Crónica martes

GH: La noche de los cuchillos largos

Gran Hermano, que llevaba semanas luchando a brazo partido para superar a Cuéntame como pasó sin éxito, encontró poca resistencia en el enésimo especial dedicado a la vida y milagros de los chicos de OT. La gala Bustamante y amigos alcanzó 3.064.000 telespectadores y un share del 20,8% frente a los 5.077.000 (34,5 %) del reality show de Telecinco. La serie de Antena 3 Compañeros tampoco fue una amenaza y registró 2.395.000 televidentes y una cuota de pantalla de 15,6 %.

Paula Vázquez y sus hordas dieron la señal de alarma. Los concursantes, que planeaban una plácida barbacoa a la luz de la luna, se vieron obligados a hacer la maleta a toda velocidad mientras pronunciaban frases como “Ponga un bloque de anuncios, jefe” o “Espere, que me estoy afeitando”. Pero la suerte estaba echada. El reloj marcaba las 22:26 y Jorge era conminado a abandonar la casa.

El gaditano se apuntó a la moda de este año, consistente en mostrarse eufórico cuando se escucha el propio nombre como el del expulsado. No sabemos si esta corriente tiene como objetivo no entristecer a los compañeros o seguir la estela de la frase que Bob Hope pronunció refiriéndose a los perdedores de un Óscar: “Miren las caras de los actores y actrices porque ése es el momento de su mejor actuación”. Sea como sea, Jorge gritó “Ole, ole, ¡Qué bien!”.

Tras despedirse de su querida cabrita, inició la ronda con los humanos. Mientras, Kiko y Patricia se abrazaban y la sevillana se sacaba de la manga una frase que Candi repetiría instantes más tarde: “Este programa no hay quien lo entienda”. Pero el tono con el que lo dijeron las dos andaluzas fue distinto, el de la sevillana implicaba extrañeza, el de la granadina, rabia. Así, en una escena que recordaba poderosamente a la de Vivian Leigh en “Lo que el viento se llevó” puso a Dios por testigo que ni ella ni los suyos volverían a ser buenos. Ahora sí que veremos al demonio azul en acción.

A esas alturas, Jorge estaba en su momento íntimo con Carol. “No te digo ná, pero se buena. Queda ná para terminar”, dijo el gaditano a una Carol arrasada por las lágrimas que acertó a replicar: “¿Me dejas aquí?”. Patricia, que se apunta a todas, también rompió a llorar en una estrategia de contraprogramación al Bustamante original. Jorge avisó a los habitantes: “Si le da un bajón, estad con ella”. Como adiós, un señor beso que pone punto (¿y aparte?) a una de las relaciones más surrealistas de GH.

Y por fin salió Jorge. No sin antes despedirse del jefe: “Ha sido un placer haberte conocido. Los malos ratos son agua pasada. Ya nos tomaremos un pelotazo”. Y Ontiveros, con su respuesta tipo: “Eso está hecho”. Su equipaje era más tremendo que el de la Piquer, bolsa de basura como improvisado petate incluída. Lo cierto es que cuando se abrió la puerta, el gaditano corrió como una exhalación hacia sus familiares pasando de largo a Paula y su micrófono.

Nominando que es gerundio

En el plató, Navarro a lo suyo, haciendo gestos y “bromas privadas” de las que todos, incluso él, sacábamos la misma conclusión: “A mí me nominan de esta”. La hora de las nominaciones se convirtió en un ejercicio consistente en salvar a dos compañeros de la quema. Óscar lo tenía claro, para el manchego: “Patricia y Javito son intocables”.

El siguiente fue Kiko, que se decantó como nominados por Carol, Candi y Óscar. “¿El motivo? Ninguno. Son gente extraordinaria”. Tras el castigador de la casa desfiló la “castigada”. Patricia señaló a los mismos que el madrileño alegando que “he hecho mis cuentas y Óscar se puede salvar”. Confirmado, la amistad es una flor muy frágil, que diría Antonio Gala.

Otros dos que coincidieron en sus nominaciones fueron Carol y Candi. Sus elegidos fueron los Golfos Apandadores y, ayer, más corporativos que nunca: Patricia, “Kaiku” y Javito. La sesión con Javito se retrasó hasta después de la conversación con Jorge para alargar la tensión. Precisamente los señalados por el gallego fueron los nominados tras el recuento: Carol, Kiko y Candi. De esta forma, la granadina entraba por primera vez en la terna de amenazados.

El Yo , Claudio de la Tacita de plata llegó al estudio sereno y firme, despidiendo a los supervivientes vía audio con un “cuidad a los animales”. Lo siguiente fue repasar la moviola de sus sesiones de edredoning, que así las definió Navarro. Jorge volvió a la carga con Carol: “Tú eres lo que yo quiero”, “Lo podíamos intentar”, “Hacemos buena pareja”. Inasequible al desaliento. El gaditano cerró todos los temas (enamoramiento de Raquel incluído) con un “yo soy así de raro”.

Navarro remató la faena con una vuelta al ruedo de las 365 líneas en forma de discurso críptico que esconde envidias, miserias, intereses y otras hierbas que no afectan ni interesan al telespectador. Como replicó Raquel a una de sus gracietas: “¿Eso llevas toda la tarde preparándotelo?”.

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