Crítica

“Telecinco da siempre el mismo programa”

Echemos un vistazo a cualquier martes, miércoles o jueves de Telecinco. De la mañana a la noche, el mismo programa, aunque disimulen cambiando de presentadores y plató (sólo para despistar). Con evidente espíritu olímpico, lo que hay es una carrera de relevos hacia la nada. Sólo cabe esperar que algún día se estrellen. Carolina Ferre, fresca como una lechuga, es la primera en salir. Da el cartucho de la posta a Idoia Bilbao en ese ente que es el Tomate (es igual quien lo presente, como si lo hace el indio que canta «Del Pita, pita, del»). Ésta se lo da a Carmen Baños («¿Vienes dispuesta a contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?», pregunta a una invitada). Y la Baños se lo da a Jordi González, que pone el fin de fiesta con el orgasmo femenino, después de haber seguido el mismo guión de todos sus compañeros y de haber vampirizado lo que se ha dicho en los relevos anteriores. Como variación, «TNT» aporta a «Torito», que deja al Pablo Carbonell de «CQC» a la altura de Soler Serrano. Si no le han partido la cara ya es porque cuando uno sale en la tele, como cuando entra a un aeropuerto, va dispuesto a perder todos sus derechos civiles. Entre medias colocan algún informativo, concurso o serie para que no se note demasiado el truco. Tienen que hacerlo porque Karmele y Lydia necesitan recuperarse de una carrera a otra. Y al día siguiente, vuelta a empezar. Es como «Atrapado en el tiempo».

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