El Follonero vuelve a laSexta con “Salvados por la Iglesia”
Jordi Évole, más conocido como El Follonero de “Buenafuente”, regresará a laSexta el próximo domingo 25 de mayo con el reportaje especial “Salvados por la Iglesia”, tal y como avanza el propio humorista en su blog, Jordievole.com.
“Después de 'Salvados por la campaña', laSexta nos ha encargado nuevos programas. Serán reportajes que mezclen el periodismo (poco) con el humor (esperemos que mucho), siguiendo la estela de Jiménez Losantos”, explica irónicamente Évole en su cuaderno de bitácora.
El nuevo especial de El Follonero dará paso a otros reportajes sobre diferentes temáticas, “cada una de ellas nos salvará de algo”, asegura Évole, quien adelanta que en “Salvados por la Iglesia” habrá “nuevos infiltrados, y nuevos descubrimientos: personajes que nunca habíamos visto por la tele y que tienen mucho que contar”.
“Salvados por la campaña”, el estreno de laSexta más visto del curso
El Follonero estrenó el pasado 24 de febrero el primero de los dos especiales de “Salvados por la campaña”, un programa en el que consiguió que Zapatero y Rajoy se pusieran de acuerdo en algo: los dos apoyaron y recomendaron el espacio en el que Jordi Évole muestraba con ironía el corazón de la campaña electoral.
“Salvados por la campaña” anotó el día de debut un 6% de cuota y 1.168.000 espectadores, lo que le convirtió en el estreno más visto del curso en laSexta. Por su parte, la segunda entrega del espacio, emitido el domingo 2 de marzo, registró un 5.7% y 1.073.000 seguidores.
Un programa lleno de retos
En una campaña electoral está todo calculado al milímetro: el momento que suena la música cuando entra el líder, el mensaje que hay que lanzar cuando conectan las televisiones, los jóvenes que se colocan en la grada detrás del líder… Pero, ¿seguro que está todo tan milimetrado? El Follonero demostró en “Salvados por la campaña” que la macroestructura de una campaña es vulnerable.
Jordi Évole hizo un seguimiento estricto de la campaña electoral, de forma irónica y divertida, mostrando sin rubor lo vulnerable que puede llegar a ser la maquinaria de los partidos; la tendencia de los líderes a la escenificación de escenas típicas y tópicas de la campaña; los tics propagandísticos y efectistas que comparten unos y otros; y en general el circo que representa una campaña electoral, con sus esfuerzos, ilusiones, y estrategias.
