Especial Vertele

Las 11 series que más minutos nos han robado este año

Las 11 series que más minutos nos han robado este año

Redacción

Este año hemos vuelto a estar muchas, pero que muchas horas enganchados a las series. El 2018 nos deja una buena colección de títulos que en muchas ocasiones hacen palidecer a las producciones de la gran pantalla. Hemos elegido once, una selección que, al igual que la lista de libros de nuestros compañeros, no pretende ser un resumen o un top indiscutible.

Son las series que más nos han gustado, divertido, emocionado o simplemente entretenido en Vertele y la sección de Cultura de eldiario.es. Esas que nos han hecho tragarnos temporadas enteras en un tiempo récord o que han regresado con tanta fuerza como en su debut. ¿Nos hemos dejado alguna imprescindible de este año? ¡Seguro! Por eso os invitamos a compartir vuestras elegidas en los comentarios. Sin más cháchara, ¡démosle al play!

José Antonio Luna: The End of the F***king World

Probablemente no sea la serie con mejor fotografía ni con mejor guion. Ni siquiera la más recordada. Pero sí la que mejor cumple con las expectativas del espectador. Basada en la novela gráfica de Charles Forsman, esta narra la historia de dos jóvenes incomprendidos que se embarcan en una surrealista historia que está lejos de ser sutil en muchos de sus apartados. Su viaje se sitúa a medio camino entre un puñetazo en el estómago y una suave caricia, sin reparos cuando se trata especialmente de lo primero.

Alyssa y James, además, escapan de los típicos roles presentes en otras road movies. Ni él es el típico “hombre salvador” ni ella es la típica mujer débil convertida en complemento. Lo que premia entonces no son los clichés, sino la naturalidad. Temas como la menstruación o las relaciones homosexuales se tratan sin tapujos en píldoras audiovisuales de menos de 20 minutos. El único problema es que se acaba rápido, pero al menos ya hay segunda temporada en camino.

Vanesa Rodríguez: Heridas abiertas

Si todavía no ha visto Sharp Objects (Heridas abiertas) se está perdiendo la que es sin duda una de las mejores series del año. Amy Adams lidera de forma magistral este angustioso thriller en el que el resto de las protagonistas completan un reparto que es uno de sus aciertos. Desde Patricia Clarkson, en el papel de opresiva madre sureña, a la joven Eliza Scanlen, dulce niña dentro de casa y maliciosa adolescente cuando se calza sus patines.

La miniserie narra la historia de Camille Preaker (Amy Adams), una periodista que se ve obligada a volver a su pueblo para cubrir el brutal asesinato de dos chicas. Allí tendrá que enfrentarse a los traumas de su infancia: la culpa por la muerte de su hermana pequeña y el maltrato psicológico al que le somete su madre, obsesionada con el cuidado de sus hijas. Camille trató de escapar de ello, pero los fantasmas le persiguieron durante toda su vida en forma de compulsión por autolesionarse con objetos afilados. La investigación sobre los asesinatos será también la forma de levantar el velo sobre sus propias pesadillas.

La fotografía, el ambiente angustioso que se logra transmitir con los planos fugaces y la paleta de colores, y un genial uso de la música -la banda sonora merece muchísimo la pena- componen un oscuro viaje hacia el sur de la américa profunda. Cuando terminen el último capítulo, no apaguen los títulos de crédito: hay una inquietante escena extra...

Mónica Zas: La casa de las flores

La familia de la Mora fue el revulsivo perfecto para el final del verano, y es imposible no acordarse de ella al finalizar el año. Su frivolidad y estética colorida ofrecen una sensación ficticia de felicidad estival. Es el símil televisivo de la novela negra, del reggaeton y de todos esos placeres culpables que prometemos abandonar al llegar el otoño, pero que seguimos celebrando en invierno. En el metro, en el trabajo y en la cola de la panadería, La casa de las flores fue la serie de moda porque, además, consiguió que comentar un culebrón en público no fuese sinónimo de la humillación más absoluta.

Las situaciones machistas daban lugar a la celebración de las distintas sexualidades, las drag queens y los matriarcados. Si bien la historia principal sigue consistiendo en los líos de faldas del padre, los secretos inconfesables de los hermanos y en la decadencia económica de la típica familia rica mexicana, son sus toques ‘progres’ los que la colocaron en el candelero.

Netflix era muy consciente de lo que estaba haciendo con su primera serie original en México, donde 61,5 millones de personas consumen telenovelas, según el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Lo que no tenía previsto es que la fiebre por las flores se contagiase incluso en países poco acostumbrados a un Pasión de Gavilanes. Por todo eso, y porque los mariachis de Paulina son ya parte de la historia de la televisión, La casa de las flores es sin duda el fenómeno del año.

Pedro Zárate: Gigantes

Con el estreno de Velvet Colección en septiembre de 2017, Movistar+ dio por iniciada su aventura en la producción de series originales. 15 meses en los que la compañía ha construido un variado catálogo de títulos donde no faltan dramas históricos (La Peste), comedias gamberras (Vergüenza), relatos intimistas (Félix) y hasta el primer anime español de la historia (Virtual Hero), entre otros géneros. A ellos se unió en octubre esta cruda y violenta historia creada por Enrique Urbizu, que ha vuelto con ella a la primera línea tras cinco años a la sombra.

