Crónica del estreno

Ángela Carrasco y Marlene Morreau, primeras nominadas de “GH VIP”

Ya están dentro. Los famosos del primer “GH VIP” nacional iniciaron ayer la convivencia en la casa de Guadalix de la Sierra con todas las consecuencias que implica la vida en directo y las reglas de un concurso televisivo. Se han encerrado allí durante 63 días por un premio final de 60.000 euros. En una gala que recordaba mucho a la de “Hotel Glam” -los famosos de este “GH VIP” no son más conocidos que los de aquél-, Jesús Vázquez y anónimos callejeros fueron introduciendo a base de pistas a cada uno de los nuevos inquilinos. Se formaron dos equipos de seis componentes cada uno. El primero formado por Ángela Carrasco, Fabio Testi, Marlene Morreau, Rody Aragón, Rosa García Caro y Coyote Dax. En el segundo, Marta López, Carlos Orellana, Juan Camus, Íñigo González, Flor Aguilar y Yolanda Mora. Entraron en la casa sobre una larga alfombra azul y acompañados por un público helado de frío que, menos que más intentaba que aquello pareciera el “Salón de la fama” hollywoodiense –nada más lejos de la realidad-. El primer grupo, con Ángela Carrasco como capitán, ocupó la residencia de lujo pensando que todas esas alhajas y enseres serían para su disfrute –no se imaginaban lo que después se les vendría encima-. El segundo equipo, con una resabiada Marta López a la cabeza, se aposentó sobre la zona austera. Fue entonces cuando el “Súper” (Roberto Ontiveros, director del programa) llamó su atención para que se dirigieran al patio exterior donde les esperaba el primer reto del concurso. Las dos capitanes debían capturar a toda velocidad a una serie de simpáticos cochinillos y una gallina que posarían después sobre los brazos de sus respectivos compañeros de equipo. Marta, mucho más avispada que una indolente Ángela Carrasco –hecho que luego le pasaría factura-, ganó la prueba para su equipo. Como nota curiosa, mientras que todos los cerdos chillaban de pánico, el que sostenía Iñigo parecía muy relajado en los brazos del andaluz, y tanto... El resultado de la prueba provocó la división. Marta y Cía se quedaban en la “casa rica” y Ángela Carrasco y los suyos se iban a la “pobre”. La incredulidad de estos últimos quedó patente cuando el “Súper” les comunicó que tenían un minuto para coger el petate, los platos verdes con comida envuelta en papel de aluminio y dirigirse a sus nuevas habitaciones. Estos, incomprensiblemente, se fueron directos a por el cocktail de marisco que iluminaba la cena para los “ricos”. Tras avisarles de que aquello no era para ellos, se marcharon a su nueva ubicación que, después de lo visto, no les debió hacer mucha gracia. Una residencia más austera, o como definió Marlene “más rústica”. Patatas cocidas, brécol y nominaciones... eran las reglas del juego. Ángela Carrasco puntuó por un sorteo a dedo un tanto sui géneris y el resto de forma que se igualara el acumulado de cada uno. No se conocían todavía y aducían no tener motivos para nominar a uno u otro. Pero llegó el galán, el italiano Fabio Testi (“abuelo” de GH VIP) quien, para sorpresa de todos, otorgó directamente sus tres puntos a Ángela Carrasco, declarando que ésta había perdido el reto de los cerdos y por ello se llevaba el “regalito”. Por último, tras los puntos dados por el “grupo de lujo”, Ángela Carrasco y Marlene Morreau resultaron primeras nominadas de “GH VIP”. Dos casas con ricos y pobres Inspirándose en una de las variantes internacionales de “Gran Hermano”, “The battle”, el programa ha dividido a los famosos en dos grupos de seis, uno con “personajes famosos por tener un trabajo de cara al público”, según definió Ontiveros, y otro con “gente que ha seguido el camino contrario, primero ha accedido a los medios de comunicación y después ha iniciado una profesión también pública”. Los famosos y los “neofamosos” viven ya en dos casas diferentes: una con un gran nivel de confort y otra con un equipamiento más austero. Ambas casas estarán separadas por una puerta que permanecerá cerrada, a menos que el programa decida abrirla por alguna razón en particular. La primera prueba ha determinado qué equipo vive en cada una de ellas. Después, cada semana los integrantes de ambos equipos se enfrentarán a un desafío semanal: el grupo ganador disfrutará durante siete días de la casa más confortable, mientras que los perdedores deberán adaptarse a las estrecheces de la casa más austera. Aparte del premio final para el ganador (60.000 euros), todos los inquilinos cobrarán un sueldo semanal que varía dependiendo del caché de cada uno –2 millones de pesetas como mínimo.

Mecánica de nominaciones y expulsiones Cada jueves se producirá una expulsión y una ronda de nominaciones. Los integrantes del equipo que tenga que nominar cada semana -el equipo “A” o el equipo “B”- dispondrán de 3 puntos que podrá distribuir de la siguiente forma: nominación a una sola persona con 3 puntos, a dos personas con 2 y 1 punto, o a tres participantes con 1 punto para cada uno. Una vez que todos los concursantes del equipo hayan pasado por el confesionario para efectuar sus nominaciones, se elaborará un listado provisional que habrá de completarse con las votaciones del equipo contrario, que realizará una nominación conjunta, consensuada por todos sus miembros, y en la que también dispondrán de tres votos para distribuir según su parecer. Cuando se añadan las nominaciones emitidas por el equipo de la casa contraria, se obtendrá la lista definitiva de los nominados, que será de un mínimo de dos concursantes. Dos capitanes organizarán el trabajo de sus equipos Cada equipo será liderado por un capitán, cargo que se escogerá entre los propios miembros una vez leído el desafío semanal. El capitán del equipo organizará el trabajo para la superación de la prueba, como la distribución de los turnos o cualquier otra decisión que haya que tomar. Presupuestos y modo de vida Los inquilinos de la casa más confortable recibirán una asignación individual de 20 euros diarios y tendrán a su disposición un amplio catálogo de productos. Por el contrario, los habitantes de la casa más austera tendrán un presupuesto individual de 2 euros diarios. Esta cantidad podrá incrementarse prestando servicios a los residentes de la otra casa -si todos están de acuerdo- según el siguiente baremo: -1 euro por cada ocasión en la que limpien los platos de la casa contraria (desayuno, comida o cena). Para ello, los habitantes de la casa más confortable dejarán los enseres sucios en el confesionario y los recogerán -una vez limpios- en un tiempo prudencial. -20 euros por hacer la colada. Sólo puede haber dos coladas por semana. Los 20 euros equivalen a un cesto lleno de ropa extraída de la lavadora de la casa más confortable, que será dejada en el confesionario para que los perdedores de cada semana las tiendan, las planchen y las devuelvan. El dinero ganado gracias a la ejecución de estos servicios será asignado de forma individual a las personas que los hayan prestado. En el caso de que el trabajo se reparta entre varias personas, se repartirán también el dinero, pero siempre de forma individual, por ejemplo, si dos personas friegan los platos, se llevarán 50 céntimos de euro cada una.

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