Debate

El CAC hace una primera definición de “telebasura”

“La telebasura no es un género televisivo específico sino la vulneración de derechos fundamentales y la falta de consideración hacia los valores democráticos o cívicos”, acaba de definir el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) en un documento base que incluye sus consideraciones iniciales y la definición de algunos conceptos que “a menudo se confunden”. Este organismo denuncia que “ha observado con preocupación la proliferación de espacios de la denominada telebasura”, por lo que ha decidido abrir un periodo de consultas “para recoger las aportaciones de los diferentes sectores implicados con el objetivo de elaborar unas normas de actuación sobre estos contenidos”. El periodo de consultas, dirigido especialmente a operadores, profesionales, personas usuarias y expertos, finalizará el 13 de diciembre, día en que se celebrará una Jornada sobre Telebasura en Barcelona que servirá para debatir las aportaciones. En este documento, el CAC declara que “la telebasura no es, pues, un género televisivo específico, ni se limita siempre al entretenimiento, aunque éste sea el ámbito más susceptible de incurrir en sus excesos. Cuando los reality shows, concursos o programas del corazón merecen el calificativo de basura, lo que se está calificando no es el género en sí, sino la degradación que se produce en unos casos y en unas programaciones determinadas. Esta degradación depende de la vulneración de derechos fundamentales y de la falta de consideración hacia los valores democráticos o cívicos”. Aquí, cita como ejemplo “el desprecio de la dignidad que toda persona merece, el poco o ningún respeto a la vida privada o a la intimidad de las personas o la utilización de un lenguaje chillón, grosero e impúdico. Todo con la intención de convertir en espectáculo la vida de determinados personajes que, generalmente, se prestan a ser manipulados a cambio de la celebridad que les da la televisión o a cambio de contraprestaciones económicas”. El texto también denuncia la “inquietud por la colonización de la telebasura en el resto de la parrilla de la programación, que propicia la hibridación de géneros y formatos y tiene un efecto de arrastre muy potente”. Según el CAC, “para obtener una audiencia elevada e inmediata, con contenidos baratos y sencillos de producir, algunos canales emiten programas que fácilmente conculcan el derecho a la intimidad, usan un lenguaje violento y refuerzan estereotipos de género”. Programas del corazón Según el CAC, “en estos momentos la telebasura se encuentra básicamente concentrada en la programación denominada ”del corazón“ que, ”a menudo cae en provocación, la desvergüenza y una espiral de despropósitos“. ”El mismo nombre de telebasura ya designa aquello de lo que se debería prescindir, es decir, lo que no se debería hacer porque no es aceptable. Las televisiones que emiten esta clase de programas tienden a justificarlos en base a dos razones: la libertad de expresión y la demanda de la audiencia“. Según este organismo, ”cualquier intento de denunciar la inoportunidad o la inaceptabilidad de la telebasura es fácilmente equiparado a una censura intolerable en un Estado democrático y de derecho. Por otro lado, los responsables de la programación se lavan las manos y señalan a las personas telespectadoras: si tenemos audiencia, si la gente lo quiere, ¿por qué no lo tenemos que hacer?“. El documento base señala que algunos programas del corazón se presentan como programas de información pero, en cambio, ”no respetan muchos de los principios deontológicos de la profesión periodística y recurren habitualmente al rumor y a la difamación“. Según el CAC, ”es cierto que los personajes “del corazón” acaban siendo personajes públicos sólo por el hecho de su presencia continuada en los medios de comunicación. Ahora bien, confundir el chisme sobre las intimidades de las personas con información es tan grave como equiparar a las personas que conducen esta clase de programas con

los profesionales del periodismo“. La obligación de la televisiones En su documento, el CAC recuerda que todas las televisiones, tanto públicas como privadas, actúan mediante concesión ”y, por lo tanto, han de atender a los intereses generales y cumplir obligaciones de servicio público“. El texto destaca que a menudo se quiere identificar ”lo que quiere y pide la audiencia“ con el supuesto ”interés público“ que, según el CAC, ”inmediatamente se confunde con la noción de servicio público“. El documento inicial de trabajo del CAC también reflexiona sobre las repercusiones sociales de la telebasura y, en este sentido, diferencia las repercusiones negativas en los personajes que aparecen en la pantalla de las que afectan a la audiencia, y destaca especialmente los efectos que produce la telebasura entre el público infantil y adolescente. Medidas contra la telebasura en horario infantil En su texto, el CAC concluye que ”la franja horaria de tarde, más susceptible de tener una audiencia infantil y adolescente, debe ser objeto de una protección especial

que evite contenidos incompatibles con las finalidades de formación de

la persona propias del sistema educativo“. Según el CAC: ”Hay que eliminar aquellos programas o aquellas situaciones que: - Utilicen de manera instrumental conflictos familiares o de otra clase como espectáculo, creando desconcierto en los menores. - Recorran sistemáticamente al lenguaje obsceno y grosero. - Atenten gratuitamente contra los criterios establecidos de la decencia y el buen gusto. - Hagan un uso exagerado y gratuito de la violencia física, psíquica y verbal. - Difundan rumores o falsedades. - No asuman la plena responsabilidad sobre los mensajes SMS emitidos“. Opina en la encuesta de Vertele sobre telebasura

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