Entrevista

Carlos Sobera: “Doble Juego es un concurso para gente tramposilla”

Vertele.- ¿Qué te decidió a aceptar presentar “Doble juego”? Carlos Sobera.- Desde que terminó el 50x15 me han ofrecido muchos concursos y a todos he dicho que no porque quería hacer algo que no fuera un concurso. ¿Por qué dije que sí a este? Fundamentalmente por dos razones. Una es que es un formato original español. Eso me parece destacable después de una larga temporada en televisión en la que arriesgar por formatos españoles es muy complicado. Las televisiones sólo quieren hacer programas que ya estén contrastados en otros países. En este sentido, las autonómicas corren un riesgo y eso está bien. El otro motivo es que es un concurso muy original, porque mezcla las caractarísticas propias del quiz show con la fórmula del reality show, lo que le diferencia claramente de otros formatos. Llevamos una larga temporada en la que todos los concursos van a rebufo del Quiere ser millonario, con variaciones más bien técnicas pero pocas ideas originales que lo diferencien, esto me parecía una cualidad destacable. V.- ¿En qué consiste, exactamente, ese elemento “reality”? C.S.- En la buena dosis de engaño y picardía que tienen que tener los concursantes, que han de saber despistarse entre sí. Esto lo diferencia del resto de concursos, en los que lo único que se espera de los concursantes es que digan la respuesta verdadera, y punto. Después hay una parte especial, y es que los concursantes, siempre que ganan dinero, tienen que repartirlo con parte del público que les ha ayudado a conseguirlo. En ese reparto, que nunca podrá ser mitad y mitad, hay que argumentar y tratar de engañar al contrario para llevarte más dinero que él. Ahí hay un componente de reality show y de revelación de la dialéctica de los concursantes muy atractiva. Es decir, es un programa en el que el concursante va a tener mucha importancia. La base del concurso y el juego está en la picardía que tenga el concursante, y eso le da un toque de enganche. V.- ¿Podrías explicarnos cómo será la mecánica del juego? C.S.-