Un lustro injustificado dada la satisfacción que produce ver su nueva propuesta, un drama criminal con toques de western y reminiscencias 'tarantinescas' que desprende olor a masculinidad en cada uno de sus seis (adictivos) episodios.

Un hedor que los hermanos Guerrero y sus enemigos lucen con orgullo en una batalla sin cuartel donde no hay ni buenos ni malos, sino un puñado de canallas de barrio dispuestos a marcar su territorio como perros hambrientos. Algo que luchan por hacer mientras los personajes femeninos, inicialmente agazapados, anuncian entre susurros que la segunda temporada es suya. Porque al igual que los buenos rockeros, Urbizu sabe cómo y cuándo terminar su concierto para dejar al espectador con ganas de más.

Concretamente de más sangre, más traiciones, más venganza y, pese a su nada sutil masculinidad, de más fuerza femenina a través de Sol, Carmen y la inspectora Márquez. Ingredientes que unidos a una dirección magistral y un reparto simplemente impecable, hacen de Gigantes una de las series imprescindibles del 2018.

Martín Gálvez: Homecoming

En el manido género del thriller, lo más complicado es innovar. Ofrecer algo al impaciente receptor que no le haga sentir el clásico déjà vu. Ése es precisamente el gran logro de esta serie: dar una dosis de suspense tan retorcida y bien ejecutada que sacia a los más exigentes.

La percha de Homecoming resultaba de entrada excitante: Sam Esmail, creador de la aclamada Mr. Robot, a los mandos. Julia Roberts, la inaccesible estrella de Hollywood, como protagonista de una ficción seriada. Y el producto resultante acaba por ser redondo. También por sus notables secundarios Bobby Cannavale y Shea Whigham.

Por si esto fuera poco. Qué mejor forma de resolver un puzzle claustrofóbico de flashbacks que hacerlo con otro envoltorio. Sí, esta serie lo tiene. Capítulos más cortos y adictivos. No hay duda, si recomiendas Homecoming entre las joyas del 2018, siempre quedarás bien.

Francesc Miró: Maniac

Tras el apabullante éxito de True Detective, y el irregular recibimiento de Beasts of no Nation, pocos sabían muy bien qué esperar de un realizador como Cary Joji Fukunaga. Tampoco es que antes de saltar a primera línea de batalla del mainstream hubiese sido un autor previsible. Era igual de capaz de estetizar hasta el absurdo un clásico como Jane Eyre, como de exponer a un drama social de rotundo mensaje como Sin nombre. Y sin embargo, cuando uno ve Maniac y es difícil no reconocer a un autor único, incluso siendo un remake.

La serie que el realizador estadounidense estrenó en Netflix jugaba a ser muchas cosas y ninguna, como alguien haciendo malabarismos en la cuerda floja. Como lo ha hecho su propia trayectoria. Podía parecer que recorría senderos del cine de Scorsese, cuando de pronto coqueteaba con el drama romántico ochentero, se tiraba a la piscina con una absurda aventura fantástica, jugaba al thriller de espías estilizado o intentaba explorar el amor imposible hombre-máquina de tiempos de Black Mirror o la Her de Spike Jonze.

Todo, supeditado a un desarrollo con un anclaje emocional excelentemente narrado: la relación de dos personas con problemas para relacionarse. Planteando, además, una de las obras más dialogantes de la ficción televisiva actual, dispuesta a contraponer las mismas idea de fondo que la Homecoming de Sam Esmail para Amazon.

Jonah Hill y Emma Stone se echan a la espalda una ficción alucinada y casi imposible, para desarrollar juntos una de las historias de autodescubrimiento y amistad más bellas del año. Un viaje a la mente de dos personajes incapaces de comprenderse a sí mismos, condenados a abrirse a personas con sus mismos problemas. Como lo estamos todos los que también sufrimos ‘popcorn problems’.

Laura García Higueras: Who is America (Movistar+)

Convencer a un activista en favor de las armas para grabar un spot sobre distintos tipos de modelos de pistolas para niños adornadas con peluches; conseguir que un ex vicepresidente deje su autógrafo en un kit de ahogamiento o que un congresista enseñe el culo para intimidar supuestamente a terroristas yihadistas. Son solo algunos de los disparates llevados a cabo por los invitados de Sacha Baron Cohen, que se vale de humor e hipocresía en su programa como herramientas para responder a la pregunta: ¿Quién es América?

El generalizado despropósito de reacciones de los entrevistados dejó atónitos a los espectadores en cada episodio. Los treinta minutos de duración de cada entrega de la serie emitida por Movistar, difícilmente dejaron a nadie indiferente, mucho menos a sus protagonistas cuyas integridades eran sacudidas. Con el inicio de la emisión en Estados Unidos, la política Sarah Palin embistió contra el creador al haberse dado cuenta del engaño, ya que Cohen les invitaba a acudir a su programa haciéndose pasar por excéntricos personajes.

