Crónica martes

GH: La suite de lujo se convierte en el centro de atención

Como no podía ser menos, coincidiendo con el día de su santo, el ganador individual en la desastrosa prueba del musical fue Jorge. El casto gaditano deberá ahora elegir entre hacer un regalo a un tercero, pasar un día en la suite o recuperar los 6.000 € gastados por Carol y Raquel. Todo parece indicar que su intención es pasar un día a todo lujo, aunque no lo confirmará hasta saber el precio de su regalo. Las quinielas han comenzado, ¿a quién elegirá Jorge para acompañarle a la suite? Lo seguro es que esta semana a los habitantes de la casa todo les va a ir sobre ruedas. ¿Exceso de optimismo? No, lo que sucede es que la prueba semanal consiste en sacarse el carnet de conducir. Por supuesto, habrá examen teórico y práctico. Pero, antes de ponerse en marcha, tendrán que armar, pieza a pieza, un coche y lograr que arranque y recorra, al menos, un metro. Que tiemblen Pepe Gotera y Otilio. Y no podía faltar la ración diaria de piques y discusiones. Carol está harta de los comentarios hirientes de Jacinto hacia las rubias, pero es Raquel quien llama al orden al navarro. Jacinto, para compensar, se preocupó por el esguince de la canaria e intentó, en vano, que reposara. La conversación derivó en discusión a grito pelado que remató Jacinto con una frase lapidaria: “No hay más sordo que el que no quiere oír. O no te duele el pie, o estás como una regadera”. El asunto terminó con una Carol llorosa exiliada en el baño. Pero el día reservaba una alegría a Carol ya que, junto a Raquel, aterrizó en la suite. En su reencuentro con la civilización las dos privilegiadas disfrutaron de lujos inéditos hasta ahora en GH: televisión de plasma, equipo de música, perfumes, marisco, terraza con jacuzzi y servicio de habitaciones, bautizados por las chicas como “Los Ángeles de Charlie”. La cama de matrimonio tipo tatami sirvió para que Boris Izaguirre en Crónicas Marcianas hiciera todo tipo de malvadas especulaciones... Pero Raquel no puede dejar de quejarse ni en un lugar tan paradisíaco como la suite. A la madrileña le faltó tiempo para criticar los sillones, la ducha, las plantas, el incienso, la prestancia de los camareros,... Pasadas 24 horas el sueño se esfumará como en el cuento de la Cenicienta.

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