Hay 60 personas en público representando a cada segundo del minutero y 5 concursantes. Primero se lanza una pregunta al público. Los aciertos que haya equivaldrán a los segundos que haya en juego. Si aciertan 40 personas, 40 segundos. Después se hace la misma pregunta a los concursantes, que contestan uno detrás de otro, pudiendo despistar a sus contrincantes diciendo una respuesta y marcando otra distinta. Tras 5 preguntas, el que menos tiempo haya conseguido queda eliminado y pasa a una corta prueba de habilidad que consiste en sacar lingotes de oro de una torre sin que ésta se caiga, disponiendo de tantos segundos para ello como haya conseguido en la fase anterior. Por cada lingote que saca, el presentador le da un fajo de billetes, que después habrá de repartir con el público. Tendrá dos maletines para distribuirlo como él decida, ayudado por su familia, pero nunca podrá ser mitad y mitad. Después habrá de argumentar con el público cómo ha hecho el reparto y tratar de “engañarlo” para que éste elija el maletín con menos dinero. Por ejemplo, “estoy pasando apuros económicos y me quedo con dos tercios”. En ese juego de engañar, de verdad o de mentira, está el elemento de reality show. La mecánica se repite hasta que sólo queden dos finalistas que, tras jugar en la torre de lingotes, no se enfrentan con el público sino entre ellos. Supongamos que han ganado 10 millones. Pueden elegir quedarse con la “mitad” o pueden arriesgarse y decir “doble”. Si uno elige “doble” y el otro “mitad”, el primero se llevaría, no 10 millones, sino 20. Y el que ha dicho “mitad” se quedaría sin nada. Pero, ojo, si ambos son muy ambiciosos y eligen “doble”, los dos se irían a casa sin nada. Pueden engañarse sobre lo que van a decir y luego marcar algo distinto y dejar al otro con cara de tonto o al contrario. En definitiva, la dialéctica y capacidad de engañar al contrario es muy importante. Incluso se da la contradicción de que a veces no se premia a los mejores concursantes, sino a los más “cabritos” o “tramposos”. V.- ¿Hay algún tope en los premios? C.S.- No hay un premio fijado, depende de los lingotes que sean capaces de sacar. Lo que sí es cierto es que siempre se ganará dinero, que es lo que la gente quiere ver. Por eso uno de los elementos del programa es que el dinero se vea físicamente, no va a estar en un marcador ni en un talón, se entregará en metálico, en fajos de billetes, siguiendo el modelo del concurso americano Twenty One, “tanto ganas, tanto te doy, pero aquí y ahora”. V.- ¿Cuál será tu papel como presentador? C.S.- Sacar lo mejor de cada concursante, al igual que en el Millonario. El concursante es el verdadero protagonista. La selección ha de ser muy buena para encontrar a gente con verdadera capacidad de picardía y seducción, pero después el presentador tiene que sacar el máximo partido de cada uno de ellos, conseguir que se luzcan y el público disfrute, porque ellos van a ser los verdaderos protagonistas. V.- ¿Por qué crees que los concursos de preguntas y respuestas que han sucedido al “50x15” no terminan de cuajar? C.S.- El 50x15 es un formato inglés que rompió moldes. Después, los directivos de todas las cadenas se han comido el coco sobre cómo conseguir un formato como ese y han tratado de imitarlo con vueltas de tuerca, que casi siempre han consistido en dar protagonismo a los presentadores o a la técnica. Por ejemplo, en Decisión final, era más importante verles caer por el agujero que la propia competición; en La Silla lo importante son los efectos especiales, y en El legado y El rival más débil, lo es el espectáculo de guión que luego tienen que interpretar los presentadores. En un concurso, donde la mecánica siempre es igual y repetitiva, lo que hace que cada programa sea diferente es la personalidad del concursante. En El millonario, un programa variaba de otro porque los concursantes eran diferentes y tenían la posibilidad de mostrar su personalidad. Todos estos programas donde la importancia del concursante se reduce a cero y donde domina la técnica y el guión por encima de la personalidad del concursante, terminan por aburrir al espectador. Les llaman la atención el primer día, pero luego no les sorprende nada. Porque en El millonario la gente se identificaba con los concursantes, a los que veía sudar, unos contestaban de forma graciosa, otros tensos, otros relajados..., y eso es lo realmente fundamental, el resto no es más que parafernalia que sobra. V.- A muchos les sorprende que rechazaras la oferta de presentar las mañanas de Antena 3 por un proyecto de las Autonómicas... C.S.- No es que dejara Antena 3 por las Autonómicas. Esto me gustaría explicarlo bien. Antena 3 me hizo una oferta muy buena en todos los sentidos, que no se podía rechazar. Para mi era un reto muy importante hacer las mañanas de esa cadena y afrontar un registro nuevo. Pero decidí que no era la mejor decisión, dado el momento personal y profesional que vivo, porque me iba a ocupar muchísimo tiempo, me iba a suponer una dedicación exclusiva tan alta que no me compensaba el reto profesional que me ofrecían. El comportamiento de Antena 3 y sus directivos fue excelente. Pero finalmente dije que no porque vivo un momento personal difícil y uno profesional en el que estoy haciendo otras cosas; estoy haciendo cine, quiero hacer teatro en enero, y no podía meterme en esta vorágine. Y esto lo digo aunque las autonómicas se enfaden conmigo, porque ante todo hay que ser sincero, yo primero me planteé el reto de las mañanas y cuando me di cuenta que no me convenía asumirlo lo rechazé. Después escuché la oferta de la Forta y acepté porque el formato me atraía. V.- ¿Por qué crees que Telecinco se echó atrás en la producción de tu serie, “Segundo matrimonio”? C.S.- Podríamos decir que ese proyecto se ha ido “al garete”.

Se inició cuando yo estaba en Telecinco. La cadena lo aprobó y la grabación de los capítulos estaba prevista para este mismo verano y la emisión para octubre o enero. Con el cambio de directivos en la cadena, éstos decidieron que no les interesaba y optaron por retirarlo de los proyectos en firme para la parrilla 2002/2003, lo que supuso mi salida de la cadena, aunque amistosa, porque al quedarse colgado el proyecto en el que había estado trabajando en el último año, ya no tenía sentido mi continuidad en Telecinco. ¿Por qué no la quisieron? La razón que me dieron es la misma que se suele decir a todos los productores, y que sirve para todo en la vida, “que no la veían”. Estaban en su derecho. La pena es que se había hecho un gran trabajo que se tiró a la basura. V.- ¿Es posible que la veamos en otra cadena? C.S.- No. Esta serie fue un proyecto que nació en el propio seno de Telecinco, estaba muy concebida para las necesidades de esa cadena y para su target de público. Una vez que Telecinco no la ve, es difícil encajarla en otras cadenas, con lo cual hemos arrojado la toalla y yo ahora estoy centrado en otros proyectos de ficción para el 2003, pero que no tienen nada que ver con Segundo matrimonio. “Doble Juego” es un formato original de ZZJ Producciones

Etiquetas
stats