Denuncia

La AUC denuncia la persistencia de la contraprogramación en las cadenas de televisión españolas

Según datos del seguimiento realizado por la AUC, contrastados con los facilitados por el Observatorio de la Contraprogramación de la revista 'El Semanal TV', las televisiones de ámbito nacional continúan recurriendo tanto a la contraprogramación propiamente dicha (sustituir un programa de la parrilla sin previo aviso) como a la desprogramación (cambios como consecuencia a la contraprogramación de las cadenas rivales). De hecho, durante el primer semestre del año el conjunto de las cadenas en abierto realizaron un total de 381 cambios no anunciados: 27 en enero, diez en febrero, 99 en marzo, 95 en abril, 79 en mayo y 71 en junio. En algunos casos, AUC reconoce que la retirada imprevista de programas en la pantalla “está justificada por razones de actualidad política, deportiva o cultural, por ejemplo, con motivo de la guerra de Irak. Pero en muchos casos --añade-- la contraprogramación obedece simplemente a razones de competencia entre cadenas o a la retirada de programas que no cumplen en sus primeros episodios las expectativas de audiencia esperadas”. Para la AUC, el fenómeno de la contraprogramación “supone un perjuicio no sólo para los espectadores, sino también para los anunciantes y para las propias cadenas, puesto que los cambios imprevistos dificultan el derecho de los ciudadanos a planificar su tiempo libre, que en muchos casos se organiza en torno a oferta televisiva, y suponen la ruptura de un contrato no escrito entre la audiencia y la cadena”. Además, señala que los anunciantes se ven perjudicados porque no pueden controlar el contexto de su publicidad, aun cuando elijan la franja horaria de su emisión, al tiempo que las cadenas desperdician el potencial que aporta la planificación estrategia de las parrillas para fidelizar a los espectadores y aportar valor al soporte de cara a los anunciantes, impidiendo que muchos espacios tengan tiempo suficiente como para encontrar su audiencia adecuada. AUC apunta que la contraprogramación podría considerarse “un tipo de competencia desleal de las televisiones para con las publicaciones dedicadas a informar sobre la oferta televisiva, que en muchos casos se ven obstaculizadas en su trabajo por falta de fiabilidad de los datos”.

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