Rafa Méndez, juez de 'Baila como puedas': “Si hay otra edición lucharemos para que haya una bailarina gorda”

Rafa Méndez, en la presentación de 'Baila como puedas'

Pedro Zárate / Adrián Ruiz

La 1 de TVE estrena este lunes 11 de marzo (22:45 horas, Baila como puedas, su nuevo programa de entretenimiento. Un talent 100% original de Zeppelin (Banijay Iberia) que no pone el peso de la competición en sus ocho famosos concursantes, sino en los 16 bailarines profesionales que los acompañan. Cada celebrity elegirá a un profesional de la danza para formar pareja y su rendimiento determinará si el bailarín profesional continua en el programa o si debe abandonarlo, cambiando el famoso de profesor para, esta vez sí, lograr dar lo mejor de sí mismo.

“El mayor reto, sin duda, es que los famosos consigan y puedan bailar. Y créeme que se han visto en la mierda, pero real”, avanza Rafa Méndez en un encuentro con varios medios, entre ellos verTele, tras la presentación del programa ante la prensa. El coreógrafo y otrora profesor de ¡Fama, a bailar! ejerce de juez junto a Norma Duval, Beatriz Luengo y Yolanda Ramos en este nuevo programa presentado por Anne Igartiburu.

Con los tres primeros hablamos sobre Baila como puedas, cuya llegada a la parrilla de La 1 coincide con la emisión de otro formato de baile, Bailando con las estrellas, que actualmente se emite la noche de los sábados en Telecinco. “Son dos formatos tan diferentes. Yo creo que este va a tener un público muy amplio, mucho más joven también”, dice Norma Duval para marcar diferencias.

Los jueces también se pronuncian sobre uno de los debates que generó la rueda de prensa: la aparente falta de diversidad en los cuerpos de los bailarines. Los responsables del formato negaron que sea así y dijeron que no estaba en su ánimo “limitar el casting a ningún tipo de aspecto”. El jurado también defiende los perfiles elegidos, pero con otras términos. “Hay una cosa lógica y es que cuando te estás moviendo y estás bailando a ese nivel, tu cuerpo lo nota”, señala Luengo. Rafa Méndez, por su parte, utiliza unas palabras más contundentes: “Si hay una segunda edición lucharemos para que haya una gorda y que sea feliz de estar en su sobrepeso”.

Rafa, vuelves a la televisión, de nuevo de la mano de Zeppelin TV, con quien diste te diste a conocer a través de Fama, ¡a bailar!. ¿Qué te has encontrado?

Rafa Méndez: Vuelvo con Zeppelin, catorce años me vuelven a llamar y vuelven a hacer las cosas bastante bien. Cuando me llamaron para Fama, yo creía que me iba a volver rápido a Italia porque iba a ser un fracaso de audiencias y ellos lo hacen tan bien que consiguieron un éxito. Aquí hay mucho de Fama, mucho de Mira quién baila y, si nos ponemos, mucho de MasterChef con estas pruebas en exteriores. Pero es una maravilla, Zeppelin sabe lo que hace. Y para hacer un programa de baile, hay que saber cómo se hace, desde la realización a los elementos que tiene el programa. Y ellos lo han conseguido.

Rafa, ¿cuál será tu rol en el programa?

RM: Mi rol es ser jurado y también de darle los temas. Soy el que entra a decirles los temas que tienen cada semana. Ese es mi rol, también el tener contacto con ellos en sala. Los bailarines no celebrities son coreógrafos, pero yo les puedo dar una indicación para apoyarles y ayudarles. Hay que decir que es un programa totalmente urbano, que no tiene nada que ver con el resto de programas que actualmente se está realizando. Esto es urbano y es muy Fama. Ese fue el éxito que tuvo Fama, que se salió de esa antigüedad, que también mola y es importante, pero está más cerca de la actualidad.

¿Cuál ha sido el mayor reto en este formato?

