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'Palabras sabias' e inéditas de Wyoming: “Yo era una especie de Mariló”

'Palabras sabias' e inéditas de Wyoming: "Yo era una especie de Mariló"

Antonio Contreras tiene 20 años, es estudiante de Comunicación Audiovisual e hijo de José Miguel Contreras, vicepresidente de Atresmedia, ex consejero delegado de laSexta y productor audiovisual de largo recorrido.

Seguramente por esta razón ha tenido la oportunidad de sentarse horas y horas con cinco comunicadores geniales, algunos de ellos amigos de la familia, que le han contado muchas cosas de su vida profesional, pero también de su vida privada, y ha podido publicar el libro 'Palabras sabias para oídos sordos' en una editorial de prestigio que le ha asignado una editora de primer nivel.

¿El resultado? Un libro hermoso, distinto, de lectura interesante, donde descubrimos muchas cosas inéditas de cinco de las personas más admiradas y respetadas de la televisión española actual.

Antonio no es un joven normal. Le ha costado mucho – a él y a su familia- llegar a los veinte años. Todos los que conocen a José Miguel Contreras saben hasta que punto él y su mujer han convertido su vida en una lucha constante para que su hijo tuviera una vida normal. El autor asegura en el libro que “además de los obstáculos que me busco yo mismo hay que sumar algunos que me tocaron: soy sordo, tengo escoliosis y problemas motores leves”. Pero es un joven tenaz y, a tenor del libro, un periodista vocacional que ha conseguido soltar la lengua a Ana Pastor, Jordi Évole, Antonio García Ferreras, El Gran Wyoming e Iñaki Gabilondo, que le cuentan a Antonio Contreras no solo sus inicios y su visión del periodismo sino muchas cosas interesantes de su infancia y de su vida privada. El prólogo corre a cargo de Fran Llorente, el premiado ex director de Informativos de RTVE.

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Wyoming: “En mi infancia, las ovejas pasaban por delante de mi casa de Madrid”

José Miguel Monzón, Chechu, El Gran Wyoming, Wyoming, como le queráis llamar, es uno de los seniors del libro “Palabras sabias” de Antonio Contreras.

Ese tipo, que ya ha cumplido sesenta años, tiene siempre historias interesantes. Radical en todo, incluso en la tolerancia, forma parte de la aristocracia de los comunicadores entrevistados. También en lo que se refiere a la clase social: “Mi padre era funcionario, con lo cual a las tres había terminado su trabajo; y mi madre farmacéutica, y nacimos en casa”. Los cuatro hermanos, tres chicos y una chica: “”Iba una señora del barrio, tiraba del niño y¡venga!“.

Para ser un chico de Madrid, tuvo una infancia peculiar: “Mi calle, de pequeño, debía ser una cañada o algo así, en lo que ahora es el Parque berlín. A veces pasaban cientos de ovejas y claro, te quedabas flipado mirando. Era un río de ovejas. La verdad es que fue una infancia muy feliz”.

En esa época Wyoming pasaba temporadas en un pueblo de la provincia de Cuenca donde vivían sus abuelos. En algún momento pasó los cuatro meses de verano allí:“Cuando yo llegué acababa de llegar la luz alli. Fue un cambio radical de vida. El mundo era exactamente igual que en la Edad Media. No había tractores, no había coches. Todo se trabajaba con mulas, la gente bajaba a la plaza del pueblo con cántaros a por agua o tenían un pequeño pozo en su casa. Era un sistema de vida igual que el que vio el Cid Campeador y el campo estaba como cuando se creo el mundo”.

El colegio lo vivió en claroscuro. El padre Crisógono, en cuanto entraba en el aula, siempre le decía: “Monzón, de rodillas”. Y empezaba la clase. “Para mí era horrible, porque yo ya era mayor, tendría quince años”.

“Yo era una especie de Mariló Montero”

Wyoming asegura “como yo nunca he perseguido el éxito sino que me ha tocado, como al que le toca la lotería, no tengo ningún tipo de referencia o clave, sino que ha sido un accidente. Y lo ha sido porque yo he sido un presentador atípico. Tengo muchos premios al mejor presentador y soy muy mal presentador, porque mi dicción no es buena, me equivoco todo el rato; pero esto hacía gracia. Yo era una especie de Mariló Montero pero en otro estilo, que me ha hecho famoso”.

