Crítica ABC

Se apaga la vida en Marte

Aunque los árboles de sus cada vez más polémicos contenidos no han dejado a veces ver la verdadera magnitud de uno de los bosques más importantes de la reciente historia televisiva, el adiós de «Crónicas Marcianas», que se hará oficial mañana, supone algo más que un mera despedida. Es el final de una era, el «big bang» del mundo catódico nocturno tal y como hasta ahora lo conocíamos, y marca el principio de una época de reconstrucción en la que los muchos que no pudieron en vida, tratarán de aprovechar la defunción de la intratable producción de Gestmusic. Y es que «Crónicas» ha sido el paradigma de lo que los expertos denominan «killer format», un espacio capaz de devorar audiencia y competidores, una de esas excepcionales anomalías con la que un día sueñan con despertar entre sus manos los programadores. La primera página de «Crónicas» se escribió el 8 de septiembre de 1997. Era el comienzo de una historia cuyo prólogo había escrito Pepe Navarro y su «Esta noche cruzamos el Mississippi», el espacio que enseñaría cómo debía ser la grafía, directamente heredada de modelos norteamericanos, de los renglones torcidos de los «late shows» que no quisieran abonarse a un sueño eterno en cuestión de semanas. El 18 de septiembre de 1995, Navarro dio el pistoletazo de salida para que el «late night» dejara de ser una franja residual. En la campaña 95/96, el magazín cosechó un 30,7% de cuota; en la 96/97, se quedó en el 28,5 por ciento, cifras tan rotundas como para que nadie pudiera pensar que la plaza no era lo suficientemente importante como para no plantear una buena batalla. El modelo Mississippi El punto de inflexión para la eclosión de Sardá fue el fichaje en 1997 de Navarro, que nunca debió cruzar el Mississippi, por Antena 3, para conducir «La sonrisa del pelícano». El cara a cara entre los dos presentadores comenzó con clara superioridad de Navarro en septiembre, «Crónicas» se aproximó en octubre y le ganó la partida en noviembre. Cuando parecía que las hostilidades no habían hecho más que comenzar, Antena 3 decidió retirar «La sonrisa» por vulnerar el Código Deontológico de la cadena. Era el 1 de diciembre de 1997, la fecha que marca el verdadero comienzo de la era marciana en el planeta televisivo. Esa primera campaña, el magazín de Sarda cerró con un 22,6 por ciento de «share»; Antena 3, con un 26 por ciento, consiguió dominar la franja, un hecho que sólo los más viejos del lugar recuerdan. Desde entonces, la progresión de «Crónicas» fue imparable. Pisó definitivamente el acelerador en la campaña 99/00 (28,7 por ciento), quedándose sin referentes en los últimos cuatro ejercicios, que ha cerrado por encima de la barrera del 30 por ciento. Marcó su tope el pasado curso, con un espectacular 35,3 por ciento. Ahora, lo único cierto es que Sardá seguirá sobrevolando Marte hasta junio; después se abre un mar de incógnitas sobre su futuro profesional y el de una franja en la que pudo y supo reinar durante más de un lustro.

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