RM: El mayor reto, sin duda, es que los famosos consigan y puedan bailar. Y créeme que se han visto en la mierda, pero real. Tú les dices cuatro cosas y es muy duro para ellos. Los celebrities se han desnudado y los niños [los bailarines] van por encima de ellos porque se han quedado 'chiquitos'. También hablan, han llorado y es complicado. Para ellos, para mí nada. A mí me encanta decirles a la cara lo que hay, no puedo estar perdiendo el tiempo. Por eso soy claro y directo, porque esto es una competición.

Los famosos no están tan acostumbrados a esa exigencia en el baile y a que les deis esas indicaciones. ¿Cómo lo habéis vivido desde el jurado? ¿Habéis tenido algún filtro?

RM: En clase, es el niño [el bailarín] el que le da caña al celebrity, y viceversa, porque a lo mejor el celebrity no está de acuerdo con lo que le están diciendo. No son sumisos, por eso se lía muy grande, pero muy grande. Hay muchas emociones y todo es real. No son sumisos, pero tienen que hacer lo que dice el coreógrafo. Ellos son la última parte del tema, a pesar de que como personajes son importantes e interesantes.

Norma, ¿cuál será tu papel en el jurado?

Norma Duval: Estoy en el jurado y con mis compañeros estamos en el comienzo de la gala, estamos en los exteriores y estamos en la parte final, donde ya se incorpora también Yolanda Ramos con nosotros. Es una experiencia muy interesante. Lógicamente, Rafa es coreógrafo y tiene que aportar todo su talento, pero el resto somos muy diversos y eso es lo bonito. A veces, no estamos de acuerdo, que también es importante. A veces, uno tiene una visión y otro lo ve de otra manera.

Lo importante es que el nivel es muy alto, los bailarines son buenísimos y los celebrities se matan... Por eso, el Baila como puedas es más por los famosos, porque los bailarines son profesionales. Pero aún así, nos sorprenden porque tienen un abanico realmente grande de posibilidades de lucirse, en diferentes coreografías y diferentes estilos. Estamos entusiasmados con el programa, es una pasada.

¿Tú lo miras más desde tus ojos de vedette?

ND: Yo he vivido con bailarines toda mi vida, yo he bailado como una loca. He tenido muchos bailarines, he vivido mi vida profesional y personal rodeada de bailarines. La parte más importante profesional de mi vida ha sido siempre con bailarines, con lo cual estoy en mi salsa y lo disfruto.

Se valora mucho la evolución de los concursantes pero vosotros, como jueves, ¿también sentís una evolución?

RM: Total, total... Lo bonito de este programa es que hemos venido relajados, afrontándolo con respeto y cariño, pero hemos vivido una evolución de no estar de acuerdo, como ha dicho Norma, y con educación decir que no. Ha habido momentos de tensión porque tiene que haberlos. En este programa tiene que haber verdad. En mi caso, cuando me llaman, yo digo: “No he venido aquí a hacer un paripé”. Aquí nos queremos todos, nos amamos todos, pero si esto es un cuadro, vamos a saco. A lo mejor no están de acuerdo con la forma en la que lo digo, o viceversa, y esa es nuestra evolución.

Con Norma he visto que es una señora, muy señora, muy educada y muy elegante, que se ha bajado al barro porque se da cuenta de que las coas hay que decirlas. Y las dice, pero con una elegancia brutal. Aquí hemos visto a una Norma que a mí me gusta mucho, estamos acostumbrados a ver a una Norma más tranquilita y, en el caso de Bea [Luengo] igual.

ND: Aquí hay de todo, hay momentos de risa y momentos de drama.

¿Creéis que puede haber un repunte en el baile gracias a TikTok?

ND: Sí, aquí tenemos unos bailarines muy jóvenes que, además, tocan muchos las diferentes formas de bailar actualmente de la juventud. Yo creo que sí va a encajar con que la gente tenga más ganas de bailar y que esto les influya en hacer TikToks y montones de cosas que van a ver sobre el escenario y con las que se van a identificar.

