Las cadenas siguen incumpliendo el código de corregulación
El Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales (OCTA), colectivo que integra una amplia variedad de organizaciones sociales, y al que pertenece también el Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, ha hecho público su segundo informe de evaluación sobre la aplicación del Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia, correspondiente al mes de Mayo. Dicho Código fue suscrito el pasado 9 de diciembre por las cadenas de emisión nacional públicas (TVE-1 y LA 2), y las privadas Antena 3, Telecinco y Canal +, bajo la orientación del Gobierno. Según esta asociación, en la franja de especial protección (de 17 a 20 horas) la oferta televisiva sigue siendo “claramente inadecuada” para los menores, debido a programas que, según el observatorio, “se dedican a comentar y reproducir escenas de los concursos 'reality' para adultos”. En el informe se valora positivamente la eliminación de los pitidos en los programas, ya que “apenas impedían oír las palabras malsonantes”. En este sentido, explica que, “aunque se ha intentado rebajar el tono de estos contenidos, el problema está en que los formatos televisivos que se emiten en ese espacio son, por su propia esencia, inadecuados para los menores. Y ello no tanto por los temas tratados cuanto por el modo sensacionalista, crudo y explícito de tratarlos”, afirman en sus conclusiones desde el Observatorio. Así, el OCTA destaca que hay abundantes “ejemplos de expresiones soeces, intolerantes y machistas, de situaciones de elevada violencia verbal, de conflictos familiares y sociales en ocasiones sórdidos” tales como malos tratos a la mujer y a ancianos, abusos y pornografía infantil, amenazas, referencias a la infidelidad o promiscuidad sexual. “Contenidos todos ellos que -afirma en su informe OCTA-, al no contar con ninguna orientación de edad, son presentados por las cadenas como aptos para todos los públicos”. Por último, el Observatorio reclama de las cadenas un mayor esfuerzo y compromiso con el citado Código de Autorregulación, ya que, en su opinión, “no hace sino interpretar la legislación existente, y que se planteó desde sus inicios como una medida eficaz ante la inexistencia por ahora de un Consejo Superior de lo Audiovisual”, concluyen.
