Vertele, en la rueda de prensa

'Las chicas del cable' anuncian su final trágico en Netflix: “Muere mucha gente”

'Las chicas del cable' anuncian su final trágico en Netflix: "Muere mucha gente"

Laura García Higueras

Las Chicas del Cable llegan a su final en su temporada “más atrevida, ambiciosa y grande”. Con esta premisa se han enfrentado Bambú Producciones y Netflix al desenlace de la que fue la primera serie española de la plataforma, cuatro años después.

“Muere mucha gente” ha adelantado Teresa Fernández-Valdés, su productora ejecutiva, en la presentación de las nuevas entregas a la que ha asistido Vertele. Dividida en dos partes, los primeros cinco episodios estarán disponibles el próximo 14 de febrero, mientras que para los cinco restantes, todavía no hay fecha de estreno confirmada. “Hay más acción que nunca”, ha advertido.

Lo que sí sabemos es que en el tiempo de la ficción, han pasado siete años desde el final de la cuarta. Un periodo de tiempo que ha dado para que la Guerra Civil haya llegado a Madrid. Un conflicto que será el escenario en el que se reencuentren Lidia (Blanca Suárez), Marga (Nadia de Santiago), Carlota (Ana Fernández) y Oscar (Ana Polvorosa).

'Las chicas del cable' lanza el tráiler de su temporada final en Netflix 360

Fernández Valdés ha explicado que este es un momento “nostálgico y emotivo”, al estar diciendo adiós a una serie que “se despide con éxito”. La productora no ha dudado en confesar que Las chicas del cable ha sido “un antes y un después” para Bambú: “Un cambio de formato, de ritmo y de la manera de abordar los temas”. Aquí, el retrato de un grupo de “mujeres muy diferentes”.

También ha resaltado que, siendo una ficción de época, “haya conectado con chicas jóvenes”. No obstante, aunque las últimas aventuras de las protagonistas se vayan a descubrir en este 2020, la directiva confía en que “no morirán nunca porque en la plataforma puedes descubrir la serie una y otra vez”.

“'Las chicas' están unidas en una batalla que sigue ocurriendo”

Los finales llevan, inevitablemente, a pensar en el inicio. Así, Fernández-Valdés ha recordado cómo, hace cuatro años, Netflix “buscaba una serie con ciertos ingredientes. Entre ellos, que contara ”con una o varias protagonistas femeninas, y que estuviera dirigida a un público generalista“. Las chicas del cable fue su apuesta y la plataforma les dijo que sí a contar ”la historia de un grupo de mujeres de los años 20. que existieron y fueron unas avanzadas a su tiempo“, ha explicado.

“Tenían la oportunidad de demostrarle al mundo que la mujer estaba preparada para incorporarse a la vida laboral”, ha añadido. También fue importante que entre ellas, “fueran perfiles diferentes, homosexuales, heterosexuales, pero que juntas podían hacer piña. Unidas en una batalla que hoy sigue ocurriendo”.

Así, el objetivo era “retratar a unas chicas valientes capaces de conectar con problemas de actualidad”, ha concretado, “buscando un espejo en el pasado, pero sin querer ser pesimista”. Desde un inicio, quisieron llegar a la “energía de las nuevas generaciones”.

“Nos metemos en la Guerra Civil, pero siempre monas”

“Cuando empezamos la serie, nos embarcábamos en algo que no se había hecho en España”, ha destacado Suárez, “una ficción liderada por mujeres en una etapa bastante convulsa para las mujeres”.

Fernández ha reconocido que, dentro del viaje que han dado 'las chicas', “las dos últimas temporadas son las mejores”. “Nos metemos en la Guerra Civil y en la Posguerra, pero saliendo siempre monas y con estilo”, ha bromeado, “aunque las estemos pasando putas”.

De Santiago, por su parte, ha querido resaltar que la serie le ha permitido “ser consciente de la figura de la mujer en la historia. Tengo más consciencia de lo que es el feminismo”.

Tal y como han reconocido en la presentación, en el proceso de documentación para cada uno de sus personajes han contado con una alumna aventajada, Ana Fernández. “Historia es mi carrera frustrada, que algún día terminaré”, ha compartido. Al parecer, en los “ratos muertos” impartía “clases particulares de historia” a la intérprete de Marga.

“Éramos y somos conscientes a grandes rasgos de la evolución de la mujer”, ha querido apuntar Suárez, “pero vivirlo en tu piel es diferente a leerlo en un libro. Aquí hemos tenido la oportunidad de encarnarla en cada una de sus tramas”.

“Ellas han sido las grandes defensoras de sus personajes”

Después de cinco temporadas, además de haberse hecho amigas, las actrices han podido empaparse de cada una de sus álter ego en pantalla. “Ellas han sido las grandes defensoras de sus personajes”, ha resaltado la productora ejecutiva, “y de que no se renovara porque sí”. De hecho, han llegado a llamar por teléfono cuando había algo en el guion que no les encajaba.

“Blanca decía o Francisco o Carlos”, ha recordado, “hasta ellos mismos [Yon González, Martiño Rivas] bromeaban con que tenían que acabar teniendo algo entre ellos”.

“Netflix me ha enseñado a que no te debes a un país”

Fernández-Valdés ha hecho balance de cómo ha cambiado la irrupción de las plataformas el audiovisual. “Las reglas del juego estaban un poco marcadas y Netflix rompió el tablero”, ha valorado, “las producciones tienen que ser más ambiciosas”.

La productora resalta del viaje conjunto haber aprendido a “tener una mentalidad americana. Creábamos desde un lugar distinto”. Como ejemplo, ha compartido el “perder el miedo. Aquí estamos acostumbrados a hacer retratos muy comprometidos con el pasado, y Netflix decía que había cosas que no podíamos poner sobre la mesa”.

Ocurrió en la trama de Carlota, al plantear cómo reaccionarían cinco mujeres si una de ellas se declara homosexual. “Seguro que alguna le diría que se está confundiendo”, ha planteado Fernández-Valdés, “pero ellos dijeron que no entrarían en este debate. Vamos a contar una historia, y hay lecciones que hay que dejar atrás”. Esta apuesta les permitió sentirse “liberados para acercarnos a discursos contemporáneos”.

La colaboración con el gigante del streaming les ha permitido descubrir “cómo se trabaja un contenido que va a viajar a 190 países, y no deberte a uno”. Una mentalidad que implica “asumir la responsabilidad de que todo lo que hagamos y produzcamos puede tener una reacción mundial”.

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