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El zapping de los críticos

LA CRÍTICA HA DICHO HOY...: EL COMISARIO (TELECINCO) “En su octava temporada, lejos de acomodarse, vivir de las rentas o la otra y más deleznable opción: dejarla morir por inanición, sus creadores se esmeran en ofrecer tramas policiacas creíbles y las inevitables implicaciones emocionales de los protagonistas”. (…..) “El único pero es más un capricho que una exigencia. Sería de agradecer que Tito Valverde abandonase, aunque sólo fuese por unos minutos, esa rigidez propia de quien se ha tragado el palo de una escoba. Su papel exige seriedad pero no tanta ni tan intensa”. Cecilia García, La Razón JUEGO OLÍMPICOS DE TURÍN (TVE) “El desinterés de la emisora pública por los Juegos de Turín ha servido para borrar del mapa televisivo una competición que -cada vez con menor intensidad, como un frente frío que pasa y se debilita- llenaba la pantalla de cosas curiosas y gente rara. Para las nuevas generaciones debe de resultar más fácil aproximarse a estos deportes invernales a través de las videoconsolas que de la tele, que estos días, saltando por encima de Turín, ofrece el anuncio veraniego de Cruzcampo, en el que la hormiga obrera de aquella fábula que coprotagonizaba junto a la cigarra decide echarse una cerveza y dejarse de trabajos forzados”. Jesús Lillo, ABC ENTREVISTA DE QUINTERO A Mª TERESA CAMPOS (TVE-1) A Campos se la vio más cómoda en El loco de la colina (TVE), donde redescubrió el placer de ser invitada en lugar de anfitriona. Campos es un personaje curioso: siempre parece que se está defendiendo, incluso de lo que no se la acusa. Vive la contradicción de haber practicado un género que a menudo se le fue de las manos y ahora es la víctima del amarillismo carroñero. Quintero logró que, en lugar de sacar las uñas, Campos se riera de sus penas. La charla, sin embargo, tuvo mucho de cotilleo civilizado o, por utilizar la inspirada expresión acuñada por David Broc, de “información rosa de autor”. Sergi Pàmies, El País PROGRAMACIÓN DE TELECINCO “Yo no sé si el señor Vasile, director general del tinglado, ha reflexionado sobre esta forma de hacer televisión, continuada, constante, que ha ido sembrando Telecinco durante años. Ha tenido éxito, es verdad, pero quizá ahora comprenda el precio que este éxito conlleva: la audiencia, cuando sintoniza Telecinco, sabe exactamente en qué tipo de trituradora está, y cada vez exige más. Es sintomático que Vientos de agua, una serie impecable, en esta cadena no haya funcionado”. Ferran Monegal, El Periódico AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA (ANTENA 3) “En la confección de una serie de largo éxito comercial intervienen talentos y destrezas tan estimables como los que se dan cita en la elaboración de un best-seller literario, por ejemplo. En el caso de Aquí no hay quien viva, el dibujo costumbrista de los personajes y la viveza de los guiones es insuperable; esos rasgos, que desde un punto de vista cualitativo o artístico pueden parecer primarios y simplones, son precisamente los que hacen que la oferta sea irresistible para un público como el de la televisión, que no busca cosas refinadas y complejas, sino entretenimiento simple y sin traumas”. José Javier Esparza (Grupo Vocento) MILITANTES ANTI-TELE “Las últimas cifras son las de siempre: como media, más de tres horas frente al televisor. Y en Estados Unidos, más de cuatro. Eso, dicen, ha llevado a los opositores de la tele más radicales a pasar a la acción directa. La revista The Ecologist (edición en castellano) habla, en su número de febrero y marzo, de los nuevos militantes antitelevisión. Son colectivos organizados alrededor del rechazo frontal a la tele; y de algunos de estos grupos, en su mayoría norteamericanos, se podría decir que son grupos armados, pues cuentan con un curioso adminículo llamado TV-B-Gone que permite apagar cualquier aparato de televisión situado a unos 17 metros de su radio de acción. Son grupos armados, pero no son peligrosos porque mantienen como guía el respeto a la libertad individual. Que cada uno haga con su vida lo que quiera, aseguran. Lo que no soportan es la intrusión de la tele en la vida colectiva. Así, los anti-TV tienen su objetivo preferido en bares, restaurantes y aeropuestos, lugares públicos donde la tele suele estar encendida - generalmente a todo volumen- sin que en realidad nadie la esté mirando. No consta que la CIA o el FBI haya colocado el nombre de los líderes de tales organizaciones entre los más buscados del país. Al menos, de momento”. Salvador Llopart, La Vanguardia

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