Opinión

Ignacio Salas reprocha a Buenafuente que reniegue de la Academia

La revista de la Academia de Televisión, Carta de Ajuste, publica en su última edición una carta abierta de Ignacio Salas en la que el presidente de la ATV responde por primera vez a las críticas recibidas tras la desastrosa emisión de la gala de los últimos Premios de la ATV, celebrada el pasado 29 de abril. La misiva va dirigida a Andreu Buenafuente, después de que el showman catalán arremetiera pocos días después en su programa contra la gala y esta institución de la que aseguró no sentirse representado. “Carta abierta a un compañero Estimat Andreu, La presente edición de los premios de la Academia ha supuesto, para ti y para la productora a la que perteneces, un éxito sin paliativos y un justo reconocimiento a vuestra meritoria labor profesional. No es difícil suponer que no son los primeros galardones que recibís ni arriesgado aventurar que tampoco serán los últimos, pero me complace comunicaros que estos os han sido otorgados por vuestros propios compañeros de televisión: directivos y empleados, creativos y técnicos, eméritos y emergentes, sumando los votos de las cadenas que los emiten y los de la competencia. Además, por el sistema adoptado para su concesión, son posiblemente los más limpios y democráticos de cuántos podáis llegar a conseguir. Recibid por tanto mi más sincera y cordial enhorabuena. Esta felicitación, sin embargo, no es neta porque va inevitablemente asociada a un reproche que no empaña ni tus méritos ni la admiración y el respeto profesional que te profeso. Tal vez por eso me incomoda más. Ignoro qué impulso te pudo inducir a proclamar públicamente que no te sientes representado por la Institución que me honro en presidir, pero te lo afeo por considerarlo tan vano como desmarcarse de El Quijote, la paella y el flamenco, y porque –sin duda sin pretenderlo- devalúas los premios, ninguneas a quienes te lo han concedido y, por tu prestigio personal, provocas innecesarias convulsiones internas. Jamás he oído decir en la tele a un periodista que no se siente representado por la Asociación de la Prensa ni a un letrado manifestar lo mismo sobre el Colegio de Abogados. ¿Qué diferencia a la Academia de Televisión de estas otras asociaciones profesionales? ¿Quizá ser más joven y por tanto más sana, humilde y utópica? Un futuro periodista puede hoy acceder sin dificultad a las crónicas de Larra y un cinéfilo visionar las películas de Segundo Chomón, pero dile a un estudiante de televisión que siga el rastro de Raúl Matas por TVE o de Lazarov por Telecinco a ver qué se encuentra. El año que viene, el medio más influyente, comprensible y ameno de cuantos existen, cumplirá en España 50 años y cada ciudadano de este país ha decidido libremente dedicarle cuatro horas diarias de su tiempo de ocio, pero compara los fastos de esta conmemoración con cualquier otra efeméride social. Respecto a la gala, no sólo comparto y suscribo plenamente vuestro criterio sino que el broche final que puso José Corbacho me parece que alcanza la altura del ”nobody is perfect“ de Wilder y Diamond en su célebre Con faldas y a lo loco. Como ser imperfecto y máximo responsable de los contenidos y el guión –lamento no haber sido capaz de encontrar a otro que lo hiciera gratis- mi propuesta fue una fiesta coral en la que cada participante aportara su granito de arena asumiendo su parcela con absoluta libertad. Creo que ver disfrutar a la gente es divertido, oficio y talento sobra para que el puzzle no pierda la congruencia y el resultado que nace de la individualidad acaba siendo colectivo. Si en tu programa falla el sonido, la iluminación o los vídeos, a cualquier profesional le basta con ver la lista de rótulos para saber que la producción es de El Terrat. Ahora bien, si la emisión se retrasa dos horas sin previo aviso y se te van los invitados, o un corte publicitario te interrumpe un monólogo, no hace falta haber ido al colegio para saber que la responsabilidad pasa a ser de la cadena. Todos sabemos que en la tele se trabaja en equipo y es crucial el engranaje de todas sus piezas. Si tu no estabas en el escenario en el momento oportuno fue porque nadie tuvo la delicadeza de avisarte; si Victoria Abril se marchó sin actuar fue porque no se la hizo caso; si Lucrecia salió sin los regalos para Miguel fue porque nadie se los entregó; si Kitín no sopló las velas fue porque no se sabia quien debería salir con el barco, si el agitador no provocó el apagón previsto fue porque se frenó su salida… Para cualquier implicado en un evento de estas características, es tan fácil boicotear la logística como para un terrorista inmolarse el primer día de rebajas en unos grandes almacenes. No es éste el espacio oportuno para analizar el cómo y el por qué de esta disparatada actitud, pero sí se me antoja el más apropiado para recordar incluso a los más frenéticos detractores de esta Institución, que aquí siempre encontrarán las puertas abiertas y toda la ayuda y colaboración que precisen porque, como techo común de la profesión, no es este el lugar indicado para buscar enemigos. Profundamente afligido por la amargura recibe un cordial y afectuoso saludo.”

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