Le pegaron una paliza por llevar el pelo largo y se alió con El Reverendo

El repaso a su vida es, a la vez, interesante y entretenido. Es el testimonio de una época en la que los jóvenes progres españoles se iban a Amsterdam y descubrían un camping en el que chicos y chicas se duchaban en pelotas cuando aquí no se podía dar ni un beso a la novia. O se comprometían con ideas políticas y organizaciones clandestinas que les podían llevar a la cárcel. Wyoming se fue a Holanda y volvió hippy. “Hippy comprometido”. Entró en casa lleno de abalorios, pulseras, camisas de flores y le creció la melena hasta media espalda. Y un guardia le pegó una paliza simplemente por llevar el pelo largo.

Y le encantaba la música. A él, a sus amigos, a su hermano. “Mi hermano mayor también tocaba y su grupo, Desmadre 75, sacó una canción que se llamaba ”Saca el güisqui cheli“ que fue un éxito. Fue número 1 de los 40 principales el año 75. El Reverendo tocaba en el grupo que los acompañaba y allí le conocí y montamos un grupo de rock.

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¿Sabias que Wyoming tocó en una tuna para ganarse la vida? Solo sabía canciones en inglés pero tuvo que aprenderse “Clavelitos” y estas cosas para rondar por los bares y sacarse un dinerillo.

Trabajó en un consultorio sentimental en TVE

Así es. En un magacín le ofrecieron trabajar en un “Consultorio sentimental”. “La gente que tenía problemas con su novio o su novia te escribía y les contestabas. Pero claro, era un desastre y nadie escribía nada. Así que yo me escribía las cartas y las contestaciones”.

Recuerda con cariño “Silencio se juega”, “Caiga quien caiga” y “El peor programa de la semana” en TVE: “Era acojonante. Cogimos a un grupo de actores desconocidos. Estaban Santiago Segura, que no había hecho nada; Pablo Carbonell, Ramón Barea -gran actor-, Jesús bonilla; Jimmy Barnatán, que ahora va cantando, entonces era un niño; Anabel Alonso -buenísima- y dos más mayores: Chus Lampreave y Luis Ciges, que eran dos monstruos también:

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Aversión justificada a los selfies. Una petición: ¡dejen de pedirlos!

La entrevista va recorriendo distintos momentos mediáticos de la vida televisiva de Wyoming, como el episodio Hermann Terchst, que cuenta en detalle. Cómprense el libro y lean con detalle la apasionante historia de una gran farsa.

Habla del momento selfie o foto digital, que ya es una costumbre dramática para los famosos actuales. “Es un coñazo. La gente te ve y tú estás tan tranquilo y te dicen:”Una foto“, sonríes y te dicen:”Qué serio eres, no eres tan gracioso“. Y yo:”Bueno, es que como no estamos en el programa, no estamos trabajando“. A un cirujano no se le pide que vaya con un bisturí rajando gente por los autobuses”.

“Yo he sido famoso toda mi vida, desde que tengo unos treinta años, pero entonces la gene te veía y decía: Mira, ahí está ese”, te miraban y alguna vez te pedían un autógrafo. Pero es que ahora, con las redes sociales todo el mundo quiere hacerse una foto para ponerla en su puñetero facebook“.

Qué opina el director de 'El Intermedio'

La entrevista y el perfil de El Gran Wyoming se completa con un texto de Maikol, director de 'El Intermedio'.

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Maikol dice que Chechu “lleva treinta años en televisión y sabe muy bien que es estar arriba y abajo” y “tiene claro que es un privilegiado”. Wyoming “sabe que no es un programa como hay tantos en los que te da vergüenza decir que estás” y escribe irónicamente que “es fácil trabajar con él porque es un tipo inteligente a pesar de ser presentador de televisión”.

En fin, hay que leer el libro de Antonio Contreras. Si les interesan estos personajes, no tiene desperdicio. Les ha sacado muchísimo jugo.

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