Especial Los famosos tras la cámaras

¿Cómo es Mariló Montero tras las cámaras? La doble cara de la presentadora

¿Cómo es Mariló Montero tras las cámaras? La doble cara de la presentadora

Por Paula Hernández

Si el martes pasado analizábamos cómo era Risto Mejide tras las cámaras, hoy nos centramos en Mariló Montero.

La periodista presentaba su libro ‘El corazón de las mujeres no tiene reglas’ y la sala estaba abarrotada de medios. El poder de convocatoria de Mariló se sumaba a la expectación por verla junto a la política: convertidas ambas en las más polémicas de sus gremios y reunidas para hablar de una novela sobre mujeres que se han levantado tras sufrir un percance...

Trajeada, con flequillo y muy maquillada

En una gran sala en la que familiares, redactores, cámaras y curiosos se sentaban en sillas, en mitad del pasillo o nos quedábamos de pie, aparecía Mariló a lo lejos. Casi sin poder avanzar por la cantidad de medios que le rodeaban. Llegaba trajeada, con flequillo y maquillada de forma natural, pero en exceso. Podría definirse como una naturalidad muy artificial. Es una de esas personas de las que no puedes destacar ningún rasgo físico, pero que caminan impregnadas por ese 'divino' aura que acapara todas las miradas.

Por si no fuera suficiente, Montero había invitado a sentarse en la misma mesa que a Esperanza Aguirre a Joaquín Leguina. Un hombre, socialista y ex presidente de la Comunidad de Madrid. Sí, pintaba poco ahí, entre tanta mujer fatale pero Mariló estaba encantada con lo surrealista de la escena.

Estaba presente su hija, a la que abrazó ante las decenas de flashes, y no por ese orden, es decir: primero se acercaron las cámaras y entonces se demostraron el cariño. También estaba su hijo, banderas de España y fotos de los Reyes. Parecía que no faltaba nadie, pero sí. Según Montero también había invitado al Pequeño Nicolás y a Pablo Iglesias pero “no pudieron ir”.

Risas. Empieza el evento.

Aguirre y Montero, unidas por lo políticamente incorrecto

Esperanza es la primera en hablar. Aseguraba que estaba sorprendida por la invitación de su querida y admirada Mariló: “Siempre estoy en primera línea de bofetadas, porque no soy políticamente correcta (…) y si al invitarme querías contar con alguien políticamente incorrecto espero no defraudarte”, explicaba Aguirre. Y, añadía: “Puedes estar orgullosa del libro y de tu manera de ser”.

Y ambas mujeres se fundieron en un contenido abrazo.

Mariló da paso a Leguina, sin dejar de sonreír. El político dice algo parecido a Esperanza, exceptuando lo de “en primera línea de bofetadas” y la presentadora también le abraza.

Entonces la presentadora de 'La mañana de La 1' toma el mando.

Habla de su libro de forma que en todo momento está hablando de ella misma. Los méritos conseguidos, los viajes realizados, la educación que le ha dado a sus hijos. Les mira, se emociona. Y lo que deja claro en varias ocasiones es lo importante que es ser políticamente incorrecta y no dejar de serlo nunca - Aguirre asiente*-.Algo que de alguna manera relaciona con las mujeres sin un hombre al lado.

Un turno de preguntas muy peculiar...

Empieza el turno de preguntas que lo organizan de una forma muy singular: a los periodistas nos repartían un papel en el que debíamos apuntar el medio y la cuestión que queríamos hacer, y los miembros de la organización escogían a quién daban la palabra... No había visto nunca antes esa forma de dar (o no) voz a los medios.

Pero sale mal la jugada y al no preguntar nadie con el “papelito”, le dan la palabra a un periodista que levantaba la mano: “Mariló, hablas de viajes solidarios por África y después en la tv hablas despectivamente de los negritos…”

La presentadora, visiblemente molesta le contesta que si no le repite la frase literal que ella pronunció no entiende la pregunta. El periodista se la repitió y ella le ignoró.

Sonríe. Siguiente pregunta.

La otra Mariló Montero

Se acaba el acto y una multitud de periodistas nos agolpamos alrededor de Mariló para, ahora sí, poder hablar con ella sin intermediarios. Que era para lo que habíamos ido.

Ella accede. Se sienta y va respondiendo uno a uno. Sin dejar de sonreír. Incluso, de vez en cuando se acercaba algún familiar para despedirse y ella le agradecía la visita y seguía respondiendo.

Mariló atendió a los medios de forma impecable. Aún estando copada de periodistas a los que no nos cabía ni el micrófono, ella no dejó ninguna pregunta en el tintero. Cierto es que en ocasiones esquivaba las respuestas, pero lo hizo con argumentos y sin molestarse –al contrario de lo que había hecho anteriormente en la rueda-. Parecía mucho más cómoda ella sola frente a la prensa. Incluso agradecida por haberla convocado y haber obtenido tal respuesta masiva.

Un cambio de comportamiento radical.

Ojeando la prensa al día siguiente entendí que tanto ella, como nosotros, habíamos cumplido el objetivo. Nosotros nos fuimos con declaraciones jugosas de una de las presentadoras del momento. Y ella que quería que se hablara de su libro, esa mañana ocupaba grandes titulares.

Mariló es políticamente incorrecta, y está orgullosa de serlo. Pero en las distancias cortas lo es menos de lo que presume. Quizá ignoraba a los periodistas que no le interesaban delante de sus familiares y amigos. Pero sola ante peligro, se puso el “traje” de chica Hermida y fue una profesional que entiende en qué consiste su trabajo. Respondiendo a todos hasta el final, aunque eso suponga no atender a conocidos a los que no veía desde hace tiempo.

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Parecía que existieran dos Marilós muy contradictorias. Tan contradictorias como ser políticamente incorrecta, como mostrar una naturalidad muy artificial, como las ideas políticas de sus invitados en la mesa... Quizá por eso la aman o la odian, porque una diva solo puede (o quiere) generar sentimientos contradictorios.

*El acto fue en noviembre de 2014. No sabemos si tras las elecciones municipales Aguirre sigue pensando lo mismo.

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