, 'The Society' pasará desapercibida o será visionada por mera diversión. El filón de esta serie está en el público joven, que empatizará fácilmente con los personajes y las situaciones presentadas.

Además, el hecho de que se pongan en el candelero distintos temas sociales puede incitar a la reflexión, o al menos intentarlo, en un contexto en el que los futuros adultos del mañana están continuamente sometidos estímulos que no contribuyen, e incluso merman, su capacidad crítica.

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