Debate en Europa

¿Están en crisis los Consejos Audiovisuales?

El Gobierno incluye en su plan de reforma del sector audiovisual la creación de un Consejo Audiovisual de ámbito estatal. El Ejecutivo argumenta que se trata de una asignatura pendiente en España puesto que nuestro país es uno de los pocos en Europa que no disponen de un organismo de control televisivo a nivel nacional. La iniciativa del gobierno de Zapatero sería razonable si no fuera porque la puesta en marcha del Consejo estatal se va a producir en un momento en el que hasta los Consejos Audiovisuales más antiguos y con más tradición, como el británico, se están replanteando su utilidad en un futuro inmediato. ¿Es adecuado el Consejo Audiovisual para el nuevo marco digital? ¿Por qué cuestionan los británicos la utilidad de los Consejos Audiovisuales? La razón principal es que el sistema audiovisual, tanto el español como el de todos los países de Europa, está a punto de sufrir una transformación de gran magnitud por la transición a la TDT. La atomización, que genera la multiplicación de sistemas de transmisión, de opciones y de contenidos, replantea la utilidad de la regulación tal como se ha hecho hasta ahora. La BBC, siempre la BBC. Cada vez que se quiere poner como ejemplo un modelo de audiovisual público se menta a la BBC. La radiotelevisión pública británica ha sido el referente principal para los expertos que han diseñado la reforma de RTVE. La experiencia británica, francesa y alemana también ha sido considerada para diseñar nuestro futuro Consejo. El Consejo Audiovisual británico (el prestigioso Office of Communications) es un buen referente para nuestro organismo regulador estatal. Pero no todo es alegría en el paraíso de la televisión británica. Precisamente ahora, algunos miembros del OfCom han empezado a sopesar el impacto que tendrá en la regulación el apagón analógico y la transición a la TDT que ya estamos empezando a vivir. El OfCom se plantea si el sistema de regulación que se dieron los ingleses en los últimos años no quedará obsoleto muy pronto, dada la complejidad de la nueva era digital. ¿Será útil el Ofcom en este futuro que ya empieza hoy? Para contribuir al debate, Vertele recomienda leer las ponencias que dos miembros del OfCom presentaron en una Mesa Redonda sobre Convergencia en las Comunicaciones Audiovisuales celebrada el pasado 2 de junio: -Robin Foster, Miembro de Ofcom y responsable de Desarrollos Estratégicos y de Mercado -Stephen A. Carter, Consejero Delegado, OfCom Los dos expertos cuestionan la regulación tradicional en un mercado en que los contenidos circularán y llegarán a los usuarios a través de la televisión tradicional (con cientos de canales digitales), Internet con el triple play (TV+Llamadas+ADSL), teléfonos móviles (la nueva generación con vídeo y audio de calidad que ya está aquí), playstation (los fabricantes van a incorporar Internet y canales específicos de TV para sus usuarios) o través del nuevo PVR (personal video recorder). ¿Llegamos tarde los españoles al Consejo Audiovisual? Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar. El refranero popular español nos ayuda a introducir el debate. Si el Consejo Audiovisual británico se cuestiona la utilidad de su propia existencia, nos debemos preguntar si la reforma del sistema audiovisual que impulsa ahora el Gobierno de Zapatero en España es la correcta. ¿Servirá nuestro Consejo para la nueva era digital? ¿Es útil, oportuno, práctico, adecuado, poner en marcha ahora nuestro Consejo Audiovisual justo cuando Europa cuestiona la misión de los organismos regulados y ya están estudiando nuevas vías de regulación?

Menos regulación y más confianza en el mercado Los dos ponentes británicos llegan a la conclusión de que la convergencia limitará las funciones y competencias del regulador y obligará a tener una mayor confianza en el mercado y la autorregulación de los creadores de contenidos y operadores. Robin Foster (miembro de OffCom y responsable de Desarrollos Estratégicos y de Mercado), defiende en su ponencia que se avecina “un mundo muy distinto y más convergente que el actual”, en el que “tendremos que aprender a confiar en los mercados más que en el pasado” y “a confiar en que los consumidores individuales y las compañías ejerzan su parte de responsabilidad en dichos mercados, en los que se hará un hincapié cada vez mayor en la autorregulación y la corregulación”.

“En un mundo en el que cambian tan rápidamente las demandas tecnológicas, de los negocios y los consumidores, las normativas presentan grandes riesgos y elevados costes potenciales. Las intervenciones normativas, sin importar cuán buenas sean sus intenciones, pueden poner en peligro el desarrollo e innovación del mercado en lugar de potenciarlo. Las reglas que se establecen para proteger a los consumidores pudieran haber quedado ya obsoletas incluso antes de alcanzar la fase de proyecto de ley”. Foster señala que “uno de los efectos de la globalización actual es que las normativas que se establecen e imponen a nivel nacional pueden resultar cada vez menos eficaces” Y apunta que “por supuesto, esto no significa que debamos tirar a la papelera todos nuestros principios normativos actuales, pero sí que vamos a tener que plantearnos las cosas nuevamente para ver cómo se pueden adaptar y aplicar en este nuevo mundo digital y de banda ancha”.

