Fuimos a ver a Alberto Contador

Una noche en El Hormiguero: un reino de calma en un programa “rodado”

Alberto Contador y Pablo Motos en El Hormiguero

Marcos Méndez

Las 20:40 horas y un buen pelotón de gente se agrupa en la acera de la Calle Alcalá 518 de Madrid. Están citados a las 21:00 horas, pero sus ganas de participar en El Hormiguero les hacen llegar antes, y provocan que uno de los trabajadores del programa incluso tenga que recordar que deben dejar paso.

No es la primera vez. De hecho, se repite cada día desde hace muchas temporadas, tantas como las que el programa de 7 y Acción lleva siendo líder y dominando el access prime time a golpe de audiencias y minutos de oro.

En esta ocasión era para un ciclista, para un campeón como Alberto Contador que llegó en coche a eso de las 20:45, y que al bajar y saludar a los miembros del programa que fueron a recibirle, tuvo la amabilidad de dedicar un gesto al público que ya le esperaba.

El Hormiguero, un programa que va rodado

Tras ver a Contador desaparecer escaleras arriba para preparar su aparición en el programa, el público, que demuestra ser muy de dos ruedas incluso con tatuajes en el brazo como unas constantes vitales que conforman la silueta de una bicicleta, empieza a ser llamado a eso de las 21:00 horas.

Uno a uno, la encargada del público Elena nos va llamando y enseñamos los DNIs para acreditarnos y esperar para entrar al plató. Queda apenas media hora para arrancar un directo que congrega a más de 2 millones de espectadores, pero a nuestro alrededor todo es un mar en calma.

No hay gritos, no hay nervios (o al menos la procesión va por dentro), todo se prepara con comunicación e incluso bromas. La definición de un programa que “va rodado” tras años de trabajo y haber conformado a un equipo.

¿A 10 minutos y no están listos?

El público va avanzando poco a poco por el pasillo-aparcamiento que se ve muchas veces en las pruebas de El Hormiguero, y el pequeño patio exterior (con el taller del programa abierto, ultimando los detalles de la caja que luego sacó Jandro) en el que ya aparece preparado un despliegue de colchonetas y bicicletas de equilibrista.

Faltan 10 minutos para arrancar el programa y seguimos en ese patio exterior. Algunos incluso dudan de que les dé tiempo a empezar con público. Pero es que “El Hormiguero” va rodado. En cinco minutos ya estamos todos acomodados en las gradas, mientras parte del equipo aún ultima detalles sobre la misma mesa de Motos, y entonces llega el momento de empezar la fiesta.

La fiesta de Xavi Soler

Xavi Soler, el regidor de público, coge las riendas con una sonrisa y actitud que contagia, y ayudado por la música del famoso DJ Valdi, convierten el plató en una minidiscoteca cuyo derecho de admisión tiene un solo requisito que él explica brevemente: divertirse y aplaudir. Bueno, y no usar los móviles.

Poco después la música baja y se hace un breve silencio. “Prevenidos”. Estamos dentro. La música de cabecera se acompaña por nuestras palmas, perfectamente coreografiadas por Soler, y Motos y sus colaboradores bailan para dar la bienvenido a otro nuevo “Hormiguero”.

Es una presentación breve tras la que da paso a 30 segundos de publicidad, durante los cuales Pablo Motos aprovecha para saludar brevemente al público y bromear con ellos: “Ahora a la vuelta esta cámara que se llama grúa os va a sacar a todos, y vais a ser súper famosos”.

La charla publicitaria a tres bandas

Efectivamente, al regresar esa grúa, que maneja una joven cámara que aprovecha cualquier momento de relajación para bailar al ritmo de la música de Valdi y no pierde la sonrisa, capta la atención y los saludos de muchos de los que se sientan en la grada al volver. Y entonces comienza el show diario que todos vemos desde casa.

Cuando el piloto se apaga, en los cortes publicitarios, Alberto Contador permanece sentado en la silla, charlando animadamente con Pablo Motos y también con el productor Jorge Salvador, que abandona su sitio en un segundo plano para sumarse a la conversación. Hasta que el piloto vuelve a encenderse.

Despedida fuera, ovación dentro

Este Hormiguero se orientó completamente al ciclismo, con juegos y pruebas de la misma temática. La última, la del patio exterior a la que me referí antes, sirvió también para que Motos y Contador despidieran el programa desde lo alto de la plataforma.

Un minuto después, ambos regresaron al plató para que el campeón se llevase una última ovación, “presentado” por Motos, que el ciclista agradeció a todo el público, antes de marcharse rápidamente ya que esa misma noche tenía apalabrada una entrevista radiofónica.

Como él, el público también inició su marcha. En apenas 5 minutos el plató se vació, y Xavi Soler demostró que la actitud no es cuestión de horario, despidiendo con bromas y sonrisa perenne a cada uno de los que habíamos apoyado.

Delante de la cámara, El Hormiguero es “el rey de los minutos de oro” por sus invitados. Pero tras ella, es el trabajo diario de muchas personas el que regala cada día muchos minutos de oro. “Os esperamos cuando queráis, estáis invitados”, dijo para despedirse el regidor a todos los presentes. Yo no desaprovecharía el ofrecimiento.

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