El capítulo reunió a casi el 30% del público

“Águila Roja”, ¿a favor de la eutanasia?

"Águila Roja", ¿a favor de la eutanasia?

Águila Roja es una serie de época ambientada en un ficticio medievo español que, en ningún caso y como han recalcado en numerosas ocasiones sus responsables, pretende tener ningún atisbo de rigor histórico.

Sin embargo, y tal vez ahí radique una de las claves de su éxito, sí introduce jergas y tramas actuales -muchas de ellas universales- en un contexto de hace varios siglos. El famoso guerrero-ninja no pretende adoctrinar con sus mensajes, pero sí se caracteriza por derribar mitos y leyendas de aquella época oscura.

Ocurrió en su día en el capítulo del Apocalipsis, cuando solo él sabía que un simple eclipse no iba acabar con el mundo, o en aquel episodio donde una escultura de virgen lloraba sangre, que resultó ser el goteo de una rata muerta en el techo tras recibir el impacto de una flecha.

Pero, en el capítulo de ayer, el justiciero vengador de la capa -que encarna el actor David Janer- se enfrentó a uno de los mayores desafíos morales que ha vivido hasta la fecha, en sus ya 44 episodios, con un guión con posible moraleja que para muchos pasó desapercibido: el dilema y debate, siempre candente, de la eutanasia.

Un fraile 'doctor muerte', protagonista de la historia más truculenta

En la trama más escabrosa del capítulo, el héroe debía resolver el enigma de la aparición de un dedo cortado de una mujer costurera en un río. Las pesquisas le llevaron hasta el padre Gerónimo, “un buen hombre que da de comer a los pobres y cuida de los enfermos”, según le describe su fiel escudero Sátur.

Pese a ello, el personaje al que da vida Javier Gutiérrez verá cómo su vida también corre peligro, al ingerir un bote de agua miel, supuesta “mano de santo y reconstituyente que lo cura de todo, hasta los dolores del alma”, que venden desde la sacristía del padre Gerónimo.

* Capturas de esta trama del capítulo de 'Águila Roja' emitido ayer

Cuando Águila Roja -el valiente justiciero enmascarado Gonzalo de Montalvo- descubre finalmente lo que está ocurriendo, acude raudo y veloz al lugar donde se encuentra el cura para pedir explicaciones, acabar con la vida de este 'malhechor', y ésto es lo que ocurre (*Alerta Spoiler):

Águila Roja: ¿Por qué envenenas a la gente que cree en ti?

Padre Gerónimo: Lo único que hago es darles esperanza de una vida mejor, aunque sea en el más allá.

Águila Roja: No me has contestado a la pregunta… ¡Echas cicuta en el agua miel!

Padre Gerónimo: De esa manera mueren, poco a poco, sin sufrimiento alguno… Pongo fin a sus vidas, porque es lo que ellos más desean.

Águila Roja: ¿Pero quién te crees que eres tú para decidir si la gente quiere vivir o morir?

Padre Gerónimo: Llevo años viendo sufrir a la gente que pretendo ayudar. No tienen qué comer ni dónde dormir. Les he oído decir 'quiero morir' demasiadas veces... como a la costurera, que se suicidó tirándose al río

Águila Roja: A mí solo me pareces alguien que quiere jugar a ser dios.

Padre Gerónimo: Tú salvas a los que quieren vivir... yo hago lo mismo con los que quieren morir.

Águila Roja: ¡También estás envenenado! (tras observar el color azul de sus dedos)

Padre Gerónimo

: No es fácil vivir en pecado eternamente.

Águila Roja: ¡Vete de aquí! (tras desenvainar la espada).

Padre Gerónimo: ¿No piensas matarme?

Águila Roja: No, yo no juego a ser dios...

Gonzalo expresa, al final, sus dudas a Sátur: 'No es fácil saber quién es bueno o malo'

Minutos después, y tras otras historias paralelas -a veces, convergentes- del capítulo de la serie, ésta recupera la trama del padre Gerónimo para zanjarla con una conversación entre el protagonista Águila Roja y su criado, que pone de relieve las dudas del primero -también en el siglo XVII- sobre la 'muerte asistida':

Sátur: ¡Entonces el agua miel estaba envenenado!… Hasta ahí, todo en orden, pero yo es que llevo un rato mosca... ¿dónde ha metido usted el fiambre del padre Gerónimo?

Gonzalo: Esta vez no hay cadáver, Sátur, al menos de momento.

Sátur: No me diga que se le ha escapado... Es la primera vez que le ocurre en su carrera como héroe.

Gonzalo: No se me ha escapado, lo he dejado escapar.

Sátur; ¡Pues eso sí que no!... a lo malos se les coge, y se les da matarile.

Gonzalo: A veces, no es tan fácil saber quién es bueno y quién es malo.

Sátur: ¿Qué no?, ¡pues yo lo veo meridiano!… Un cura que juega con la esperanza de las personas y las envena, poco a poco, hasta que las mata... ¡malo, malísimo!... vamos, de manual.

Gonzalo: ¿Y si las personas a las que envenena… quieren morir?

Sátur

: Ya estamos, usted como siempre… yo ahí tan feliz con… ¿cómo se dice?... con mis convicciones, sólidas y asentadas, y usted empeñado en hacerlas tan blandas como una boñiga de vaca.

Gonzalo: Bueno, ya está, volvamos a casa, Sátur.

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