Foster menciona tres áreas en las que es necesario redefinir el marco normativo: • La asignación del espectro radioeléctrico para los servicios de contenidos y comunicaciones.

• Garantizar una competencia eficaz en el suministro y distribución de contenidos

• Asegurarnos de que el interés público se dirija hacia el contenido. Tras un rápido recorrido por estos tres temas, Foster concluye que “tenemos ante nosotros algunos desafíos normativos y relativos a las políticas de aplicación bastante complejos” y expone sus conclusiones: • Primero: Que tenemos que estar preparados para confiar más en que los mercados puedan ofrecer los mejores resultados para los ciudadanos y consumidores. Ya no resulta posible o deseable que los organismos reguladores planifiquen cuál es el mejor uso que puede darse al espectro radioeléctrico o que seleccionen a los ganadores de ciertos mercados o tecnologías clave, ni que tengan que imponer las estructuras deseadas para cada sector. Es más práctico fomentar la innovación y el crecimiento dinámico a través de los procesos del mercado. • Segundo: Que resulta más importante que nunca garantizar de manera eficaz la existencia de mercados competitivos, pero también la intervención clara y transparente que haga frente a los fallos del mercado. La competencia en los mercados radiotelevisivos requiere un tratamiento especial, al menos a medio plazo, puesto que estamos pasando de un régimen regido por un control férreo a uno que, al menos en potencia, será mucho más abierto. • Tercero: Que necesitamos unos instrumentos que permitan garantizar los objetivos principales de interés público, lo que podría implicar una menor reglamentación o una auto-reglamentación en algunas áreas (tales como las relacionadas con los estándares de contenido). La ponencia señala que deberíamos buscar modos de reducir dicha intervención en un futuro. “En estas tres áreas” –prosigue el miembro del OffCom- “será fundamental ser lo más transparente posible en lo que se refiere a los objetivos últimos, además de en los costes y beneficios de las medidas que se tomen. Entre las herramientas normativas estándar deberían contarse el realizar valoraciones claras sobre las repercusiones potenciales de las medidas que se tomen. Tenemos que ser mucho más claros y precisos al comunicar lo que deseamos, las compensaciones que se están realizando, y los motivos que hay detrás de nuestras decisiones finales. En resumen, podemos decir que tenemos un buen desafío ante nosotros y un amplio margen de tolerancia normativa si adoptamos el enfoque adecuado. En Ofcom estamos deseando tener ante nosotros este reto y comenzar el debate acerca cómo podemos hacerle frente del mejor modo posible”. ¿Se deben extender a internet las normas actuales de regulación? Por su parte, Stephen A. Carter, Consejero Delegado de OffCom, se pregunta: “¿Cómo pueden las políticas públicas (y los encargados de éstas: los legisladores, gobiernos y organismos reguladores) mantenerse al día con los cambios tan rápidos que se están produciendo en la tecnología y en los desarrollos del mercado?”. El directivo del Consejo Audiovisual británico analiza los principales retos que trae la convergencia. Entre ellos, el de la redefinición de la normativa en materia audiovisual. La pregunta que se plantea es si es justo “regular” la televisión hertziana y digital y dejar en cambio libertad absoluta a todas las emisiones que se difunden a través de internet. “¿Se deben extender al espacio IP las normas actuales que se aplican sobre las emisiones de radio y TV? De momento, la respuesta de los canales tradicionales permanece relativamente clara. Sus contenidos llegan sin problemas a los hogares de la gente; y esperan razonablemente que los reglamentos en vigor sigan protegiéndoles… a ellos y, más importante aún, a sus hijos, para evitar inesperadamente algo que les pueda molestar o dañar. Pero, ¿qué ocurre con la IPTV? ¿O con híbridos de contenidos con componentes tanto emitidos como de banda ancha? ¿Y que ocurre con los contenidos que se descargan en dispositivos móviles y de mano y que emplean los niños y jóvenes sin supervisión paterna alguna? La Unión Europea, al revisar la Directiva TV Sin Fronteras, está dando algunos tímidos pasos para dar respuesta a dichas preguntas. Por su parte, Ofcom está trabajando con la cadena de contenidos convergentes y de distribución para ver si la industria puede establecer un sistema de clasificación de contenidos más uniforme. De esta forma, los consumidores mismos podrían tomar decisiones mejor informadas sobre los contenidos que desean recibir, sin importar el dispositivo o plataforma a través del que lo vayan a hacer”. ¿Qué pasará con la tecnología inalámbrica? En cuanto al asunto del espectro inalámbrico, Carter coincide con Foster. “El ritmo al que está cambiando la tecnología inalámbrica es tan elevado que el modelo de mando y control de las políticas tradicionales ya no es suficiente. Por este motivo, el Reino Unido, al igual que otros colegas de la OCDE, está avanzando por el camino de los mecanismos de mercado; cotización, subastas y liberalización del uso para permitir que la convergencia se pueda servir de las tecnologías inalámbricas. Quizás no debiera sorprendernos saber que estos conceptos son bastante más populares entre los innovadores y nuevos participantes que entre sus titulares”.

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