En Clarín, de Buenos Aires

“Rumores de divorcio y amoríos de Aznar con una actriz divierten a España”

La actriz Cayetana Guillén Cuervo, que acaba de presentar los Premios Goya ante una vasta audiencia de televisión, desmintió tajantemente la ola de rumores que la vinculan sentimentalmente con José María Aznar, el jefe del gobierno español. Las versiones, de todos los colores, se transformaron en alusiones transparentes y chistes de dudoso gusto, que se convirtieron en temas de varios medios por Internet y los programas de la prensa rosa, el santuario de los chimentos en televisión y radio. En el comunicado de su abogada, la dirigente socialista Cristina Almeida, la actriz rechaza la veracidad del “extendido rumor” que le atribuye “una relación de índole sentimental con un conocido político” a quien no identifica. “Los comentarios —dice— son absolutamente falsos, puras mentiras”. La abogada señala que su cliente “se tomó al principio la cuestión en broma”. Pero la cosa pasó a mayores cuando se empezó a hablar en programas de televisión con comentarios jocosos “que molestaron particularmente a la actriz”. Al final, la actriz amenaza con ejercer “acciones civiles o penales”. El diario El Mundo aborda el tema con gran despliegue y señala que “al parecer, según su círculo de amistades, hace más de dos años que la actriz conoce el cotilleo (chismes)”. El difundido periódico madrileño indica que “el bulo (rumor público falso) lleva unos seis meses siendo motivo de chistes entre algunos periodistas y hasta entre algunos colaboradores del presidente”.

Varios mensajes profusamente difundidos por Internet de forma anónima y transcriptos por El Mundo finalizan con la consigna: “¡Pasadlo! ¡Que se les destape el pastel antes de tiempo!”.

Que un conjunto de rumores sobre la vida privada de un político con las responsabilidades de José María Aznar —casado hace años, con tres hijos y que será abuelo en cuatro meses— se transforme en todo un tema informativo sólo puede explicarse por el envenenamiento cultural y mediático que produce el auge de los programas de chismes de los “periodistas del corazón”. Lo que comenzó al principio como una competencia en algún horario de la tarde con las revistas “rosas” se transformó en la clave de la audiencia en una competencia desaforada que combina insólitas “confesiones” personales, peleas a los alaridos en vivo y directo, la exposición de la vida privada de los famosos, el escándalo como mercadería diaria y algunos programas delirantes del llamado “reality show”. Todo aderezado para conseguir máxima audiencia.

Este material es el centro de la programación que cosecha una increíble difusión y por lo tanto con una extraordinaria recaudación publicitaria. En alguno de estos programas se mencionó una crisis matrimonial entre Aznar y su esposa Ana Botella. Poco después comenzaron las alusiones al “romance” con la actriz.

Las alusiones públicas, más o menos veladas pero para que las entendiera todo el mundo, aumentaron en cascada cuando Cayetana fue designada para presentar la noche de gala del cine español, los premios Goya, que tiene una audiencia cada vez más amplia por las polémicas políticas que siempre emergen en el acontecimiento.

Un artículo del propio diario El Mundo señalaba que la actriz “había sido elegida a dedo para presentar la gala de los premios Goya. Rumores aparte, Cayetana acapara la curiosidad pública”, confiaba.

La escritora Elvira Lindo en su columna del diario El País aportó su granito de mostaza. “Cada vez que oigo rumorcillos, porque la gente es muy mala, de que Aznar es humano y también tiene ojos para las mujeres y para las actrices, yo digo: cuidadito, Aznar sólo dejaría a su santa por Bush o, en su defecto, por Condoleezza Rice”, la asesora de seguridad del líder de la Casa Blanca. La culminación de tanto disparate llegó en la noche de los Goyas. El actor Diego Luna le preguntó a Cayetana. “¿Tienes novio?”, a lo que ella contestó: “Ni me lo nombres. Si tengo novio, no lo digo. Y aunque no lo diga me lo inventan”. Otra alusión envenenada se produjo mientras Diego Luna acercaba sus labios a los de Cayetana, jugando al romance ante las cámaras, y le preguntó: “¿Me afeito el bigote?”. Ella respondió con gesto cómplice: “Sí, mejor”. Por si algún marciano recién llegado a España no está enterado, informamos que a Aznar se lo conoce como “El Bigotes”.

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