Vergüenza ajena, burradas, humor negro e ironía son los ingredientes principales del voraz formato, en el que la intriga la sustentaba la duda sobre hasta dónde sería capaz de llegar Sacha pero, sobre todo, hasta dónde lo harían sus invitados.

Marcos Méndez: Vikings

Vikings es peculiar hasta en su forma de “organizarse”. La serie del Canal Historia ha tenido dos últimas temporadas de 20 capítulos, divididas en midseason de diez y diez entregas cada una. En este 2018 hemos podido ver la quinta tanda, más concretamente los cuatro últimos episodios de su primera parte (en enero), y actualmente la segunda mitad, que regresó el 28 de noviembre y ya ha ofrecido cinco entregas antes de cambiar de año. En total, nueve capítulos para disfrutar de un ejemplo perfecto de cómo mezclar realidad y ficción sin perder el pulso audiovisual.

Las exactitudes históricas que se le exigen a una producción de History Channel son como siempre respetadas en esta ficción que, al mismo tiempo, también recoge las historias y leyendas de sus protagonistas. Y todo ello gracias a un destacado trabajo de guión que combina la documentación histórica con la pura producción audiovisual del más alto nivel, con unas localizaciones privilegiadas y un vestuario indispensable para su ambientación.

A nivel de tramas, y esto es lo más importante, sus fans hemos podido ver cómo el legado de Ragnar Lodbrok está garantizado tanto con sus hijos -sobre todo con “el deshuesado” Ivar (Alex Høgh)- como con su amor eterno la Reina Lagertha (Katheryn Winnick). Y queda mucho más, puesto que ya ha sido renovada por una sexta temporada de otros 20 capítulos.

Laura Pérez: Fariña

En tiempos dominados por las plataformas, con las listas de recomendaciones plagadas de ficciones originales de estos nuevos productores, cabe recordar que en abierto todavía sigue habiendo hueco para proyectos que merecen la pena y a los que no nos arrepentimos de haberles dedicado nuestro tiempo en 2018, también con anuncios. Es el caso de Fariña, la serie española del año.

Que el proyecto de Atresmedia y Bambú Producciones se haya llevado todos los premios de ficción a nivel nacional en 2018 no es fruto ni de modas ni de casualidades. Es el resultado de algo tan básico pero a la vez tan complicado de reunir como una buena historia -basada en el libro de Nacho Carretero-, un gran elenco y la motivación por hacer un producto que cuente y trascienda. El resultado: 10 capítulos tan interesantes como adictivos que, para los despistados o los repetidores, también están disponibles en Netflix.

Lorenzo Ayuso: The Terror (Movistar+)

Mientras sus hordas de zombis atraen la atención en la costa, otro gran vapor levó el ancla desde el puerto de AMC para adentrarse en terrenos peligrosos y mucho menos familiares que los que acostumbran a transitar los desnortados caminantes después de nueve años. The Terror figura como nombre en el costado de este transatlántico, en honor a la ilustre fragata de la Armada Real británica que vio sus ansias de grandeza sumirse entre los gélidos límites del Estrecho de Vitoria, a mitad del siglo XIX. Una funesta historia real sobre la que las incógnitas aún sobrevuelan cual gaviotas en busca de algo de provecho, y que sirve aquí de descarnado alimento de una ficción sobre la condición humana y su relación con un mundo desconocido que se empeña en poseer aunque no le corresponda.

David Kajganich, responsable de releer Suspiria en clave de aquelarre político para Luca Guadagnino, y Soo Hugh tripulan esta densa fábula de horror cósmico que gusta de mantener a sus polizones, la audiencia, en una penumbra tan inescrutable como la que soportaron los marineros durante tres largos años de encalle. En este umbrío panorama, la bestia acechante que la leyenda conjetura y que diezma a la tripulación sin apenas margen a la resistencia es solo la forma que adopta el Destino Manifiesto fundado en banderas, picas y galones. El sino de quienes pretenden proclamarse reyes del mundo y se encuentran con la auténtica majestuosidad de la naturaleza virgen y inmisericorde.

Aunque gestada bajo la certeza de un final escrito en sangre y nieve, AMC decidió finalmente expandir su flota, reconvirtiendo The Terror en una antología y haciendo escala en la II Guerra Mundial. Una decisión empresarial lógica: si algo nos demuestra este cuaderno de bitácora del apocalipsis es la facilidad de los humanos para incurrir en los mismos errores, para revisitar coordenadas que debieran, quizás, permanecer salvajes, prohibidas.

Paula Hergar: El cuento de la criada

La segunda temporada de El cuento de la criada es de esas excepciones con las que te encuentras al alargar un fenómeno con un nivel incluso superior a los anteriores capítulos revelación. Elisabeth Moss sigue demostrando que es una de las mejores actrices de su generación, dando (la peor) vida a una Defred a la que nos duele mirar pero nos es imposible abandonar en ese mundo.

Un mundo distópico que genera aún más horror, sobre todo, por lo cercano que lo vemos (cada vez más) y por ello nunca nos deja apagar la pantalla, porque si cerramos los ojos ante esa ficción, ¿qué clase de monstruo seríamos en la realidad?

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