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“The Swan” confirma la fiebre por la cirugía estética en televisión

El auge de los concursos de cirugía estética confirman una de las últimas tendencias televisivas asociadas al género de la telerrealidad: la promesa del look deseado a golpe de bisturí. El último exponente es “The Swan” (El cisne), un reality show de la Fox que somete a sus participantes a una profunda y sorprendete transformación física. “The Swan”, cuyos derechos para España posee Grundy (“Hay trato”), emitirá su último programa el próximo 24 de mayo. La Fox está tan satisfecha con la audiencia de esta primera temporada que ya ha encargado a la productora una segunda edición para lanzar en septiembre. Desde su estreno, el pasado 7 de abril, “The Swan” ha proporcionado a la Fox uno de sus mejores registros de audiencia, aparte de “American Idol” y “24”, dos de las joyas de la cadena de Murdoch. Una media de 9.2 millones de americanos conectan semanalmente con el programa para ver a un “patito feo” convertirse en “cisne”. Dos mujeres con un físico corriente son aisladas durante 3 meses. Principalmente, el programa somete a las aspirantes a un intensivo programa de ejercicio físico, dieta estricta y terapia psicológica para ayudarles a conseguir sus metas y gustarse más a sí mismas. Pero lo que más diferencia a “The Swan” de otros programas clásicos de cambio de imagen –y lo que más ha enfurecido a los críticos-, es la tranquilidad con la que las concursantes asumen los riesgos del quirófano para conseguir el físico con el que siempre han soñado, sometiéndose a todo tipo de cirugía plástica si el programa lo considera oportuno. Entre las operaciones que realiza el programa, figura el aumento de pecho, levantamiento de cejas, operación de nariz, liposucción, inyecciones de colágeno, etc. Al final de cada programa, una vez “transformadas” las dos mujeres, un jurado decide cual de las dos ha conseguido el mejor resultado final. Ésta pasa a la siguiente fase, que consiste en una gran final en la que todas las ganadoras semanales compiten por salir coronada como “El cisne”. “Extreme Makeover”, el pionero en USA A pesar de su éxito, “The Swan” todavía no ha conseguido superar en audiencia a “Extreme Makeover”, un formato muy similar que inauguró la “moda del bisturí” en EE.UU. a través de la cadena ABC. Una media de 9.6 millones de programas siguen semanalmente este programa -también basado en radicales cambios de imagen mediante operaciones de cirugía plástica-, del que ya se está ofreciendo una segunda temporada a raíz del éxito de la primera. La MTV promete el look de un famoso La MTV también se ha apuntado a la tendencia con “I want a famous face”, un formato que da un paso más en el género al prometer a los participantes -la mayoría adolescentes-, que conseguirán parecerse a sus ídolos a golpe de bisturí. La cadena musical defiende el polémico “Quiero una cara famosa” alegando que se trata más de un espacio documental que de reality show. La MTV no paga las operaciones de los jóvenes que quieran tener el look de Brad Pitt, Jennifer López, Pamela Anderson o Elvis. Eso sí, muestran el proceso con todo lujo de detalles. La VH1 apuesta por el sistema tradicional Por su parte, la cadena musical VH1 ya está anunciando “Flab to Fab”, que también someterá a un grupo de mujeres a un profundo cambio de imagen durante 90 días para mostrar los resultados al final. La única diferencia con los formatos anteriores es que éste no incluye “cirugía estética”, sino que las participantes tendrán que conseguir su sueño con el método tradicional, es decir, a base de pasar hambre, hacer ejercicio físico y ponerse en manos de un buen estilista. También recibirán la visita de famosos que les darán sus consejos para conseguir su objetivo. Los resultados se emitirán en dos especiales, el 10 y el 24 de mayo. La productora de “Flab to Fab” es Evolution Film and Tape (también responsable del reality show de gays “Boy Meets Boy”). Polémica por la versión italiana de “Extreme Makeover” En Italia, un reality de cirugía estética, “¡Bisturí! Nadie es perfecto”, causó estupor a comienzos de año al mostrar con todo detalle una operación de senos. Los televidentes inundaron la central telefónica del canal con sus llamadas de protesta, una asociación de espectadores instó a los fiscales de Roma a presentar acusaciones de obscenidad, el Vaticano denunció la “sordidez'' del programa y algunos anunciantes retiraron su publicidad. El programa ofrecía cirugía plástica gratuita a personas descontentas con su físico: nariz aguileña, orejas enormes o senos pequeños. La presentadora de ”Nadie es perfecto“, Irene Pivetti, ex presidenta de la cámara baja del Parlamento, insinuó en una entrevista que la sociedad italiana no estaba preparada para aceptar el programa, ya que hasta hace poco la cirugía plástica no estaba al alcance del común de los mortales sino sólo de los ricos y famosos. La conductora del programa también aclaró entonces que el programa italiano no era tan extremo como el original americano, el ya mencionado ”Extreme Makeover“. Puso como ejemplo caso de una de las ”ganadoras'' del programa, una mujer de 47 años que concretó su sueño de aplanarse la tripa. “Sigue siendo un ama de casa con su cara de 47 años, sus caderas siguen siendo demasiado anchas'', dijo Pivetti al rechazar las comparaciones con el programa estadounidense, en el cual se transforma a las participantes desde la punta del cabello hasta las uñas de los pies. Raffaella Saso, una sicóloga que estudió las actitudes de los italianos hacia la cirugía plástica, dijo que ésta empieza a ganar aceptación en el país, pero que muchos pudieron sentirse ofendidos por el carácter íntimo y sangriento de las imágenes. Por su parte, Pivetti defendió la crudeza de las imágenes, que definió como un ”acto de responsabilidad'' para con los televidentes, que podrían pensarlo dos veces antes de someterse a cirugía plástica.

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