Abandonos prematuros y ansiedad en el nuevo “experimento sociológico” de la TV británica

Abandonos prematuros y ansiedad en el nuevo "experimento sociológico" de la TV británica

Bárbara Mora

Channel 5 nos ha dado lo que más nos gusta. Los llamados “experimentos sociológicos” en televisión, que testan el comportamiento humano en situaciones límite. En esta ocasión se trata de un ‘Gran Hermano’ vivido de manera aislada.

En ‘In Solitary: The Anti-Social Experiment’ cuatro voluntarios se metieron en sendos contenedores industriales –todos ellos resguardados en una enorme nave– con el fin de permanecer ahí, completamente solos y sin la tecnología que nos rodea, durante cinco días.

Los participantes disponían de toda la comida y bebida que querían, así como de tres objetos personales que les acompañarían durante su encierro. Una baraja de cartas, plastilina, acuarelas o pequeños aparatos de gimnasia fueron algunos de los elegidos por los voluntarios, y aplaudidos por la psicóloga que desde fuera monitorizaba el comportamiento de todos. “Lo pasarán peor los que hayan llevado menos cosas para hacer”, apuntó.

Lidiar con el silencio, uno de los retos

La clave está en saber ocupar las horas prescindiendo de internet y de las habituales interacciones sociales. Uno de los participantes, Lloyd, de 28 años y adicto a las redes sociales, suplió esto último hablando con las cámaras que seguían sus movimientos por la habitación. Hasta que la psicóloga dio orden de que las cámaras se quedaran estáticas, dificultando así las prolongadas charlas de Lloyd; lo que afectó –para mal– al estado anímico del concursante.

Una de las cosas que todos ellos encontraron más difícil -incluido el presentador George Lamb, quien también se sometió al experimento, aunque solo duró 23 horas (no sabemos si por la angustia que decía sentir o por la necesidad del programa de contar con un presentador operativo)- fue lidiar con el silencio. El ruidoso mundo en el que vivimos nos hace rechazar el silencio, considerarlo hostil y difícil de sobrellevar.

Una concursante vomita víctima de la ansiedad

Pero no solo el silencio quebró a la estudiante de enfermería Charmayne, de 28 años. Para ella, acostumbrada a que su familia “haga todo por ella”, no contar con alguien al lado fue demasiado. “Creo que no me gusta mi propia compañía tanto como pensaba”. A las dos horas de encierro ya lloraba desconsoladamente, y 4 horas y 45 minutos después apretaba el botón del pánico, con el que pedía abandonar el programa.

El confinamiento en solitario tuvo una reacción física en Sarah, de 36 años, a quien la ansiedad le hizo vomitar abundantemente. Y una reacción mental: tenía terror a que alguien entrara en la cabina, a pesar de que sabía que estaban monitorizados las 24 horas y con vigilancia. Todo esto hizo que los responsables del programa, preocupados, se plantearan sacarla. Pero no lo hicieron, y Sarah aguantó los cinco días.

La clave, convertir la ansiedad en emoción

También aguantaron Lloyd y Lucie. La bloguera entró en el experimento para ver si era “lo suficientemente fuerte para soportarlo”. Un divorcio a los cuatro meses de casarse le había dejado con inseguridades.

Resultados al margen, la psicóloga del programa aseguró que todos ellos habían infravalorado la dificultad del reto y que la llave mágica para poder responder bien a una situación así pasaba por convertir la ansiedad que pudieran sentir en emoción. También concluyó que los introvertidos sobrellevarán mejor estos confinamientos, ya que los extrovertidos necesitan siempre gente alrededor de ellos.

Y mientras Channel 5 nos enseñaba a vivir sin internet, las redes sociales comentaban:

Sobre los tres objetos personales… “Yo me hubiera llevado tres sets de muebles IKEA para montar. Eso me hubiera llevado al menos cinco días”.

Sobre Charmayne… “¿Cuatro horas encerrada y ya se quiere ir? ¡Yo paso más tiempo en la bañera!” .

Sobre el aislamiento… “Este programa es fascinante. Desde que vivo sola he pasado por alguna de estas cosas”.

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