¿Que haya otro programa de baile a la vez en Telecinco os puede perjudicar?

ND: Es que no tienen nada que ver.

RM: No, yo creo que las cosas hay que hacerlas bien y creo que ambos programas lo están haciendo y lo están luchando. Aquí el problema es que siempre dicen que el baile en la televisión no ha funcionado. En España, antes de mí, ahora que está Bea presente, ella estuvo presente con su UPA Dance y yo luego con Fama. Y fueron bombas porque el engranaje era perfecto. El problema es hacer un formato que esté bien y que esté correcto, y hasta ahora nunca terminan de [estarlo]. Y esa es la lucha de las productoras, que nunca dan con la tecla. Pero no es que el baile no funcione. En mi caso, yo estoy cansado de tanto cantante, que me encanta, pero el baile tiene que tener su lugar. Volvió UPA y Fama debe volver, pero esto es la unión de todo eso también.

ND: Yo estuve de jurado en un programa que es prácticamente el mismo formato que hay en Telecinco, donde hay muy buenos bailarines también, pero como jurado puedo decir que es una experiencia completamente distinta. Yo opinaba de lo que veía allí y ahí terminaba todo. Aquí no. Aquí vienes a trabajar y estás en los exteriores, estás viendo lo que hacen en las academias, ves cómo montan las coreografías... Es un concepto tan distinto, y son dos formatos tan diferentes, que yo creo que este va a tener un público muy amplio, mucho más joven también.

Se ha hablado mucho sobre el físico normativo de los bailarines del programa. ¿Qué opináis sobre esta falta de diversidad?

RM: Los pobres, como están en el ensayo, se ven diferentes. Quiero decir, son bellos pero también tenemos a la chica rellenita, que mola que sea rellena; tenemos al gay que tiene mucha pluma... Porque, hablemos claro, yo también soy homosexual, bisexual, y hago lo que me da la gana, y eso aquí lo tenemos reflejado. Esta cosa de preguntar por esto me parece un poco añeja. A mí como coreógrafo me hubiese encantado tener a una persona gorda, pero lo tenemos reflejado todo. A nivel sexual, me parece incluso estúpido porque tenemos de todo y para todos. Y en el programa lo iremos viendo poco a poco.

Beatriz Luengo: El casting de bailarines es espectacular, los 16 que están aquí han bailado con Dua Lipa, Rosalía... son 16 bailarines que vais a alucinar. Están en compañías, en Grammys, en Billboards, han cruzado el charco, se han ido a Miami, a los Ángeles... También hay una cosa lógica y es que cuando te estás moviendo y estás bailando a ese nivel, tu cuerpo lo nota. Y aunque tenemos aquí todo tipo de cuerpos, es verdad que hasta ellos mismos se quejan de que, en el tiempo que llevamos grabando, han perdido cuatro y cinco kilos cada uno. Claro, porque estás todo el tiempo... Pero el casting se ha hecho centrándose en que los bailarines sean buenos y versátiles. Aquí bailamos urbano, bachata, vogue, tanto moderno, un hip hop... se cogen todos los estilos y se llevan a lo urbano, que es lo que se hace hoy. La fusión es parte de nuestra vida y de esto va Baila como puedas, de que la gente en casa se sorprenda.

Yo, como cantante, pienso que este programa refleja lo que está pasando con nuestra música y lo que está haciendo que nuestra música se exporte, salgan al mundo e interese, que es la fusión. Al final es la inclusión también en eso, no solo la inclusión en cuanto a la raza y los cuerpos, es la inclusión de que la música y la danza no tiene etiquetas. Y este es el reflejo, que ves una coreografía y ves 70 estilos y te quedas alucinando.

RM: Si hay una segunda edición, a mi me encantará y lucharemos para que haya una gorda y que sea feliz de estar en sobrepeso.

