Jornadas Broadcast

Profesionales implicados en la TDT coinciden en que España “llega tarde”

Representantes de los diversos sectores implicados en el impulso de la Televisión Digital Terrestre (TDT) coincidieron hoy al señalar que España “llega tarde” a la implantación de esta tecnología, y que ha pasado a “furgón de cola” en Europa. Proveedores de señal, operadores, fabricantes de equipos y diseñadores de servicios interactivos, analizaron hoy con pesimismo el panorama de la nueva televisión.

En las Jornadas Profesionales Broadcast se dieron cita esta mañana Eladio Gutiérrez, director de RTVE digital; José María Martín Guirado, director general de medios digitales de Vocento; Pedro Mier, miembro de la junta directiva de AETIC (Asociación Española de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones); Joan Rosés, director de Activa Multimèdia Digital; y Joan Manuel Espejo, director de Desarrollo de Abertis Telecom.

Los expertos analizaron los modelos británico e italiano, que ya han comenzado sus emisiones, y recordaron el intento fallido iniciado hace cuatro años por Quiero Televisión, que representaba la “locomotora en Europa frente a lo que hoy es el furgón de cola”. Si bien consideraron positivo contar con esta experiencia, vieron muchas sombras en lo que se refiere a la viabilidad de los nuevos canales.

“Lo que nos preocupa es ver si hay dinero para todos, porque el 1 de diciembre vamos a empezar a perder dinero porque emitiremos y no nos va a ver nadie, y como empresa estamos preocupados”, dijo Martín Guirado, que recordó por experiencias europeas que las TDT, una vez lanzadas, han obtenido audiencias de entre el 1 y el 3 por ciento.

El responsable de Vocento advirtió contra “las aventuras en la TDT”, y apostó por un modelo de negocio tradicional, “que no pierda de vista que lo que el consumidor quiere es ver la televisión”. Por ello, aseguró que el modelo de negocio más exitoso sería el mixto, que incluyera contenidos en abierto y de pago por evento.

ESFUERZO DE LA ADMINISTRACIÓN

Todos los presentes defendieron poner en marcha acciones comunes para que el esfuerzo no recaiga sólo en los operadores de televisión. Los responsables de las dos televisiones presentes relataron su experiencia negativa con la instalación de la TDT en sus propias comunidades de vecinos, por lo que reclamaron más esfuerzos al Gobierno. “La Administración todavía puede hacer mucho --dijo Martín Guirado--, porque los únicos que pagan con su dinero la nueva tecnología somos los operadores, pero aquí muchos sectores van a hacer mucho negocio”.

Para Eladio Gutiérrez, el modelo a imitar es el de Estados Unidos, que ha exigido por ley a los operadores que emitan en digital, o de lo contrario perderán sus licencias. Además, dijo, a los aparatos de televisión que se ponen a la venta se les impone un impuesto especial si no llevan integrado el receptor de TDT. Por ello, reclamaron una legislación adicional que imponga condiciones a los sectores implicados, como la subvención de las nuevas instalaciones a las comunidades de vecinos.

Según Pedro Mier, ésta es “la segunda y última oportunidad para la TDT”. Para no fallar, recomendó que todos los sectores implicados se pongan de acuerdo y consideró “crucial” que exista una fecha de apagón. A su juicio, la tarta publicitaria se va a multiplicar, de la misma manera que se multiplicó la publicidad en la radio tras la aparición de la FM y las emisoras locales.

Sobre el futuro de esta televisión, el directivo de AETIC auguró un cambio radical en el modelo de consumo, en lo que coincidió Rosés, que planteó un audiovisual “asincrónico”, basado en la posibilidad de grabar y seleccionar los contenidos a la carta, lo que, se advirtió, podría poner en peligro la publicidad de 'spots'. Según sus propuestas, los espectadores pasarán a consumir los audiovisuales de otra forma, y a gastar más en contenidos paralelos interactivos

Sin embargo, para los representantes de las televisiones, los ingresos por aplicaciones interactivas no supondrán más de un 10 por ciento del total, y defendieron pautas de consumo “social” por parte de los espectadores, similares a las actuales.

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