Entrevista para Antena 3

Mariñas: 'Nunca me pondría al frente de un espacio de corazón'

El veterano periodista del corazón Jesús Mariñas colabora habitualmente en los programas “Espejo público” y “DEC”, ambos de Antena 3.

“No tienen nada que ver el uno con el otro. Uno es actualidad pura, dura, directa, y el otro es el sumun de lo que acontece o va a acontecer en el corazón”, explica en esta entrevista difundida por la cadena a los medios.

TITULARES DE JESÚS MARIÑAS

- “Soy camaleónico, en 'Espejo público' hablo de una manera y en 'DEC' de otra”

- “'Tómbola' es la madre de todos los programas de corazón”

- “Quizás fui su colaborador más emblemático”

- “Me hubiera gustado entrevistar a Picasso y Teresa de Calcuta”

- “Carmen Ordóñez es con quien mejor y peor lo he pasado en un plató”

¿Cómo es su día a día en Antena 3?

Vengo lunes y miércoles por la mañana a ‘Espejo Público’ y el viernes a ‘DEC’. Aunque lo primero que hago cada día es escribir la crónica de La Razón.

¿Qué se hace más duro, madrugar para ‘Espejo’ o trasnochar en 'DEC’?

Me levanto todos los días a las ocho de la mañana, así que no me cuesta madrugar para venir a ‘Espejo Público’. Los viernes me cuesta un poco más, sobre todo si te recogen tarde. Hace poco, me vinieron a buscar a casa las diez y media de la noche y estaba apoltronado en el sofá viendo la tele. Entonces, te cuesta mucho más arrancar.

¿Cómo definiría ‘Espejo Público’ y ‘DEC’?

No tienen nada que ver el uno con el otro. Uno es actualidad pura, dura, directa e inmediata, y el otro es el sumun de lo que acontece o va a acontecer a nivel de corazón y que siempre tiene eco, proyección y plataforma en las revistas.

Antes, los periódicos y las revistas eran los que suministraban la información y ahora son las teles. Y, concretamente, ‘DEC’ sirve de fuente inspiradora. Hay programas que luego recogen los testimonios que se vierten en ‘DEC’, pero nunca citan la fuente.

¿En cuál se siente más cómodo?

Soy bastante camaleónico y tengo la habilidad o profesionalidad como para adecuarme a cada medio. Sé cómo tengo que escribir en La Razón y que la crónica de Tiempo debe tener otro lenguaje diferente al del periódico. Sé que en ‘Espejo Público’ hablo de una manera, porque es un programa de mañana, y por la noche en ‘DEC’ estoy quizás más coartado porque somos demasiados.

¿Cree que le trae suerte a los programas? Ambos lideran sus franjas

Para nada, quizá fui un miembro emblemático de ‘Tómbola’ durante los nueve años que duró el programa, que es la madre de todas las batallas. Fue la escuela donde todos aprendimos a hacer televisión de corazón, donde sentaron bases y se establecieron los cánones.

¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento en ambos programas?

Siempre te parece que es en el último programa en el que has estado más brillante, pero no creo que haya grandes momentos. Tanto en la tele como en otros medios, al día siguiente, afortunadamente, ha desaparecido todo lo que has hecho. Es lo bueno y lo tremendo de nuestra profesión, lo efímero que es el trabajo que haces.

No recuerdo ningún momento malo porque, cuando vas a enfrentarte a un personaje, es cómo cuando el torero sale a la plaza. Sabe que tiene delante un toro y que puede pasar cualquier cosa. En nuestro caso, una llamada que te descoloque, por ejemplo, aunque ya estamos más o menos curtidos, intentas salir de cualquier lance o eventualidad.

El profesional tiene que sobreponerse a sus estados de ánimo y los espectadores siempre tienen que verte más o menos brillante, dentro de lo que cabe, efectivo, rotundo y casi invencible.

¿Qué personaje le falta por entrevistar?

Me hubiera gustado conocer a Picasso. Fui muy amigo de Dalí pero no de Picasso. También a Teresa de Calcuta, que para mí es un ejemplo. Y de los actuales... conozco al Rey, me encanta, me río con él, se ríe conmigo o de mí, no lo sé exactamente, pero no hay ninguno que me quite el sueño.

¿Con qué personaje lo ha pasado mejor en un plató? ¿Y peor?

Mi amiga Carmen Ordóñez, que unió esas dos circunstancias, de pasarlo muy bien, muy bien, muy bien y de tener que sacarla del plató porque la estaban abucheando. Me levante, la cogí del brazo y nos fuimos. Es el peor trago que he pasado. Y también con una llamada que hizo una noche Amador Mohedano, el hermano de Rocío Jurado, en ‘Tómbola’ atacando a un amigo mío que había muerto. Si hubiera estado vivo, no me habría sentado tan mal.

¿Es mejor ser colaborador que presentador?

Hay mucha diferencia. Yo nunca sería presentador porque, para mí, el conductor y entrevistador ideal es Jaime Cantizano, es inteligente, rápido, está a la que cae, tiene imagen...

Creo que ser colaborador o presentador requiere dos técnicas diferentes, es cómo ser director de un periódico y redactor. Yo no serviría para dirigir, primero porque me joroban las responsabilidades, no quiero problemas, bastante tengo con los que yo me creo como para estar pendiente de los aciertos o errores de los demás.

Entonces, creo que soy bueno como comentarista, como tertuliano, funciono mejor en el pim-pam-pum, como yo le llamo. Me tiran la pelota y yo la devuelvo, si la pillo... Se necesita una experiencia diferente a la de comentarista.

¿En que tipo de programa no se ve?

En un informativo. Recuerdo que empecé en prensa haciendo crónicas de baloncesto, porque cuando llegue al Periódico en Barcelona me preguntaron que qué deporte conocía y dije “baloncesto”. Pero, como no daba la talla ni física ni deportiva (risas), enseguida lo dejé. Los informativos son demasiado serios y yo soy muy cachondo o por lo menos lo intento.

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