ND: Bueno, y habéis visto también que hay diferencias de alturas, ¿verdad? Hay uno alto, uno bajo, una morenita, una niña bien oscurita, otra que es asiática, otro ruso... otro de Granada. [Ríe]

¿Qué criterios utilizáis para valorar el desempeño de los bailarines y los concursantes?

ND: Primero la actitud, las ganas de trabajar, el que baile bien, evidentemente, si no baila bien, no podemos valorarlo positivamente. Pero todos ganan porque trabajan muchísimo y vienen con muchas ganas de hacerlo bien. Se matan cada semana aunque no hayan dormido y tienen muy poco tiempo para preparar los números. Dicen 48 horas, pero no son 48 horas. Dos días son 48 horas, pero de esas cuánto trabajas, ¿cinco o seis horas? Hacen coreografías en diez horas. Cuando vienes aquí, ves que han montado eso en diez horas, y cómo lo hacen, valoras el esfuerzo, la voluntad y la actitud. Y, sobre todo, cuando pierden también tienen buena actitud, porque saben que este paso por el programa es importante para ellos. Por eso no se cabrean y si se cabrean se lo guardan para ellos.

RM: En mi caso, son las ganas. Hay que situarnos también y me fijo en las ganas, en cómo resuelven...

BL: Yo me fijo en la creatividad. Son grandes bailarines y lo han demostrado con creces, no hay más que verlo. Pero no es lo mismo ser bailarín que ser coreógrafo. Aquí les toca ser coreógrafos, jugar con los elementos, mover al celebrity por los diferentes puntos, las herramientas creativas que usen para la coreo, para tapar la dificultad del celebrity... O sea, creativamente, cómo puedan resolverlo, para mí es una de las cosas más importantes.

Beatriz, ¿qué balance haces de tu paso por el Benidorm Fest?

BL: La verdad es que cuando TVE me propuso ser jurado, me lo pensé mucho, porque a mí me gusta mucho el Benidorm Fest y sé que es algo importante. Me sentí emocionada de poder hacerlo porque soy muy empática y la música la veo desde una amplitud, por el tema de la composición, y puedo entender la música latina, puedo entender el dance más europeo, puedo entender el urbano, porque lo hago, o la música clásica, porque he estado de gira con Andrea Bocelli... Así que no sabría decirte ni qué música me gusta más. Sentí que era bonito para mí poder estar en un lugar en el que al final no compiten para ver quién es el mejor, sino que compite gente de diferentes géneros y hay que pensar que es lo más traducible para Europa.

Nosotros hicimos un trabajo de una semana entera y TVE nos ha agradecido todo el tiempo. Más allá de lo que se vio, yo personalmente me encargué de contextualizarles [a los jueces internacionales] sobre nuestros géneros, las letras, los mensajes... María Peláe, por ejemplo, tenía una propuesta de algo que había que explicar qué significaba, que eran nuestras reivindicaciones como sociedad. Para mí, fue muy bonito ofrecer esto y recibir de parte del jurado internacional también qué sentían ellos. Es muy interesante ver qué sentían ellos desde un universo en el que no entienden las letras.

La verdad, fue una experiencia de una semana que ha sido como un año. Pasaron tantas cosas que no me puedo creer que apenas durase solo una semana. El balance es de aprendizaje muy grande. Creo, y no lo digo por quedar bien, que todos han ganado. Se vio una diversidad y la gente descubrió a muchos de ellos que igual no conocían. Es una experiencia fuerte, es un público muy entregado, muy intenso como yo. No les critico, creo que son el motor fundamental del Benidorm Fest y de Eurovisión y la verdad que me encantó. Por momentos, me he sentido como abrumada, pero muy feliz de poder hacerlo.

Se te vio abrumada y por momentos hasta incómoda, ¿puede ser? ¿Te hubiese gustado estar en otra parte y no junto al mismo público dentro del estadio?

BL: Esto lo quiero aclarar. Yo estaba nerviosa porque nosotros votamos, pero yo no sé qué votan los demás. Nosotros hablamos pero tenemos un notario y no puedo decirle al de al lado lo que he votado. Se llevan nuestras carpetas, viene otra con el cómputo y antes de que me den el aire, abro la carpeta y miro. Los vídeos que se han hecho virales, sorprendiéndome, es poniéndome nerviosa pero no por los abucheos. La gente vivió el abucheo como algo mucho más fuerte de lo que viví yo. Yo empaticé con ellos, les dije que eran muy intensas, pero como yo. Fue un momento puntual, pero el sábado de la final yo no sentí abucheos para nosotros. Fue más el jueves, en la segunda semifinal, por una circunstancia particular. Pero mi sufrimiento no venía tanto por eso...

O sea que no te dejabas llevar por lo que opinaban en el estadio...

BL: No, no... Y ya no hablo por mí, sino por todo el jurado en general. Nos abuchearon el jueves y al final el sábado fue lo que salió. Yo pienso que no. Al final, es el cómputo general de todo. La gente se quejó por una persona en concreto, que no fue votada, y a mí me dio mucha pena esa persona porque hizo un gran trabajo. Cuando miro el papel, primero me sorprendo, porque hay cosas que me sorprenden, y porque me da mucho pesar leerlo y saber las caras que van a poner.

Yo sé el trabajo que hay detrás y claro que sufrí. Es algo muy gordo. Yo fui a trabajar para la gente que quería dar su opinión sobre lo que debe ir. Es una votación como jurado profesional pero para mí es muy importante que represente a España y saber lo que la gente siente. Más allá de mi cabeza, quería sentir el estómago de la gente allí. Lo pasé mal porque es una situación difícil.

Rafa, Norma, ¿qué opináis vosotros de Zorra?

RM: A mí me parece maravillosa. Me parece que viene a cuento. Nos alarmamos del 'zorra', nos alarmamos del 'gordo', de la 'puta'... Todo tiene nombre. Me parece un temazo y aunque es un concurso para ganar Eurovisión, tiene un mensaje directo y claro. Y es divertido al final. Pero a mí me parece un poco viejuno y añejo todo el tema que se está tratando.

ND: El año que viene que digan 'perrona, perrona'. En Cuba, cuando te gusta un artista dices 'perrona'. Yo estuve en Tropicana y me llamaban 'perrona'. Así que el año que viene, para que se asusten más, vamos a decir 'perrona, perrona'. Me gusta la voz que tiene ella, me gusta mucho su voz. Y su estilo, cómo va vestida, el pelo, la cara... Es muy guapa. Otras veces no se ha cuestionado esto y no sé... En el 75, salimos de la dictadura y zas. Y ahora parece que... Yo le deseo toda la suerte, que nos deje en el mejor sitio posible. Ha sido elegida por un jurado, por votación popular y eso hay que respetarlo. Lo que nos queda es apoyarla para que se sienta más fuerte, más empoderada y esté maravillosa en Eurovisión.

¿Te gustaría, como dijo Lydia Lozano, ir con ella de bailarina a Eurovisión?

ND: ¿Yo? Yo dejé de bailar a los 45 y no vuelvo a bailar más en mi vida. Yo creo que los bailarines que le acompañan están muy en acorde con el panorama actual. Por cierto, hay uno cuando hace el split que parece que se va a romper. Como no caliente...

RM: Lydia sería maravillosa...

BL: Yo he visto a gente comentando que lo del edadismo es una tontería. Y mira, esta es una industria que te jubila con 30 años. Y que ella con 55, o la edad que sea, se plante en un escenario y diga que no ha dejado de luchar por sus sueños y su carrera musical, es un mensaje espectacular.

ND: Yo lo que no entendí fue lo del Chikilicuatre. Lo respeté pero no lo entendí. No entendí que fuera un humorista. Y fue respetado, fue a un festival de cantantes con una guitarrita... Pues no era un representante de Eurovisión, era una parodia y nadie dijo nada. ¿Entonces? No entiendo el escándalo.

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